El viaje había sido algo largo, sin embargo Vegeta hizo un buen uso de todo ese tiempo en la habitación de entrenamiento que poseía esa nave, mientras que Tarlus se encargó de pilotear. En un principio ese chico había querido hacerle compañía pero Vegeta lo corrió a gritos.
Horas después Tarlus le informó a Vegeta por un intercomunicador que faltaban aproximadamente 30 minutos para llegar a su planeta, tiempo en el que el Saiyajin aprovechó para bañarse y cambiarse.
Al fin aterrizaron. Vegeta fue el primero en salir y cuando sus pies tocaron el suelo observó la inmensidad del planeta. Estaba tan molesto con la situación que en ningún momento había reparado en pensar cómo sería aquel planeta o que encontraria. Aquel lugar era parecido al original planeta Vegeta en donde el había crecido y el cual recibió el nombre por su padre.
El suelo era de tierra al parecer muy compactada pues se sentía muy dura al caminar y el paisaje estaba lleno de montañas de la misma tierra que hacía parecer alguna arena de entrenamiento al lugar, sin embargo una serie de casas modestas pero bien construidas se esparcía por el perímetro.
— ¡Te llevaré con mi madre! ¡Ella quiere contarte muchas cosas! Es por aquí —Tarlus no podía esconder su felicidad, su madre se alegraría mucho de ver que había conseguido encontrar a su padre, de ver que no le había fallado.
El joven saiyajin guió a Vegeta por un sendero que rodeaba una pequeña montaña de tierra y al final develaba una pequeña casa de dos pisos muy bonita.
Tarlus entró a la casa con desesperación, Vegeta con gesto torcido lo siguió. El lugar le estaba resultando familiar y molesto a la vez ya que lo remontaban a sus años de infancia misma que no fue muy agradable.
— ¡Mamá he vuelto! ¡está aquí! ¡lo encontré! —se le oía exclamar jadeante a Tarlus dentro de uno de los cuartos.
— Enseguida salgo —exclamó una mujer. Los músculos de Vegeta se tensaron de inmediato. Por alguna razón sentía como si quisiera atacarla nada mas verla.
La mujer salió de aquel cuarto y en cuanto lo hizo el semblante del príncipe de los saiyajin cambió al descubrir que se le hacía familiar; la mujer era delgada, de tez blanca con el cabello ondulado negro hasta la cintura y ojos negros, como la mayoría de los saiyajines, usaba un vestido de tela vaporosa y llevaba un peto igual a los que los saiyajines hombres usaban.
No tenía ni 5 minutos de haber llegado a ese planeta y ya empezaba a sentir que el esfuerzo y su sed de venganza por develar aquella artimaña se venían abajo. Conocía a esa mujer, de algún lado... sin embargo una laguna mental lo asaltaba gracias tal vez a que cuando estuvo con ella se encontraba bajo efectos del alcohol. Era muy pronto para dar todo por perdido, sin embago la posibilidad de que Tarlus fuera su hijo acababa de aumentar.
— Bienvenido — saludó con una amplia sonrisa aquella mujer y luego se dirigió a Tarlus—. Hijo, adelántate al castillo, quiero que les avises a todos.
Tarlus asintió y salió corriendo con alegría de la misma forma en que había entrado minutos antes.
— Ya que estamos los dos solos vas a explicarme que es toda esa tontería de que Tarlus es mi hijo.
— Todo a su tiempo mi querido Vegeta. Supongo que estás acostumbrado a tener la primera y la última palabra, eso no va a ser posible. Estás en mi planeta y en mi casa así que las reglas las pongo yo —amenazó la mujer que seguía sonriendo—. Sígueme —le ordenó y ambos salieron de la casa. Vegeta estaba comenzando a enojarse por las palabras de Vania ¿cómo se atrevía a desafiarlo y a darle órdenes?. La mujer comenzó a caminar a paso lento y Vegeta la siguió hasta colocarse al lado de ella. No sabía a donde iban por eso no se daba el lujo de ir a la cabeza pero eso tampoco significaba que iba a ir detrás de ella como si fuera un perro—. Cuando Freezer lanzó el ataque que destruyó nuestro planeta me encontraba cerca del palacio de tu padre... en esos valiosos segundos lo único que los saiyajines pudieron hacer fue colocar a sus hijos y algunas mujeres embarazadas en naves las cuales lanzaron a diferentes puntos del espacio para así asegurarse de que la raza saiyajin no moriría del todo. Yo tuve la suerte de ser encontrada y lanzada en la nave que me trajo hasta aquí con Tarlus en mi vientre. Curiosamente descubrí que muchas más naves de las pocas que se salvaron habían aterrizado en el mismo lugar que yo: un planeta vació sin rastro de nada. Como yo había algunas mujeres en cinta y niños pequeños o recién nacidos, así poblamos este lugar el cual llamamos Planeta V2 en honor a nuestro planeta natal —relató Vania y de pronto se ambos se detuvieron.
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El Otro Hijo
RomanceLa vida en Capsule Corp era buena para Vegeta y Bulma quienes ya estaban muy acoplados gracias al tiempo que ya habían pasado juntos. Sin embargo un hecho extraño llegará para cambiar las cosas: Una nave aterriza en el jardín de la corporación y de...