En las inmediaciones de una avenida transitada, un colectivo dobla una curva con gran rapidez, que las náuseas se hacen presentes en una chica, que hasta hace un momento observaba el paisaje con la ansiedad de un primer día escolar.
Mientras se intenta recomponer, el foco cambia a un pasajero que está a punto de bajar. Aunque había llegado a su destino, la unidad siguió su curso.
- ¡Euh! ¡El timbre no funciona! ¡Quiero bajar! - reclama ante un indiferente chofer.
Sin respuesta, repite y se acerca para confrontarlo.
-¿Que pasa viejo? - El chofer se percata que lo tiene a su lado.
-¡Loco! el timbre no funca y te saltaste la parada ¡Bájame!
-Para un cacho que ahí va.
El colectivo entonces frena un poco antes de llegar a una avenida y el pasajero hace por fin su descenso.
-A ver si algún día arreglan la poronga del servicio, que todos los días con una cosa o otra- vocifera burlón.
- Mira, anda a reclamar al número, que no está de adorno- responde tajante el chofer
Ambos de un momento a otro, empiezan a discutir. El entrecruces de palabras estaba siendo hastiaste para el resto de los pasajeros, incluso, hasta la chica ahogada en náuseas, también.
Finalmente el colectivo continúa su viaje, pero no pasaría ni una cuadra cuando el motor se descompone y provocaria una repentina frenada, que haría que los pasajeros salgan disparados de sus asientos y se agarraran como pudieran para no tener que llevarse un quebradero de sus celulares. O de narices, si es que a ellos le importaran.
- "¡Dale!", "¡No puede ser!", "¡¿Alguien vio mi celular ?!" - exclamaban algunos.
El chofer, con una actitud bastante desinteresada, intenta calmarlos, mientras se acomodaba su sudoroso uniforme. Entre el ruido, la chica de las náuseas, buscando algo, gira hacia la ventana para encontrarse con el cartel de una calle:
LAPAMPA 500 - 700
- Ah, estoy cerquita, así que toca caminar - dice en voz baja.
Al descender, un sol diurno asoma sobre lo que ahora es una avenida llena de árboles. La chica subiéndole el brillo de su celular se fija la hora y se sorprende.
-¡ Carajillo ! ¡Primera fecha y voy a llegar tarde! ¡Ahora seguro están calentando!
Con un pequeño y repentino viento golpeando su anaranjada cresta, atad fuertemente su bolso a su mano y emprende la corrida de su vida, saltándose el semáforo.
MACITÍN PRESENTA :
CLUB N ° F
En el camino, bajo los grandes árboles de la gran avenida del norte, la joven trotando cual chica anime, visualiza cada vez más en el horizonte una imponente estructura de hormigón, manchada de un gran color rojizo. A su llegada, observa la monumental figura familiar. El viejo estadio reposa siempre en su apariencia inalterable, mostrando los vestigios de una eterna lucha ante el progreso. Una vez adentro, camina entre galerías y pasillos. Invadido siempre de un blanquirojo colorido, además de un variopinto de carteles:
"CAMINE TRANQUILO, PASILLOS LIBRES DE ESTAMPIDAS"
"RIVER, UN GRANDE A SU MANERA"
"PATROCINADO POR ÁNGULOS"
"HECHO POR UN TECHO, Y NO HABLAMOS DE CASAS"
Encontrando por fin su lugar, entra por una puerta, que a su lado había una placa con la inscripción de:
"SECCIÓN FUTBOL MUJERES DE MAYORES"
En el vestuario abundaba un clima de bullicio. Todo el mundo reía y chismeaba la mundana cotidianidad de la vida fuera de la cancha.
-Aun no empezaron, safe mal- piensa mientras observas su alrededor atenta por si aparecerían las miradas reprochadoras.
Ahí en su casillero, como si estuviera listo para una batalla, estaba su uniforme. Rodeado por una banda roja y un número 14 en su espalda. Sabía que tener aquel manto entre sus manos era como sentirse en una calidad casa después de un largo viaje. La emoción es cortada repentinamente cuando el técnico avisa a todo el mundo para que se apuraran de cara al venidero partido. La reacción es casi inmediata y en abrir y cerrar de ojos todos ya estaban listos, y ella, con unos tremendos malabares, los alcanza por los pelos.
Con las cartas y barajadas, y en el medio de gritos de aliento, el equipo salta a la cancha para disputar el primero de tantos encuentros. Toda escuadra busca empezar con el pie derecho, que sus jugadores den todo de sí; con garra y gambeta. Pero aquella chica que salía a lo último, con una iluminada sonrisa de oreja a oreja, tenía otros planos.
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Club N ° F - Capítulo 1: La Banca
General FictionVenida de una gran camada de jugadoras, Lana es una novata que quiere debutar cuanto antes. Como no le será fácil, se le convertirá en una obsesión que escalara hasta límites insospechados.