Capitulo 3

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


La morena termino de acomodar toda su ropa en los armarios. La casa era muy linda, acogedora y espaciosa. Contaba con una cocina con muchos gabinetes que su padre se había encargado de mandar llenar con todos los utensilios, que se pudieran necesitar.

No había mucha comida, mas que la necesaria para uno o dos dias, así que esa misma tarde iría al centro a pasear, conocer y a la vez, adquirir todo lo que necesitara.

Llevaba dos semanas sin los tranquilizantes que le recetaron para los ataques de pánico y se sentía mucho mejor de animo, hasta para sonreír de nuevo. El único momento en que derramaba algunas lágrimas, era al verse las cicatrices que llevaba debido al ataque de aquella horrible noche, la cual la dejó marcada para toda la vida y no sólo en forma física, sino también psicológica.

Salió al jardín trasero, el cual era muy grande, aunque estaba un poco abandonado, ella sabía que pronto lo dejaría bonito y presentable. Neji le sugirió comprar un perro para que le ayudara con la recuperación y a la vez, le podía servir de compañía. Eso la hizo feliz y subrayó en la lista de lo que necesitaba, también un perro.

Hiashi mando colocar alarmas, para avisar sobre la presencia de intrusos y Hanabi le colocó más frascos de gas pimienta en todos los lugares claves, como su auto, la bolsa de mano y los burós de la habitación. Todos se esforzaron en protegerla, en todo los aspectos, incluso acordaron no mencionar su paradero a nadie.

La ropa de Hinata era en su mayoría de vestir, lo que sería muy útil en su nuevo trabajo.
Ese día optó por usar pantalones negros con una blusa de cuello y zapatillas de tacón. Dejó el cabello suelto y suspirando ansiosa, subió en su auto. La residencia Hyuga se hallaba a las afueras del área comercial, con pocas propiedades a lo lejos, lo cual le hacia necesitar su coche para transportarse de un lugar a otro.

Condujo por el camino que la llevaba dentro de Konoha y los comercios.

Contó el tiempo de viaje que se llevó a cabo en diez minutos. De ese modo, el primer día de trabajo, podía saber con cuánto tiempo contaba para llegar puntual.

...

Entro en la tienda de comestibles y una vez terminó con todo, pago y colocó las bolsas en su carro. Las personas se veían muy amables y se sintió libre de caminar por las aceras mirando los comercios, hasta que uno en especial llamo toda su atención.

Entro en la clínica veterinaria que tenía un letrero donde se leía... ADOPCIÓN DE PERROS .
Buenas tardes señorita ¿en que le podemos ayudar?—preguntó un apuesto joven castaño, con tatuajes rojizos en el rostro. El muchacho sostenía la correa de un enorme perro blanco.

—Leí que se adoptan perros y me gustaría uno—respondió sonrojada por el escrutinio del muchacho frente a ella.

—Estas en el lugar correcto... mi nombre es Kiba Inuzuka y él es mi compañero Akamaru. Nosotros con gusto te podemos mostrar todos los cachorros que tenemos para adopción —le dijo el chico mostrando una linda sonrisa.

Hinata sonrió complacida y siguió a Kiba hasta donde se encontraban todos los perros.

En el lugar había alrededor de quince cachorros de diferentes razas y sexos.

—¿Que tipo de perro buscas? Me refiero a que cada raza tiene diferentes actitudes y comportamientos. Por ejemplo, este labrador dorado, es muy adecuado para familias con niños, ya que posee mucha energía. Este otro, es para personas ociosas, ellos, pasan durmiendo la mayor parte del día—el joven apuntó a un bulldog gordito durmiendo, tal y como lo dijo—Este es de los mejores para compañía y especialmente fidelidad hacia su amo, ellos son capaces de morir antes que dejar a su dueño ser dañado—apuntó el que había logrado capturar toda la atención de la Hyuga, un pastor alemán—Sin embargo, aunque se ve grade, todavía es joven, lo rescataron de un tipo que lo maltrataba y cuando los oficiales me lo entregaron, le pusieron el nombre de Daimon, según ellos, para que por lo menos muriera con un nombre. Él estuvo a punto de no resistir—el chico recordó la precaria situación en que llegó Daimon a su clínica

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