Desenmascarada

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Bulma había perdido la noción del tiempo que llevaba piloteando su nave en dirección a la tierra; a la científica le sudaban las manos que aferraba fuertes al volante. Tenia la vista clavada en frente tratando de distinguir alguna nave del ejército saiyajin, pero hasta esos momentos no había rastro de ellos.

— Mi nave es más rápida que la de ellos ¿por qué no los he encontrado? —se preguntó con frustración—. Aunque no debo olvidar que el espacio es enorme... quizás nunca los encuentro o ya los haya dejado atrás —Bulma se frotó la sien—. Todo esto es... —suspiró—, una verdadera locura, si me detengo a pensarlo ha sido una tontería de arriba abajo: Un supuesto hijo de Vegeta que resultó ser su hermano, una mujer saiyajin que se hacía pasar por la madre de Tarlus que en realidad se llama Tarble y que se proclamó reina hasta apenas unas cuantas horas atrás cuando en realidad fue una simple sirvienta del palacio que quería sentirse poderosa, ¡ahg! —recapituló Bulma con cierto aire cómico—. Y ahora esa mujer ordenó a ese ejército ir a destruir a la tierra por el simple hecho de querer matar a mi hijo... —Bulma sintió como se le hacia chiquito el corazón de pensar en su hijo, al cual había dejado con sus abuelos por ir detrás de su esposo—. Sé que Trunks es fuerte y no le ganarán con facilidad, pero ese ejército también lo es... soy tan tonta ¿cómo pude ir detrás de Vegeta y dejar a Trunks? —se reprochó—.tal vez fui egoísta y quería de regreso a mi esposo, quería demostrarle que él estaba en un error, que yo tenía razón y que no habría otra familia que lo quisiera más que la que habíamos formado él y yo —concluyó ella, asimilando el peso de sus acciones. Era cierto lo había hecho por Trunks, porque los días en que Vegeta había estado ausente su hijo se sumía lentamente en una especie de depresión, pero también lo había hecho por ella, debía admitirlo—. ¡Todo esto es por tu cul...!

Bulma no pudo terminar de maldecir ya que frente a sus ojos se había materializado a lo lejos lo que parecía ser un escuadra de naves: Acababa de encontrar al ejército saiyajin.

Ella sonrió — Sé que debo rebasarlos, sin embargo no cargué esta nave con armas a lo tonto —Bulma posicionó la nave exactamente de tras de los saiyajines y comenzó a dispararle logrando dárle a varias naves—. ¡Tomen esto!

Bulma siguió disparando y al parecer había tomado desprevenidos a los Saiyajines pues ya habían caído unas cuantas naves y ellos no mostraban reacción alguna, todavía. De pronto el rostro de Vegeta apareció en una de las pantallas de la nave de la científica. El príncipe saiyajin había visto la escena unos metros atrás ya que estaba viajando casi a la par de la nave de su esposa.

— Estúpida mujer ¿qué se supone que estás haciendo? ¡Te dije que te fueras!

— Tú no me vas a dar órdenes Vegeta —desafió ella— Además si estamos metidos en esto ¡es por tu culpa!

— ¿Mi culpa? ¿Acaso no eras tú la que quería que asumiera mi responsabilidad con Tarble?

— Yo no tenía la menor idea de que él iba a resultar ser tú hermano, además el que tuvo la brillante idea de irse y hablar con la madre de tu supuesto hijo fuiste tú!

Vegeta guardó silencio sin poder refutar nada más y adoptó su mirada seria. La pareja se miró por unos segundos a través de la pantalla sin decirse nada hasta que algo sacudió la nave de Bulma.

— ¡Son ellos! —exclamó ella al darse cuenta que los saiyajines le devolvían el ataque.

— ¡Vete! ¡Rapido! —ordenó Vegeta colocando su nave frente a la de Bulma cubriéndola y recibiendo el ataque.

Bulma no esperó a que Vegeta se lo dijera una vez más y siguió su camino a toda velocidad.

— ¡Estúpidos! ¡Están atacando a su Rey! —exclamó Vegeta apareciendo en la pantalla de la nave de Tarble.

El Otro HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora