Capitulo 1

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Una camioneta de modelo viejo, estaciono frente al establecimiento de partes para autos. De ella, se bajo un hombre fornido musculoso y de gran altura. Pocas personas se atrevían a sostenerle la mirada, por el sólo hecho, de sentir su fría oscura aura, la mayoría de las personas preferían no cruzarse por el camino del azabache de cabello largo y negro, al igual que sus ojos, aunque en el grupo de personas que trataba de evitarlo, no se contaba la población femenina.

—¿En que podemos ayudarle Madara-san?— preguntó el dueño del lugar, un hombre mayor llamado Jomei.

—Buscó un radiador para el auto de mi sobrino—respondió mirando hacia afuera, por el autobús que estacionó cerca de la plaza y del que se bajaba un grupo de personas, las cuales parecían venir de la ciudad, o eso aparentaban, por la forma en que vestían.

—Supongo que se refiere al auto de Obito... así que esté es el adecuado—el anciano le mostró lo que Madara pidió.

El auto de Obito se descompuso por enésima vez, ya que el muchacho era todo un caso. El joven jugo carreras a las afueras de la cuidad, para competir con uno de los amigos, por impresionar a la mujer que amaba.

Si el chico no jugaba carreras, hacia cualquier otra locura sólo por ganarle a Kakashi y así, lograr enamorar a Rin, la joven que su sobrino amaba desde niño.

Madara era todo un mil usos, como lo nombraban sus familiares y amigos. Él se dedicaba a cuidar el ganado, sembrar la tierra, reparar daños en el hogar y también, hacia todo bien en la mecánica. Su propiedad se encontraba a las afueras del pueblo, dándole lo que a el le gustaba, tranquilidad y privacidad.

Su hermana mayor vivía cerca de su rancho con Fugaku, su marido y los dos hijos, Itachi y Sasuke, los cuales añoraban seguir los pasos del padre, que era el capitán de la policía en Konoha.

La otra propiedad cerca del azabache, era ocupada por Obito y Shisui, quienes también querían formar parte de la policía. El único de los Uchihas, que no vivía con todos ellos era Izuna, su hermano menor, quien se encargaba de manejar las empresas Uchiha en Tokio, pero esta información, pocas personas la conocían.

La mayoría de las personas, pensaban, que los Uchihas eran sólo unos residentes con poca fortuna, que sobrevivían gracias al trabajo diario.

Izuna les insistió que se fueran con él a vivir a la ciudad, pero nadie le tomó la palabra por el momento, ya que en un futuro, alguno de los sobrinos podía cursar sus estudios en Tokio, si así, lo deseaban. Madara aseguró nunca hacerlo, él no quería abandonar el legado de sus padres, viviendo en un lugar con tanto ruido y ajetreo.

El rancho de Madara era el mas bello de toda la región y llevaba por nombre Sharingan desde los tiempos de sus abuelos.

Contaba con una gran casa, aunque era lo que Mikoto llamaba una cueva de hombre, no exactamente una casa. Los corrales y las caballerizas se encontraban tras la propiedad, un poco lejos de la casa principal y el amplio terreno, estaba cercado dividiéndole de sus familiares.

La casa contaba con grandes jardines, tanto en frente como atrás y pasando las caballerizas, había un hermoso lago natural, donde podían bañarse las personas sin que nadie pudiese verlos, por la posición en que se hallaba.

Para Madara, ese era el paraíso, no necesitaba nada mas para ser feliz, o al menos, eso era lo que el pensaba, ya que sus oscuras orbes, no podían dejar de mirar a una de las personas, que bajo del autobús. Esa mujer era preciosa, nunca antes había mirado a una mujer así.

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