El día pasaba tan lentamente, que podía sentir en mis oídos el sonido del reloj, pasando segundo a segundo, yo movía mi pluma de un lado a otro, nervioso por la hora del almuerzo, usualmente, me siento con mis amigos y tengo que soportar alguna pesada broma de Marcos, es irritante pero ya me acostumbré.
El timbre sonó y tan rápido como pude, tomé mis cosas para ir a mi casillero y luego a la cafetería.
Me encontré con un par de amigos allí quiénes me bombardearon con preguntas.“Mierda Joaco, tienes que decirnos ¿Es un anciano desagradable o uno lindo de esos que te dan ternura?”
“¿Al menos es un tipo caliente y millonario? Necesito un nuevo teléfono y me vendría bien algo de ayuda, amigo”
“Dime por favor que no tiene un olor desagradable, o peor, que es feo”
Suspiré deteniendome justo al lado de las bandejas de comida para tomar una y me giré para verlos.
—No, no es un anciano, ni un tipo millonario y no, tampoco es feo— susurré lo último, encogiendo mis hombros, comencé a llenar la bandeja con ellos detrás
—Supongo que nos dirás quien es— dijo Nikolás tomando una manzana colocándola en mi plato, quitando las papas fritas —recuerda que estamos comenzando a comer sano—
Rodé los ojos.
—Sí, lo sabrán el día de la boda— me separé un poco para tomar una soda dietética y luego caminamos hasta nuestra mesa, pude oírlos quejarse detrás de mí.
—Vamos Joaquincito, no seas malo con tus amigos y dinos quién es el bombón— Diego tomó su rebanada de pizza y yo miré mi plato lleno de comida “saludable” hice un puchero y Azul me miró divertida, era la única que no había hablado desde que llegamos, su expresión me inquietaba.
—¿Por qué me miras así?—
—¿Así cómo?— dijo ella comenzando a comer de su sándwich de pollo
—Como si de pronto supieras que asesiné a alguien— respondí y probé mi soda, un gran error, sabía asquerosa, me limpié en una servilleta y desvíe mi mirada hacía la puerta de la cafetería.
Marcos venía entrando, con un brazo al rededor de una chica, morena, ojos claros y con un cuerpo espectacular, algo picó en mi garganta, ella era realmente hermosa.
Antes de que pudiera voltear para no verme sospechoso ya tenía la mirada de Marcos sobre mí, incluída la de Azul, quien ahora me miraba con una sonrisa socarrona, como si supiera algo. Emilio se acercó a la chica y susurró algo en su oído, ella río y yo levanté una de mis cejas pues el no apartaba su mirada de mi, esperando alguna reacción.
La voz de Diego me sacó de la batalla de miradas y de pronto me dí cuenta de que todos mis amigos me miraban de la misma manera que Azul segundos antes.—¿Qué?— pregunté al estar en interminables y nerviosos segundos.
—Nada, es solo que es extraño no ver a Osorio tratando de saltar sobre ti— dijo Niko, mordiendo su manzana
—La chica es sexy— Diego mordió su pizza sin quitarle los ojos de encima
—Cuánto apuestas a qué se la está follando— Azul me miró divertida y yo fruncí el ceño, más molesto de lo que quisiera — ¿o tú qué dices Joaco?—
—Yo digo que Osorio puede irse a la mierda, estoy genial, que moleste a alguien más y no a mi, así puede tener a su pene metido en otra parte, distraído y olvidandose de mí—
Tomé mi celular, esperando una reprimenda por haber dicho eso de tal manera pero lo único que recibí fueron risas.—Por Dios Joaco, eres tan tierno cuando estás celoso—
—Yo no estoy celoso, no tendría porque estarlo—
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𝒄𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒊𝒅𝒊𝒐𝒕𝒂|| emiliaco
Teen Fiction¿y tú? ¿te enamorarías de un idiota? Emilio Marcos, probablemente el más estúpido chico del campus. Joaquín Bondoni, su ¡¿esposo?!