O N C E

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— Mucho gusto, soy Alain Delon— sonrió.
— Mucho gusto— sonreí.
— Hace tiempo que quería conocerte— dijo— ¿podemos bailar?
— Claro, pero sólo un rato, tengo que buscar a mi amiga— él tomó mi mano y me llevó a la pista ignorando lo que le había mencionado. El chico bailaba muy bien, era un poco divertido, pero a la vez muy serio.

Alain era demasiado atractivo, con una voz encantadora, sonrisa perfecta, ojos seductores, educado, entre otras más cualidades; se podría decir que es el hombre perfecto que toda mujer desea.

— Me encantó bailar contigo, Madison, gracias por tu tiempo, espero verte más tarde— sonrió.
— Eso espero, ahora iré con mi amiga, fue un gusto— dije y nuevamente comencé a buscar a Mo.

— Madison— gritó dirigiéndose a mí— te estaba buscando— dijo la pelinegra.
— Yo también te estaba buscando, pero conocí a un chico y me invitó a bailar— reí.
— Uy, un chico— dijo levantando las cejas— y dime ¿quién es el afortunado?
— No creo que lo conozcas, se llama Alain Delon.
— ¿Qué? ¿Alain Delon?
— Sí— contesté confundida.
— No puede ser, bailaste con Alain Delon.
— Sí ¿y eso qué?
— Madison, bailaste con uno de los actores más codiciados.
— No lo conocía— reí.
— Eres una chica muy distraída, Mad.
— Lo sé— reímos al unísono.

Madison y yo nos la pasamos juntas casi toda la noche, tomamos algunas copas y nos divertimos mucho.

— ¡Richard!— gritó.
— Maureen, cariño— dijo Ringo y abrazó a Mo— ¿bailamos?— preguntó sonriendo.
— Madison, ¿no te importa?
— Adelante— sonreí y ellos se fueron.

Comencé a buscar a John entre toda la multitud, necesitaba darle su regalo y pasar un rato con él.

— McCa— mi amigo me miró de inmediato— ¿sabes dónde está John?
— No ¿por qué?— preguntó nervioso.
— ¿Seguro?— lo miré fijamente y desvió la mirada.
— Debe de estar por ahí— dijo con un tono arisco— desde hace un rato lo perdí de vista.
— Gracias, lo buscaré yo— dije y me fui.

Ya había pasado 20 minutos y no había rastro de Lennon, la verdad me estaba preocupando, por otro lado, Paul me seguía con la mirada a cualquier lado que iba, se le veía un poco molesto, no entendía por qué.

Me dirigía al baño que se encontraba al final de un largo pasillo con muchas puertas. La música se alejaba cada vez más, sólo se escuchaban mis pasos, y poco a poco escuché a una chica gemir.

— Más, por favor— gritaba y gemía— así, no pares— caminé un poco más rápido, pero me detuve al escuchar ese apellido— lo haces tan bien, Lennon.

¿Qué? ¿En verdad escuché eso?

Me dirigí a la habitación y sin más abrí la puerta sin hacer ruido. No había muebles dentro, pero sí había dos personas.

— Pensé que en verdad habías cambiado, John— dije al borde del llanto.
— Madison— dijo Lennon y se cubrió.
— Eres un idiota, no puedo creerlo— grité.
— Espera por favor, déjame explicarte.
— ¿Qué tienes que decirme? Aún no cambias Lennon, eres el mismo niño idiota que se acuesta con una y con otra— dije— y yo pensé que eras el amor de mi vida— me quebré en llanto.
— Mad, perdón— dijo apagado— ven, déjame abrazarte, por favor.
— Eres un idiota Lennon, te odio— grité y con todas mis fuerzas le di una cachetada— te odio, en verdad te odio— cerré la puerta en su cara y salí corriendo de ahí.
— Madison ¿qué sucede?— preguntó George.
— Nada, ya me voy— él me tomó de la mano.
— No te creo, dime.
— Pregúntale al idiota de tu amigo— dije y me solté de su agarre.

Salí del lugar llorando, estaba devastada.

— Oye, espera— volteé a ver de quién provenía esa voz, era Alain— ¿por qué lloras? ¿qué pasa? ¿Te hicieron daño?— preguntó preocupado.
— Ni quiero estar aquí, me quiero ir.
— Te llevo a casa, mi auto está ahí enfrente— lo seguí y me hizo subir— ponte el cinturón.

Llegamos en menos de 30 minutos a mi casa y le ofrecí a pasar.

— ¿Ya estás mejor?— negué.
— No creo que este dolor se me quite.
— Sé que nos acabamos de conocer, pero puedes confiar en mí.
— Gracias, pero no quiero hablar de eso en estos momentos.
— Entiendo.
— ¿Quieres té? ¿café?— pregunté.
— Un café está bien— sonrió— ¿hace cuánto los conoces?
— Hace casi un año.
— Vaya, creí que se conocían de mucho más tiempo.
— Bueno, conozco a John Lennon desde el jardín de niños.
— Genial, ustedes deben de ser mejores amigos o algo así— rió.
— No, él y yo no tenemos una buena relación— suspiré— Tu café esta listo, toma.
— Gracias— sonrió y bebió de la taza.

[♡]

Narra John:

Madison salió enfurecida de la habitación, rápidamente me coloqué mi ropa y salí en busca de ella.

Logré verla, se veía triste y decepcionada. George y ella estaban hablando, pero Madison salió corriendo, dejando a Harrison con una cara de duda.

— Lennon ¿qué sucedió con Mad?— preguntó George
— Te explico luego, tengo que ir por ella— corrí lo más rápido que pude, Madison estaba llorando como niña pequeña... Mientras subía al auto de un hombre, y no cualquier hombre.

Vi cómo el auto se alejaba, no entendía que estaba haciendo Madison con el idiota de Alain, la duda me invade. Entré de nuevo un poco decepcionado y enfurecido.

— Eres un idiota Lennon— mi amigo me metió un derechazo.
— Oye idiota, ¿qué te sucede?
— ¿Qué te sucede a ti? ¿cómo pudiste hacerle eso a Mad?— gritó George.
— Este es problema entre ella y yo.
— Escucha estupido, Madison es mi amiga, no voy a permitir que alguien como tú le haga daño.— dijo— Tu sabías muy bien que Madison me gusta, y a ti idiota, no te importó.
— Jamás iba a fijarse en ti, ella siempre me ha amado.
— Eso hubiese cambiado, ¿recuerdas cuando la besé? Madison lo hizo con pasión, si no hubieses llegado, ella y yo hubiésemos hecho miles de cosas.
— Ella no es así idiota— dije y le di un golpe en la cara a Harrison haciendo que cayera al suelo— no es como las demás con las que te revuelcas.
— ¿Ah sí? ¿y por qué la trataste como a las demás chicas?— gritó, y no emití ninguna palabra— pudrete John— se levantó y salió.

No Hay Quinta Mala (The Beatles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora