22. Un alma vacía

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Los chicos estaban en la cafetería hablando, debatiendo sobre el triángulo de las bermudas, porque sí, jamás podían faltar aquellos temas tan estrafalarios con los que se aparecía Taehyung. Quien claro pensaba que tenía que ver con aliens, mientras que los chicos decían que quizás la gente desaparecía porque había un gran agujero negro o agujero de gusano que los llevaba a otra dimensión. Namjoon decía que para él era un monstruo gigante que vivía en las aguas de allí. Hoseok pensaba lo mismo, y Taehyung le recriminaba, diciéndole que era traición que como su novio, no creyera en los aliens también.

- ¿Pueden hacer menos ruido? Espantarán a los clientes – les regañó Jungkook, quien estaba retirando las tasas y platos sucios de las mesas de la cafetería, el lugar donde trabajaba ya desde hacía meses.

- Déjalos, es entretenido escuchar sus teorías – habló Ten, fomentando su comportamiento.

- Eso, además somos clientes también y el cliente siempre tiene la razón – comentó Jin con una expresión de superioridad en su rostro y el pelinegro puso los ojos en blanco, siguiendo con los suyo.

Desde que habían comenzado las clases nuevamente, Jungkook había estado trabajando en la cafetería con Ten. Ambos eran buenos amigos ya que compartían muchas materias juntos, hacían la misma carrera, por lo tanto su relación fue mejorando con el tiempo.


Hacía meses Jungkook había comenzado a tener una buena relación con uno de sus profesores. Era un señor de confianza, de aquellos que tienen tanta experiencia en la vida que te impresionas y prestas atención a penas empiezan a hablar. Le admiraba, porque era un amante de su trabajo y apasionado. No era muy mayor de todas formas, quizás tendría unos 50 años o algo menos inclusive.


- Mi esposa amaría estas fotografías – comentó al ver las fotografías de la exposición de Jungkook – Ella siempre me dice que en el mundo hay tantas cosas que no vemos por estar tan preocupados en nuestras obligaciones – rió, probablemente recordando cuando escuchó eso de los labios de la mujer – Es bueno detenerse a ver lo que hay a nuestro alrededor – sonrió y suspiró – A veces pensamos que la felicidad está en otras cosas cuando la realidad es que está justo frente a nuestros ojos.

- Sí... luego de revelar estas fotos... noté eso – estaba pensativo, observando las fotos con su profesor de compañía – Me pregunté si estaba bien exponerlas...

- ¿Por qué no lo estaría?

- Porque... es algo muy personal – dijo mirando al piso, algo intimidado por la situación.

Él siempre había tenido una buena relación con su profesor e incluso habían hablado luego de clases más de una vez, sobre los temas que se estaban tratando esas semanas o sobre simples preguntas curiosas que Jungkook tenía, pero aún así, era extraño mostrar una parte de su vida en un ámbito tan convencional y formal como lo era la universidad.

- Las fotografías son personales, Jeon – comentó y eso hizo que el pelinegro guiara su mirada a él – A veces, incluso aunque les muestres a las personas lo que estabas viendo en ese momento, no todas van a tener tus mismos ojos para poder interpretarlo – aclaró su voz para seguir hablando – La fotografía es un arte, y puede ser interpretado de cualquier manera, pero aún así – continuó – cuando fotografiamos algo es porque algo de ese momento nos llamó la atención o nos pareció especial, nos pareció que valía la pena congelarlo, por lo tanto, una foto puede tener miles de sentimientos escondidos para el fotógrafo, los cuales son completamente invisibles para quien ve la foto.

- Sí, entiendo – asintió, sintiéndose bien por un lado y algo triste por otro – Lo primero que pensé cuando vi las fotos fue en cómo me sentía en ese momento.

•TEAR ~ [JIKOOK]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora