N U E V E

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Mi vida cambió demasiado después de entrar a la banda, pues cada día pasan cosas divertidas, raras y estresantes.

Hace una semana una chica me detuvo en la entrada del estudio, sólo para pedirme que me retirara, pero antes de irse me obligó a darle un autógrafo.

Aunque mi vida ya no es normal, no la cambiaría nunca.

— Podríamos agregar esta canción, y descartar esta ¿no crees Mad?— preguntó Paul sacándome de mis pensamientos.
— Sí, claro— dije sin más.
— es muy raro que John aún no llegue— dijo Ringo— ¿seguirá enfermo? No sé ha comunicado.

Hace unos días que no veo a John, pues enfermó y no podía venir al estudio, ya que corría el riesgo de contagiar a los chicos y a mí. Yo me ofrecí a cuidar de él, pero John se negó, pues iba a cuidarlo su ex esposa, Cynthia.

— Madison— dijo la secretaria— es la señora Cynthia, te busca.
— En un momento voy— todos nos miramos algo extrañados, pues Cynthia ya no venía hace tiempo, y por supuesto, dejó de hablarme hace muchísimo.
— ¿Y si se enteró que tú eras novia de John?— preguntó George
— ¿Eso qué tiene que ver George?— dije
— Es muy fácil de entender— rió— ella al enterarse de que tú y Lennon eran novios, podría pensar que eras la causante de su divorcio.
— Tiene un poco de lógica— dijo McCa.
— Es una tontería— me levanté y me dirigí a donde estaba Cynthia— hola ¿me buscabas a mí?— asintió— ¿sucede algo?
— Es referente a John, necesitamos hablar— se me hizo un nudo en la garganta— pero no aquí, vamos a un restaurante.

Al llegar al establecimiento, Cynthia se quitó las gafas y me miró.

— Bien, ¿qué es lo que tienes que decirme?
— Como sabes, John y yo nos divorciamos hace un aproximadamente un mes.
— Sí, lo sé.
— En estos días que estuve con John, me di cuenta que él te ama,— suspiró— te ama como jamás a amado a alguien. Sólo te pido una cosa, no le quites a Julian el amor de su padre.
— ¿Cómo? ¿quitarle a Julian qué?
— Que tú y John estén saliendo no significa que Julian tenga que quedarse sin su padre.
— ¿Saliendo?— reí— Lennon y yo no estamos saliendo, somos amigos.
— ¿En verdad?— dijo— maldicion, debí escucharme como una tonta. Lo siento, en verdad.
— No pasa nada, creo que es normal que lo hayas imaginado.
— Eso me deja un poco más tranquila— sonrió.

Después de esa incómoda charla, Cynthia y yo volvimos a hablar como antes, extrañaba mucho a esta chica, pues es una gran amiga.

— Sabes Mad, si tú y Lennon salieran, no me molestaría en lo absoluto, creo que serían una linda pareja. Sé que ne exalté un poco, pero fue por Julian.
— Entiendo, pero eso no va a pasar Cyn, tú sabes que Lennon no es de compromisos.
— Pero contigo es diferente... Siempre ha hablado de ti con tanta emoción.
— No lo sé Cyn, entre él y yo, no habrá nada.

[♡]


Me encontraba tomando té y leyendo el periódico en mi hogar, cuando sonó el teléfono, bufé y me levanté del sofá para tomar la llamada.

— ¿Quién habla?
— Soy McCa, ven de inmediato a mi casa.
— Depende ¿es urgente?
— Muy urgente.
— Tengo que tomar una ducha.
— No importa, ven ahora o voy a enojarme contigo.
— Está bien, salgo en cinco— Paul colgó el teléfono de inmediato.

Tomé mi bolso y pronto salí de mi casa. Tomé un taxi, pues estoy muy agotada como para caminar. Pronto llegué a casa de mi amigo, parece que sólo estaba esperando a que llegara.

— Mad, yo pago, entra a mi casa, rápido— bajé del auto, dentro estaba Ringo y George.
— ¿No vino John?
— Por él estamos aquí— dijo George.
— No entiendo.
— Madison, mañana es cumpleaños de Lennon— dijo Paul.
— Mierda, lo había olvidado ¿qué vamos a hacer? Se suponía que desde hace 5 meses planeamos hacer una fiesta para él.
— Creo que todos lo olvidamos, tranquila, ya se nos ocurrirá algo— dijo Ringo para tranquilizarme.
— Sólo hagamos una fiesta pequeña e invitamos a varias personas— dijo George
— No podemos invitar a nadie de un día para otro, es de mala educación— dije— a menos que hagamos la fiesta para el fin de semana ¿no crees?
— ¿Y mañana qué?— preguntó Ringo.
— Hagámosle una broma— dijo Paul— fingimos olvidar su cumpleaños y antes de irnos del estudio lo sorprendemos.
— Me parece bien— dije— me encanta esa idea.
— Todas mis ideas te encantan, cariño— rió.

Al siguiente día los chicos y yo llegamos temprano al estudio y decoramos un cuarto con globos y un letrero grande con el nombre de John. Yo me encargué de comprar un pastel.

— Vamos al estudio, John llegará en cualquier momento— dije.
— John siempre llega tarde, pero es mejor prevenir— cerramos ese cuarto y entramos al estudio a hacer lo que normalmente hacemos.

Tocaron la puerta, era Lennon.

— John Lennon llegando al estudio ¿cómo están todos?
— Llegas tarde— dijo Paul.
— Lo sé, pero pasé a comprar unas cervezas— rió.
— Tenemos trabajo John, no es tiempo de hacer eso— dije.
— Pero— su expresión cambió de inmediato— está bien— dejó las cervezas en una mesa, tomó su guitarra y comenzó a afinarla. Miré a los chicos de reojo y tratamos de no reír.

Tratamos de que el día fuese normal, pero John estaba tan triste y enojado que no dijo ningún chiste.

— Creo que le está afectando— susurró Ringo.
— Ya sé, pero me causa un poco de gracia.
— Eres cruel.
— Lo sé— reímos.
— Ya casi es hora de irnos— dijo Paul— Fue un gran día ¿no lo crees Johnny?
— Si tu lo dices McCartney.
— Bueno, tenemos que dejar limpio el estudio— dijo George. Los chicos y yo arreglamos un poco el lugar.
— Ya es hora, nosotros nos adelantamos, tú lleva a John— asentí, ellos salieron sin decir nada y John sólo suspiró.
— ¿Te acompaño a casa Mad?
— Sí, pero antes de eso tengo que dejar estas escobas en la bodega ¿vienes conmigo?
— Vale— tomé a John del brazo y caminamos unos pocos metros, abrí la puerta y prendí la luz.
— ¡Sorpresa!— gritaron al unísono. El rostro de John se iluminó y sonrió.
— Oh chicos, son unos idiotas— rió y abrazó a cada uno de ellos— y tú Madison Brooks, eres cruel— reí.
— No es la primera vez que me lo dicen, pero gracias— John me abrazó y yo correspondí.
— Te amo— susurró— me aparté de él y sonreí.
— Te compré un pastel exquisito.
— Vamos a probarlo— dijo.

Al terminar de cantar feliz cumpleaños, John sopló la velas y nosotros aplaudimos.

— ¿Cuál fue tu deseo Johnny?— preguntó George.
— Si te digo no se cumple, pero en cuanto mi deseo se haga realidad voy a decirles lo que pedí.

Se hizo más tarde, así que John se ofreció a llevarme a casa, yo accedí.

En el auto veníamos riendo y contando cosas del pasado.

— ¿Recuerdas cuando Sam intentó saltar sobre las gradas?— reí
— Él era un idiota, pero un idiota gracioso— dijo.
— Me encantó esa época de mi vida.
— ¿Por qué?
— Estuvo llena de aventuras y risas.
— Creí que te encantaba porque éramos novios.
— Obviamente también por eso, tonto— reí.
— Llegamos señorita Madison— dijo y detuvo el auto.
— Gracias, y perdón por fingir que olvidamos tu cumpleaños.
— Fue una buena broma, debo admitirlo— él me miró— Mad, ¿aún sientes algo por mí?— dijo— ¿aún me amas?
— John, yo te extrañé mucho.
— No te pregunté eso Madison, ¿me amas?— él apretó con fuerza el volante del auto.
— Sí John, te amo.
— ¿Entonces por qué terminaste conmigo?
— Me fui a Norteamérica John.
— ¿Y eso qué?
— Lo nuestro no iba a funcionar.
— Eso no es verdad.
— Tú y yo sabemos que es la verdad.
— Yo hubiese esperado por ti, Madison.
— No Lennon, claro que no.
— Claro que sí, porque yo siempre te he amado— gritó.
— John, yo no tenía planeado regresar a Liverpool.
— Yo hubiese ido hasta ti.
— Johnny...
— Te busqué durante 3 años, y no saber nada de ti durante tanto tiempo me hizo daño— dijo— regresé a ser el idiota y patán, John Lennon. Me la pasaba de fiesta en fiesta, tratando de olvidarte con otras chicas, y llegó Cynthia.
— ¿Te enamoraste de ella?— frunció el ceño.
— No, nunca he estado enamorado de ella.
— ¿Entonces?
— Cuando conocí a Cynthia, era igual a ti— rió— callada, inocente... Pero con sus amigos era lo contrario, eso hizo que me centrara en ella, así que le hablé y comenzamos a salir... En verdad traté de enamorarme de ella, pero cada vez te metías más en mi mente— suspiró— un día fuimos a un bar, tomamos unas copas y tuvimos sexo. No hablé con ella durante semanas, hasta que me dijo que estaba embarazada. Así que decidí casarme con ella, y aún así no pude olvidarte, pero me hice la idea de que tal vez nunca volvería a verte.
— Perdón Johnny, yo no quería hacerte daño.
— Pero eso ya no importa, ahora estás aquí Madison— me tomó de las manos y sonrió— por favor nunca te vayas de mi lado.
— Jamás John, jamás me iré— él se acercó a mí y yo cerré los ojos— ¿puedo besarte, Brooks?
— Claro que puedes, Lennon— me dio un largo y profundo beso al cual correspondí.

Éramos dos adultos enamorados, dos adultos comportándose como adolescentes en su primera cita, sólo éramos John Lennon y yo.

— Se ha cumplido mi deseo— dijo con una gran sonrisa.

No Hay Quinta Mala (The Beatles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora