8. Que comience la fiesta

268 38 9
                                    

El tiempo pasó prácticamente volando. Un mes donde las cosas habían ido bastante bien, no muy fuera de lo normal, excepto por el hecho de que Jungkook ya había salido reiteradas veces con Taeyang, dándose cuenta que la pasaba muy bien con el rubio. Le gustaba, no es que estaba enamorado o algo muy profundo, simplemente era un chico divertido y ardiente como el infierno. Era un buen partido.

Por otro lado, Jimin había estado también en su mundo, saliendo con una chica. Ambos estaban bien con sus respectivas vidas y con las cosas que compartían. No había habido discordias mayores, más allá de alguna rabieta. Lo único que era un poco diferente, eran sus encuentros sexuales, pues ya no sucedían muy a menudo y Jungkook mentiría si dijera que no se moría de ganas de estar con el castaño.


- ¿Saldrás? – Preguntó Jungkook al salir del baño, después de haberse duchado. Jimin había tomado las llaves de su auto.

- Sí, voy a ver a Seulgi – se puso su chaqueta y se preparó – probablemente vuelva mañana.

- Oh, está bien – asintió desanimado, mientras secaba su cabello con la toalla.

- ¿Sucede algo? – preguntó. Jungkook se acercó a él, estando sólo con su bóxer puestos.

- Me habías prometido que jugaríamos una partida de Overwatch – Al acercarse, Jimin pudo sentir el aroma fresco del cuerpo de su amigo y el de su shampoo – íbamos a pasar tiempo juntos ya que últimamente estamos siempre ocupados en nuestras cosas.

- Sí, lo siento, es sólo que ella quería hablar conmigo de algo importante y no quería que fuera en la fiesta – explicó, mientras el pelinegro no podía evitar sentirse molesto, pero aún así le sonrió, no quería verse como un estúpido, bastante dejaba su orgullo por él en muchas ocasiones.

- Bien, pero me la debes – le advirtió. Jimin le devolvió la sonrisa y le pellizcó el cuello.

- Te lo compensaré.


Aún sin Jimin en la casa y sus pensamientos agobiándole porque sentía una ansiedad que no le permitía dejar de caminar por todo el living, decidió intervenir en aquel estado suyo lamentable. Tomó su celular y enviar un mensaje fue suficiente para que en media hora Taeyang tocara el timbre de su casa.

Eran tan fogosos que a penas él abrió la puerta, ambos se besaron con intensidad, cerrando con un portazo, sin ninguna clase de introducción, Taeyang sabía para qué estaba ahí. Apretó a Jungkook contra su cuerpo.

- ¿Tu amigo se fue? – preguntó entre besos con una actitud divertida.

- Sí, así que podemos hacerlo cómo se nos de la gana.

- Aunque creo que lo hemos hecho de todas las formas posibles – habló mientras recorría con sus labios el cuello del menor – En la ducha, en el piso, en la cama, en el auto, contra la pared... - susurraba y aquello le daba cosquillas a Jungkook, sacándole una pequeña risa.

- Pero no lo hemos hecho en la cocina.

- Oh, buen punto – asintió y comenzó a empujar al pelinegro hacia atrás, llevándolo a la cocina del departamento.

- En la mesa – especificó, tomando los labios del rubio con los suyos, quien le obedeció de inmediato.

A Jungkook le parecía extremadamente excitante hacerlo en la mesa porque ya lo había probado, lo había hecho varias veces allí con Jimin.

Fue presionado contra la mesa mientras las manos de Taeyang le recorrían todo el cuerpo, quitándole la ropa y subiéndolo a la mesa. No podía evitar decirle cosas como "Qué caliente que eres". A Jungkook le encantaba que le dijera aquellas cosas, o que le hiciera saber que le deseaba, aún más cuando lo decía con esos ojos rasgados que le daba una mirada tan profunda.

•TEAR ~ [JIKOOK]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora