Capítulo 5

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5|Éxtasis.

La rapidez en que una persona puede encariñarse con alguien es mayormente subjetiva, pero no cuando se trata de energías similares.
Bien dicen; los polos opuestos se atraen, pero, ¿alguna vez haz probado estar con alguien que posee exactamente la misma energía que tú?

Es una sensación indescriptible. Encajas con esa otra persona tan rápido como un chasquido de dedos. Estar en la misma sintonía, entenderse uno a otro sin necesidad de explicaciones. Te sientes bien, te sientes completo. Te sientes feliz.

Y claro, no necesariamente me refiero a la otra persona en el sentido de pareja amorosa. Muchas veces pasa con personas que de la nada se convierten en tus amigos simplemente por responder a tu frase o chiste con otro similar entendiendo la referencia del mismo. Esos que de un día para otro entiendes más que a alguien al que ya llevas conociendo de incluso muchos años atrás.

Marion sentía algo similar hacia Adal y no lo entendía. ¿Cómo era posible que sintiera empatía hacia él con tan solo casi cinco días de haberlo conocido?

—Buena elección —contestó el chico sonriendo divertido —. Me da gusto que me hayas escogido a mi antes que tu aburrida clas...

—Cállate antes de que me dé la vuelta y salga de aquí —advirtió la chica —. Todavía estoy a tiempo.

—Uh, la chica tímida se está tornando ruda —mencionó con sus cejas en dirección al cielo. Marion por el contrario le lanzó una mirada intimidante —. Pero está bien, creo que me callaré.

El ambiente se volvió incómodo, cosa que le hizo replantearse a Marion si de verdad fue una buena decisión quedarse.

—¿La chica tímida volvió? —Marion simplemente se removió en su propio lugar —. Es una rara forma tuya a la que no me acostumbro todavía, pero me gusta.

Inmediatamente Adal cierra la boca y Marion levanta la vista de golpe.

¿No se acostumbra a qué?¿a su rara forma?¿que nunca había visto a alguien tímido?

Marion juntó sus cejas juntas confundida reflexionando sus palabras. Por otro lado, Adal estaba serio, como si hubiera revelado inconscientemente algo que no quería decir.

—¿Quieres ir por un café? —preguntó Marion tratando de ignorar lo que acababa de ocurrir.

—No, no. Así estoy bien —respondió ya más relajado —. Si tú quieres uno, anda, aquí espero.

—Y, ¿porqué no vamos los dos?

—No lo creo tan conveniente.

—¿Por qué no?

—No me gusta el café —confesó el chico —. Ni su olor, no lo soporto.

—Bueno —titubeo Marion pensando en qué responder —, entonces podemos ir por un jugo, a comer algo...

—¿Estás invitándome a salir? —cuestionó Aldal jugueteando. Marion se sonrojó al percatarse de lo que acaba de hacer y bajó la mirada avergonzada —. Oye, está bien. Solo estaba jugando. Aceptaría, pero ya desayuné. Gracias de igual manera.

—Entonces... ¿quieres ir a caminar? —preguntó Marion nerviosa ya sin saber qué hacer.

—Yo preferiría quedarme aquí.

La chica se cruzó de brazos —¿Por qué no quiere salir?— pensó Marion luego de que Adal se negara a todas sus invitaciones a salir. ¿Quedarse aquí?¿qué de divertido tiene este lugar?

Te lo prometí [Completa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora