Parte 8

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Abro mis ojos con pesar, estaba exhausta. Había tenido un gran día ayer, y digo gran no porque haya sido bueno.

Me levanto de la cama y abro las cortinas.

-¡Joder! -Cierro los ojos al sentir los luminosos rayos en mi rostro.

Sin ganas de nada camino hacia el tocador en busca de mi teléfono. Observo detenidamente la pantalla. No tenía notificaciones.

Cameron.

Candy.

Eran lo único en lo que podía pensar.

Dejo el móvil a un lado. Finalmente me cruzaría con ellos en el trabajo.

...

Luego de una larga ducha y un buen desayuno, me dirigí a la empresa, donde en el presente me encontraba.

-Hola, Teresa -Digo sin ganas.

-¡Selena, cariño! Te ves algo...

-¿Sin ganas? Tienes toda la razón -Bostezo.

-¿Qué pasa? -Me extiende el café.

-Mi vida es como un capítulo de La Rosa De Guadalupe.

-¿Por lo entretenido? -Me observa.

-Por lo dramático -Corrijo. Tomo un sorbo de café.

-Tienes que verle el lado bueno -Me intenta animar.

-No hay lado bueno, Teresa.

-Solo intentaba ayudar.

No digo nada. Tenía sueño y estaba de malhumor. Significaba peligro.

-Buen día, Teresa -Reconocía esa voz donde fuera.

Aaron.

¿Algo peor que tener una aventura con el chico que no le cae bien a tu mejor amigo? Que el chico sea tu jefe.

Aaron me observa.

-Buen día, Smith -No respondo -Le encargo mi café de siempre.

Vacila.

-De acuerdo, Señor -Teresa se dedica a preparar el café.

-Smith ¿Puedes acompañarme a mi oficina un minuto? -Se encamina a su lugar de trabajo.

Me levanto del taburete y lo sigo.

Aaron me abre la puerta. Giro hacia el puesto de Cameron, me observaba decepcionado.

-¿Qué esperas? -Aaron se dirige a mi.

-Nada, señor -Entro a la oficina.

El frío invade mi cuerpo. Miro a mi alrededor y tomo asiento al frente del escritorio de mi jefe.

Aaron cierra la puerta -¿Problemas en el paraíso? -Toma asiento en su silla.

-No importa -Evado.

-Era tema para conversar -Enciende su laptop -Mi novia no puede andar deprimida por ahí, mis padres saben cuando monto una mentira -Lo observo.

-¿Y qué quieres que haga? -Si algo me importaba eran mis amigos. Los estaba perdiendo.

Su expresión facial era neutral -Bien, te recuerdo que es tu trabajo. Que si tienes que estar todo el puto día sonriendo lo haces, que para eso te pago.

Me levanto exaltada -No estaría ni un solo día más contigo si no necesitara el dinero. Yo también tengo una vida. ¡No soy tuya!

Soy La Stripper De Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora