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‹‹ Si me crecieran alas, juro que escaparía ‹‹










Clara






Han pasado varias semanas desde que regresamos a casa. Mis tíos han estado un poco raros, se pasean de un lado a otro mientras susurran cosas inaudibles.

Sé que se traen algo entre manos, lo que están planeando tiene que ver conmigo o al menos eso creo.

La mansión McCannon cuenta con tres pisos y cuatros alas en una de esas se encuentra situado el ático. Antes mi habitación estaba en el tercer piso, pero cuando llegamos de la estación me dijeron que como pronto dejaré la mansión las pocas cosas que poseo fueron llevadas al ático.

Las mayorías son libros de mis cursos anteriores y regalos de mis amigos que recibí en Hogwarts.

No todo es malo en el ático hay más silencio y espacio, además de que los primeros días estaba limpiando y acomodando mis pertenencias, encontré un sin fin de reliquias familiares; álbumes, ropa vieja, juguetes, joyas extrañas, instrumentos viejos y muchos libros.

Hay dos lecturas muy interesantes sobre leyendas y mitos de Criaturas milenarias, aunque no he podido leerlos. Ya que tengo tanto tiempo libre guardé en mi bolso esos libros y otros que planeo leer con los chicos.

Ni siquiera como en el comedor con mi familia, un amable elfo doméstico me lleva las comidas del día al ático. No puedo salir de mi habitación, a menos que sea requerida por algún miembro importante de la familia.

Ellos nunca habían hecho este tipo de cosas, siempre me han ignorado, pero recluido no.

No les cuento a los chicos las cosas que están pasando, la forma en que mi familia actúa no creo que sea algo alarmante . . . aún.

Estaba escribiendo en la libreta de Dora cuando escuché que alguien tocaba la puerta.

Lo más seguro es que fuero Willy, el elfo doméstico.

— ¡Ey! Escoria madre te llama, será mejor que bajes — Exclamó el idiota de mi primo.

¿Por qué no podía ser Willy?

Dejé la pluma en el viejo tocador, salí de mi habitación escaleras abajo y me encaminé al ala este.

Toque la puerta del despacho de mi tío y espere unos segundo a que contestara. Él estaba freten a la chimenea mientras fumaba de su tabaco.

— Llamo usted, tío — Saludé con voz queda.

Volteo a verme, asintió. — Mande a llamarte para informarte que ha llegado un posible prometido, está aquí y desea verte, pero antes . . . querida haz algo con su apariencia.

Con un movimiento de varita, mis jeans y chaqueta fueron reemplazados por un vestido y zapatillas elegantes, mi coleta también desapareció, en su lugar quedo un elegante tocado.

Mi cuerpo se paralizo inmediatamente, respiré profundamente intentado calmarme.

— ¿Podré saber de quien se trata? — Pregunté lo más calmada posible.

— Él mismo se presentará — Dijo totalmente indiferente.

— Pero . . .

Iba a tratar de decir algo, pero un chico que conocía perfectamente irrumpió en la sala.

Stephen Cornfoot, de la casa de Slytherin y un curso mayor que yo.

— Qué gloriosa luce hoy, Tía — Se acercó a mi tía que estaba cerca de la chimenea y beso su mano — Podría usted, ¿permitirme hablar con mi prometida?

 Mi Novia es un Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora