Capitulo 4

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


—¿Quien era la persona a la que ayudaron?—cuestionó Obito, al sentarse a desayunar con su esposa y su hijo.

—Ella es muy linda—soltó el pequeño, con las mejillas sonrojadas.

—Ahora siento más curiosidad por la mujer que logró deslumbrar a mi campeón—afirmó el Uchiha, despeinando el cabello similar al suyo, perteneciente al niño.

—¿Recuerdas la casa abandonada? La que pertenece a los Hyuga—pregunto Rin y Obito afirmó—La chica es la hija del dueño y llego a Konoha para trabajar en la escuela donde asiste Riku. Ayer que regresábamos, ella se quedo con un neumático en mal estado, así que paramos para ayudarla. La pobre no sabía que hacer, no conocía a nadie que pudiera darle una mano y casi se pone a llorar por lo que le hizo tu tío—declaró Rin.

—¿Que fue lo hizo esta vez?—pregunto arqueando una ceja y sabiendo de antemano que la respuesta no sería buena.

—Él paso primero que nosotros y en vez de ayudarle, él aceleró sobre un gran charco y termino mojando con agua enlodada a la chica—Obito negó con la cabeza. Las salvajadas de Madara cada vez eran peores.

—El tío se portó mal—añadió Riku mirando a su padre.

—Después de tal acción, no se me ocurrió algo mejor que llamarte para que la ayudarás—Rin miro el celular y sonrió—Hablando de ella—le mostró la pantalla a su marido, donde la chica le mandaba un mensaje de texto agradeciendo por la ayuda brindada.

—Estoy muy orgulloso de ustedes... ambos hicieron lo correcto—el Uchiha los abrazo sintiéndose complacido con ellos. Más tarde tendría que hablar con Madara, acerca de su forma de tratar a las personas, aunque estaba seguro que no cambiaría nada, por lo menos debía intentarlo.

[...]

La ojiperla despertó con Daimon a su lado, se dirigió hacia el baño para prepararse. Después de darle comida al perro, se tomo un café y de prisa mando un texto a Rin, agradeciendo su ayuda.

Llegó al estacionamiento y de nuevo se estacionó en el mismo lugar vacío. Miro a varios padres dejando a sus hijos. Estaba tan distraída que sin querer, se estrelló con la fornida espalda de un rubio, quien también ingresaba dentro del plantel.

—Lo siento, disculpe—de inmediato, la joven ofreció sus disculpas por su falta de atención.

El hombre se dio la vuelta dejando ver su sonrisa—No te preocupes, no pasa nada—le restó importancia rascándose el cuello detrás de la espalda—Por cierto, mi nombre es Naruto Uzumaki—el rubio le extendió la mano presentándose.

—Hinata Hyuga, un placer conocerlo—estrecharon las manos frente al plantel estudiantil y ante el escrutinio de las personas que pasaban frente a ellos.

—¡Hyuga!  ¿Eres quien ocupara la casa que estaba abandona?—preguntó y ella afirmó sonriendo—¿Y trabajas aquí?—cuestionó al ver que llevaba ropa social y un maletín como usan los maestros.

—Si, comencé ayer...¿y usted también trabaja aquí?—le preguntó, ya que el día anterior, no lo miro entre los miembros que le presentaron.

—No, yo vine para hacer una evaluación. Trabajo en la alcaldía como inspector de obras públicas—declaró orgulloso—De hecho, fui yo quien autorizó los permisos para la restauración de tu casa—agregó rascándose la mejilla sin dejar de sonreír.

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