lover of mine // ashton irwin

veintisiete.

Maia.

Ashton entró a mi habitación con una taza de té caliente con mucho cuidado. Se sentó a un costado y colocó el objeto de cerámica sobre mi mesa de noche.
El pelinegro posicionó una de sus manos sobre mi frente y negó con la cabeza.

-Fiebre no tienes. -afirmó y me tendió el té- Tómalo, te hará bien.

-Gracias. -sonreí de costado- Ya puedes irte, estaré bien.

-No. -miró hacia un costado donde estaban todas las valijas hechas- No viajarás en estas condiciones. -volvió a mirarme.

-De seguro son los nervios por todo lo que pasó.

-Mañana iremos al médico y no hay excusas. -su voz era firme y demostraba autoridad.

-Pero Ashton, el vuelo... -me interrumpió.

-Me importa un rábano el vuelo, tú no viajarás así. -suspiró- Maia, ¿hace cuántos días que tienes estos síntomas?.

-Mmm, si mal no recuerdo todo empezó cuando te fuiste de aquí. -dejé la taza a un lado- Si, desde ahí que no empecé a comer y a sentirme mal. -Ashton asintió y giró su vista, no quería que lo mire a los ojos- ¿Qué pasa?.

-Nada. -comentó sin voltear.

-Ashton, habla. -tomé su brazo derecho haciéndolo voltear. Sus ojos parecían cristales de cómo brillaban a causa de la impotencia que lo consumía.

-¿No te pusiste a pensar que puedes estar embarazada? -soltó fregando sus ojos entre sus puños.

Tragué saliva en respuesta a su pregunta. Todo podía ser cierto, pero tenía mis dudas, quizás es la imaginación de Ashton por todo lo que había pasado y, en su cabeza, quería que todo fuera de esta forma.
Una puntada en mi estómago hizo que salga de mis pensamientos para ir corriendo al baño.
Nuevamente me encontraba movitando mientras las manos del pelinegro sostenían mi cabello.

-Maia, vayamos ahora. Podemos ir a una guardia. -soltó. Enjuagué mi boca y negué con la cabeza.

-No tengo ganas de salir, quiero dormir. -rodé mis ojos- Yo tendría que estar en los últimos detalles porque mañana sale el avión hacia Argentina.

-¿No te causa ni un poco de ruido todo esto? -preguntó con cierto enojo- Parece que quieres huir como aquella vez. Mira Maia, no voy a dejar que me vuelvas a ocultar otra cosa.

-¿Ocultar qué? Ni siquiera sé si estoy embarazada. -mi voz comenzaba a elevarse.

-¿Quién me garantiza eso? -suspiró- Esto es difícil para mí, quiero creerte pero, con todo lo que pasó, se me hace difícil. Parece que hay alguien dentro mío comiéndome la cabeza.

-No me creas si no quieres. Pero recuerda que yo volví a confiar en ti aunque me hayas engañado con otra persona. -salí del baño para dirigirme a la pieza y cambiarme.

-¿Por qué estás poniéndote ropa casual? -pregunta Ashton mientras entra a la habitación.

-Vamos a acabar con esto. -terminé de ponerme la blusa- Si tanto crees que te estoy ocultando algo, ¿piensas que ahora iría a la guardia contigo?. -lo fulminé con la mirada y tomé mi bolso- Vamos.

Ashton asintió sin decir palabra alguna para así bajar y adentrarnos en su vehículo.
El viaje fue silencio absoluto, nadie decía nada. Pero mi cabeza no paraba de dar vueltas y la imaginación no paraba de florecer.
Hasta que, luego de media hora, llegamos a la guardia. El pelinegro me tomó la mano, lo que provocó que hagamos contacto visual y no salga del auto.

-¿Qué pasa si da positivo?. -su voz demostraba fragilidad- ¿Lo vamos a tener juntos o vas a querer criarlo en Argentina?. -tragó saliva.

-No nos adelantemos. -agaché mi cabeza.