Capitulo 18

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


En cuanto la cena en casa de Mikoto, terminó, los niños pidieron quedarse a dormir en casa de Obito, para probar un nuevo videojuego. Madara aceptó y junto a Hinata se despidió de todos, para partir con ella. Lo que no menciono, fue que no la llevaría a la residencia Hyuga, sino a su hogar, para estar el mayor tiempo con ella. Después de como se expresó de el, frente a todos, solo quería hacerla suya en todos los lugares posibles, empezando por el lago.

Desde que lo embrujó con su belleza y personalidad, no paraba de imaginarla, nadando desnuda junto a el a la luz de la luna.

—Dormirás conmigo de nuevo—no era una pregunta, sino mas bien, una afirmación. Hinata pensó argumentar, pero mejor guardó silencio, pues además, de que no conseguiría nada negándose, también ella deseaba dormir entre su brazos—Hay un lugar donde debemos tomar una clase, para que me demuestres cuando has avanzado—sin decir mas, estacionó y la llevó de la manó al lago, no sin antes tomar una bolsa estiló mochila donde llevaba toallas.

Hinata, no entendió bien cual era el propósito del azabache, pero confiaba en el y se dejó guiar—¿Aquí?—cuestionó incrédula.

—Así es amor, aquí será nuestra clase de esta noche—sonrió de manera encantadora, a tal grado que la Hyuga, sintió mariposas en el estómago, como le sucedía con el, ante la expectativa, de lo que haría.

Madara se acercó a ella, y la tomó en sus brazos para besarla de manera suave, delicada, después de todo, no tenía prisa y pensaba disfrutar al máximo, una de sus fantasías con ella. Lentamente, la fue despojando de la ropa, hasta que solo quedó con la lencería de encaje—Te vez preciosa Hinata—afirmó al verla con esas provocativas prendas. No sabia, si ella era consiente, de lo mucho que lo perturbaba.

—A-alguien podría v-vernos—se quejó la ojiperla al sentirse expuesta, dado que no había nada, que pudiera impedir que alguien los mirara desnudos, en esa situación tan intima.

—Nadie lo hará... yo siempre me baño aquí, desnudó—ella lo encaró de inmediato y se sonrojó al imaginar todas las veces que lo había hecho. Debió verse como un dios griego, desnudó a la luz de la luna, con el cuerpo mojado y resbalando gotas de agua, pero ¿porque imaginarlo?

Aún sonrojada, lo besó y se dejó llevar por el azabache. En un ágil movimiento, le desprendió el sostén, luego le retiro las bragas. Una vez terminó con ella, continuó con el y se dirigió al agua sin dejar de verla—Ven conmigo—le extendió el brazo y ella no dudó en tomarlo, para unirse a el. Hinata ya estaba mojada, con solo sentir la mirada de Madara, así de poderoso era ese hombre en su persona.

La temperatura del agua, no era tan fría y con el calor qué ambos cuerpos despedían, se sintió perfecta. Avanzaron hasta donde el agua le cubrió el pecho a la ojiperla y continuaron, hacía la cascada, donde se hallaban las piedras en las que se sentaron la primera vez que ambos se bañaron en ese lugar.

Sin poder contenerse por mas tiempo, el Uchiha la estiró del brazo para acercarla a el, como lo imagino muchas veces. La beso lento, en un principio, disfrutando de la suave respiración de la chica, para ir aumentando, los movimientos de sus lenguas. La sensación de los senos mojados resbalando en su pecho, era desquiciarte. Sin previo aviso, bajo una de sus manos, para estimular la intimidad de Hinata, logrando que ella gimiera.

—¡Madara!—lo nombró mientras el continuaba su cometido. Debía prepararla para que estuviera lista y así no lastimarla, en el momento en que se hundiera dentro de su apretado interior.

—Así bonita... grita mas fuerte grita mi nombre—la chica continuó llamándolo a punto de llegar al orgasmo por la mano de su amado. Sin embargo, antes que sucediera, el azabache la retiró y la incitó a rodearlo con las piernas. Ella lo hizo y fue en ese momento que Madara la penetro despacio. Los dos jadearon por el placer.

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