ocho.

24 2 0
                                    

Maia

Todo estaba listo, la casa vacía y el pecho de mi madre lleno de alegría, lo cual era mi sostén para poder afrontar a lo que se vendría.
Ya no había vuelta atrás, la casa que alquilamos en Queensland quedó en condiciones para que otro inquilino la habite.
Mamá apretó mi mano al sentir mi nerviosismo, ya que la última vez que viajamos en bus habíamos perdido a mi Nana y mi bebé. Tragué saliva y comencé a hacer las respiraciones que me servían cuando meditaba, hasta que logré dormirme.

                             ***

La nostalgia golpeaba contra mi semblante al estar parada frente a esa casa que tenía un y mil recuerdos. En un microsegundo todos ellos pasaron por mi mente y sacudi mi cabeza, ya no era la Maia adolescente, soy adulta y por más que me vuelva pequeña al recordar todo eso, sé que voy a poder afrontarlo.

Alguien tocó mi hombro haciendo que salga de mis pensamientos. Para mi grata sorpresa era Camila y su novio, a quienes abracé lo más fuerte que pude no sin antes gritar de emoción y derramar una que otra lágrima.
Ellos se ofrecieron a ayudarnos con las cajas que el flete ya había traído desde Queensland.

Abrí la puerta y ahí estaba todo vacío, todo con ese aroma a verano, como esa vez que salí para volver después de ocho años. Volví a decorar mi habitación, esta vez sin tantos pósters y con más fotos de mi familia y amigos. Mi diploma y reconocimiento en la empresa donde trabajaba, lo cual me hacia sentir orgullosa.
El día se basó en salir y subir cajas, por un momento sentí la mirada de alguien, pero creo que fue mi imaginación ya que no vi a nadie.

                             ***

Ashton.

Me di la media vuelta para encontrarme con la cara de Julia, a quien tapé y acaricié su pelo mientras sonreía.

—¿Vamos a estar acostados todo el día?—preguntó la pelirroja.

—Hoy tengo el día libre, tu también y está nublado, así que ¿por qué no?— respondí.

—Con una condición—advierte—me dejas preparar unos ricos pancakes para que degustamos mientras miramos alguna película.

—Acepto.—sonreí y ella se sienta, yo copio su acción y me queda mirando.

—Quiero que siempre estés así de sonriente, Ash.—dice con dulzura.

—Gracuas Ju, todo este tiempo estuviste para mí. Soportaste borracheras, lágrimas, malos rollos conmigo mismo.—suspiré.

—Tranquilo, voy a apoyarte siempre y hacer que olvides todo eso que te hizo mal.—besó mi hombro descubierto mientras acariciaba mi espalda. La piel se me erizó al hacer contacto visual con ella.

Solamente salíamos para pasar el rato y terminar bajo las sábanas, hasta que me abrí con ella hace unos meses y fue un gran sostén para mi, por más que tenía recaídas, le debía mucho. Siempre sentí una conexión entre nosotros pero nunca me permití ir más allá por miedo y con la esperanza de ver a Maia otra vez.
Salí de mis pensamientos al ver cómo poco a poco la distancia entre Julia y yo era escasa, hasta que se terminó de cortar a causa de un beso. Pero se sentía diferente, la sentía diferente.

—Me gustas Ashton y eso no es noticia, pero no es que me gustas físicamente y ya, me gustas en tu totalidad y como eres.—comentó mientras sonreía de costado.

—Eres una persona increíble, ojalá nunca te vayas de mi lado.—susurré—Este calvario tiene que terminar.

—Te ayudo a acabarlo.—nuevamente unimos nuestros labios y volvimos a enrollarnos entre las sábanas para sentir nuestra piel una vez más.

lover of mine // ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora