A la mañana siguiente Vegeta despertó a primera hora del día. Instintivamente buscó la presencia de Bulma a su lado y al no verla recordó todo lo que había sucedido el día anterior.
Mientras se ponía su ropa de entrenamiento miles de pensamientos llegaron a su mente; algo en su interior le decía que las cosas no iban a mejorar sin embargo como Bulma le había dicho él debía tomar una decisión, pero no tenía ganas de meditar nada ni de repasar opciones porque estas no existían. Él no iba a irse a ningún lado sólo porque un sujeto había aparecido vociferando ser su hijo... aunque por su puesto el parecido físico era considerable. Su hogar estaba con Bulma y Trunks y no quería dejar la vida que ya había construido por tonterías. Ese mal presentimiento que lo invadía lo estaba orillando a tomar las riendas del asunto develar de una vez por todas la verdad, porque Vegeta estaba convencido de que algo estaba muy raro, algo no encajaba pero no sabía qué.
Era claro que Tarlus no iba a quedarse ahí, no podía quedarse pero la idea de viajar a otro planeta y dejar sus comodidades se le antojaba ser un fastidio y aun no estaba más tiempo si Vegeta quería que hubiera tranquilidad en su casa, por lo cual estaba resuelto a sacarlo a patadas esa misma tarde. Pero algo de curiosidad lo asaltaba; y comenzaba a pensar que necesitaba conocer a la madre de Tarlus y aclarar el asunto. De resultar él su verdadero hijo entonces ya pensaría qué hacer. Pero no era tan sencillo, viajar a otro planeta y dejar sus comodidades se le antojaba ser un fastidio y aun no estaba muy seguro de su decisión.
— Necesito acabar con todo esto pero... ¡Maldita sea! —bramó Vegeta y salió de su cuarto en busca de su desayuno a la cocina.
Cuando el saiyajin llegó a la cocina se encontró con su mujer, que lavaba los trastes.
— Tú desayuno está preparado —comentó ella sin voltear a verlo. Vegeta se dio cuenta que en efecto su almuerzo estaba servido en la mesa.
Él se sentó y comenzó a comer. Pero después de algunos bocados se dio cuenta que el ambiente los hacía sentir incómodo; regularmente Bulma lo acompañaba a comer y platicaban de cosas triviales que a la terrícola se le ocurrían pero esta vez se notaba que ella lo estaba evitando.
— ¿Qué te pasa? —preguntó Vegeta molesto por tener que ser él quién iniciara el diálogo.
Bulma cerró el grifo del lavabo, secó sus manos y giró para encontrarse con los negros ojos de su esposo que esperaban una respuesta.
— Estaba esperando a escuchar la decisión que has tomado —compuso una sonrisa triste que Vegeta no pasó por desapercibido.
Vegeta se puso de pie dejando a un lado su desayuno lo que tomó por sorpresa a la ojiazul—. Voy a aclarar todo este asunto y te demostraré que tengo la razón. Tarlus no es mi hijo —dijo en tono de amenaza.
— ¿Una prueba de ADN quizás? Sería lo más rápido y fácil de hacer para salir de dudas, yo misma lo podría hacer.
— Exactamente tu lo has dicho, sería lo más fácil, sin embargo me conoces y ese calificativo no va conmigo —Bulma ya lo intuía desde el principio. Conocía a Vegeta y él iba a hacer las cosas a su manera—. Necesito una nave, la de Tarlus es muy pequeña para los dos y la necesito ahora mismo.
— ¿Qué tienes pensado hacer Vegeta?
— ¿Dónde demonios está ese insecto de Tarlus? —preguntó Vegeta ignorando completamente a Bulma. Aquel día no se había topado con el joven por lo que se concentró en buscar su Ki; al cabo de unos segundos lo sintió junto con el de Trunks—. Está con Trunks en la tercera planta —comentó Vegeta extrañándose de que esos dos estuvieran juntos.
Amos se dirigieron hacia donde provenía el ki de los dos chicos.
Tarlus compuso una sonrisa de malicia en su boca.
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El Otro Hijo
RomanceLa vida en Capsule Corp era buena para Vegeta y Bulma quienes ya estaban muy acoplados gracias al tiempo que ya habían pasado juntos. Sin embargo un hecho extraño llegará para cambiar las cosas: Una nave aterriza en el jardín de la corporación y de...