Parte 4

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Nueva fecha, nueva posibilidad para jugar. Lana había pensado que la espera sería corta, pero curiosamente esos días, como si fuera una fuerza maligna maquinara en su contra, fueron más largos de lo normal.

-Expósito, Ferreira, Toldra, Maldini y Cabrera. Las mismas de la vez pasada.

Sergio cierra un cuaderno bastante avejentado por el tiempo, que pareciera que lo había usado desde la primaria. Se le puede ver un montón de calcomanías, Igualmente viejas, de muchos clubes. Posiblemente recuerdos de anteriores cargos.

-Muy bien, estamos tomando un buen camino. Pero todavía nos falta por un montón de cosas. Hoy espero que me demuestren contra Banfield- señale como si estuviera agarrando algo diminuto - que superaron lo que fueron ayer y que darán lugar a lo que mañana será. Y no en juego solamente, también en equipo, compañerismo. Porque no se olviden queridas que es lo que somos y lo que hacemos ver al rival. Manténgalo señala su cabeza y así señala su corazón - ah trabajar.

Ya instalada en la banca con los demás suplentes, Lana medita. Pero lo hace de tal forma, que parece caricaturesco.

-Haber si hoy me dejan jugar- piensa.

-¿Y? ¿Cómo te sientes? ¿Hoy dejamos a la Colodupeloqui en el placar? - Interrumpe Yanina con una expectante sonrisa.

- Ponele que si - contesta Lana, intentado simular que esta relajada.

-¿Está todo bien? - Yanina comienza a dibujar esa mirada que es capaz de desdoblar hasta el alma.

Lana abre los ojos como platos y hace un sobresalto-¡Si! ¡Si! ¡Estoy bien! ¡Hecha una monja! - Sonríe y guiña.

-¡Genial! - Aplaude suavemente con las yemas de los dedos, vamos a verlo entonces.

-¡Si! vamos no maspira, y baja la vista.

El reloj del partido comienza a correr, a la par de la paciencia de Lana. Banfield comienza deslumbrando con algún otro que amague, pero que al final era neutralizado sin mucho esfuerzo por la defensa. Los minutos pasan y el equipo de jugaba para mejor. Los pasos eran tan cortos y precisos, que la posesión de la pelota se estaba convirtiendo en un banquete.

Lana se consideró como el rival, asfixiados por una fuerza imparable. Mantener la entereza resultante en una cruenta agonía. Y cada gol que era anotado, era un golpe a su frágil cordura. No podría hacer nada. Bajo la atenta mirada de Yanina, los noventas minutos fueron un Galatasaray en llamas.

-Bueno, termino. Hoy no pudiste jugar, pero te llevaste algo más importante: "La satisfacción de saber que ganaste un poquito más de templanza". Hay que estar orgullosa.

Lana a punto de caer en una crisis nerviosa, contesta como puede

-No ... se ... que ... mar ... eso. Pero ... si. Yo ... siento orgullosa –fuerza una sonrisa. Pero le sale tan mal, que la mandíbula queda torcida.

-¡Qué bien! - Yanina aplaude nuevamente con las yemas de los dedos. Pero esta vez más energético.

-¿Crees que la próxima por fin jugare?

-Tengo fe en que eso va a suceder. Solo debes creer en "vos" - Yanina muestra sus palmas, alza la mirada y un halo de luz aparece sobre ella, seguido de un coro angelical.

Lana se la queda mirando con cierto retraimiento- ¿Oookkk? - y entrecierra los ojos. -Entonces a esperar más - aparta la mirada hacia el campo.

Y así, con unas nuevas esperanzas, espero pacientemente por una nueva fecha que finalmente llego. Pero como dice el dicho: "la tercera es la mentira".

- ¡Que bien! No jugaste, pero ganaste más experiencia en "El camino del autocontrol" - Dice Yanina.

-Si- Lana carcajea desganadamente- entonces será la próxima.

Y así, con otras nuevas esperanzas, espero pacientemente por otra nueva fecha, pero ...

-Me siento feliz por vos- Yanina se toca el pecho- Aunque tampoco hoy no pudiste jugar, sigues superándote a ti misma.

- La próxima no más- Lana se le arruga el rostro y se encorva.

Y así, con otras y otras nuevas esperanzas, espero pacientemente por otra y otra nueva fecha, pero ...

-Sigues bien. Otro día más de satisfacción por cultivar más templanza.

-La próxima- Lana se le arruga el rostro y se encorva aun más.

Y así, con (...) olvídenlo.

-¡Que bien! ¡Seis fechas! - Yanina aplaude nuevamente con las yemas de los dedos - ¡Esto me llena de orgullo! ¡Te felicito!

-Agh- Lana esta deshecha de tanto arrugar el rostro y encorvarse.

-Agh- Lana esta deshecha de tanto arrugar el rostro y encorvarse

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Decepcionante. Haberse revocado a la paciencia que Yanina le insistió, le resultó en vano. Y para colmo de machos, las ganas por la pelota ardían con más intensidad que antes. Su amiga lo había hecho con toda la bondad del mundo pero no era la persona indicada para estar tomando consejos. Eso era trabajo del cuerpo técnico. Los guías del equipo. Las personas que ella ha ignorado desde su llegada.

-¡Se acabo, tengo hablar con el DT! - dice con una voz áspera.

-¿Enserio?

-Si. Totalmente enserio. Ya no puedo más, tengo que saber porque no pasa nada.

-¿Y la paciencia? ¿Qué pasa si esa es la cuestión?

-Lo corta en vos.

-¡Mira! ¡Nunca hable con él! e ¡Incluso con el resto !. ¡Si no me abro, seguramente voy a seguir en la misma! ¡Y por eso es el momento de, de, de, de se traba ¡Dios! - se revolea el cabello.

-Tranquila- Yanina baja las manos suavemente.

-¡Okay! ¡Okay! ¡Digo que es el momento de dejar de pelotudear y poner los puntos! - se golpea el pecho.

-Wow- Yanina desdobla su gran uniceja en una forma de eme- admiro que quieras tomar un camino más maduro. Pero si vas a tomarlo, hay que estar calmada. Porque así como estas, no puedes.

-¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé! - Lana balancea su cabeza hacia ambos lados -obvio que no voy a ponerme así cuando hable.

Decidida, se dispone a confrontar a Sergio. Pero cuando apenas estaba solo en centímetros de él, siente cruzar un escalofrió sobre su cuerpo. Era la misma sensación de la anterior vez, cuando intento hablarle y fallar.

"Una enorme cabeza Olmeca con una perpetúa expresión juzgadora". Esa es la definición exacta que le dio. Era como si cualquier palabra pudiera ofenderlo y no dudaría en aplastar con sí mismo al desafortunado para hacerlo entender. Entonces de un parpadeo, el coraje se le había desvanecido y ya estaba de regreso.

-¡No puedo! - aprieta la banca con fuerza.

-¿Por qué?

-¡Nariz! - Lana se tapa el rostro y se acurruca- ¡No tengo la menor idea de que voy a hacer!

Yanina condescendiente como siempre, extiende su mano en el hombro de ella.

-Si no puedes con Sergio, habla con Ángel.

- ¿Con Ángel? Oh yes. El carilindo que le gusta charlar con todo el mundo. Una vez me conto sobre cuando pakapaka fue comunista- gira un dedo sobre su sien.

Club N ° F - Capítulo 1: La BancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora