Capitulo VIII: Un muro derribado

126 10 9
                                    

VIII

UN MURO DERRIBADO 

.

.

.

Una sensación de miedo y angustia envolvió su cuerpo al escuchar el inconfundible sonido de las balas. Egon aún no terminaba de descender y Phoenix no estaba segura si llegarían hasta la parte inferior.

Maldijo entre dientes.

Se habían tardado en bajar a todos y ahora tenían que afrontar las consecuencias de ello. Phoenix sintió como el cuerpo de Egon trataba de colocarse a manera de escudo, cubriendo gran parte de su torso y cabeza y no parecía decidido a soltarla.

Phoenix cerro sus ojos con pesar.

Ciertamente, no quería morir ese día, y no quería que sus compañeros murieran de igual forma. Habían soportado muchísimo y los años dentro de aquel lugar estaban colocándolos al borde de la locura.

Y ahora la única solución que veía, era colocar otra barrera entre los soldados y ellos. No había bastado solo con detenerlos dentro de aquellos muros, tenía la certeza de que habría más soldados aguardando en pisos superiores en cuanto salieran del edificio.

Abigail no se quedaría de brazos cruzados, sabía que utilizaría todo el armamento pesado con el fin de que nadie saliera de aquella muralla. Su autoridad no podía ser opacada en ninguna circunstancia y un escape masivo sería una mancha en su historial.

Pero Phoenix tampoco se quedaría sin hacer nada. Podía ver la angustia en el rostro de Luna mientras trataba de esquivar las balas, a su vez Melissa y Caine protegían a los mutantes más jóvenes de los impactos.

-Egon- dijo sin despegar su vista del suelo – Necesito que me sueltes-

-¡Estás loca!- replico mirándola con asombro, sintió como sus brazos se tensaban alrededor de ella y se negaba a soltar sus cuerpos. Pero no estaba dispuesta a esperar un segundo más- ¡¿Qué es lo que quieres hacer?!

-Protege a los demás- dijo en respuesta, y ante la mirada incrédula de Egon, lo empujo con fuerza saliendo del campo en el que ambos estaban, el seguía gritando su nombre sin perderla de vista. Luna no podía crear más de dos campos, así que era la oportunidad perfecta mientras ambos bajaban.

Pronto sintió la fuerza de la caída y el sonido de las balas era aún más notorio.

Phoenix sintió como una de las balas silbaba junto a ella, rozando su mejilla la cual comenzó a escocer ligeramente, y ahora tenía una herida que comenzaba a sangrar de manera profusa. Pero esa bala fue seguida de otra que impacto en su muslo izquierdo y otra en su hombro.

-Maldita sea, Abigail- mascullo con rabia, el dolor aumento en su brazo cuando lo alzo hacia el cielo- Espero esto funcione.

El cielo grisáceo centello, creando senderos de luz en este.

Tormenta iónica.

Era algo que Phoenix había aprendido años atrás, cuando fue descubierto que tenía la habilidad de controlar la electricidad, y aunque el primer impulso de la corporación fue asesinarla, Abigail no lo había permitido. Y seguía sin entender el porqué de esa decisión. Desde aquella fecha, sus entrenamientos se volvieron muchísimo más duros y estrictos. Pocas veces tenía tiempo libre para estar en su celda*. Y cuando invocaba las tormentas, todo se volvía un caos.

Al principio solo habían sido pequeñas cosas, la electricidad no le afectaba como a sus compañeros, pero esa habilidad derivada de la principal causaba grandes estragos en su cuerpo. Siendo grandes cantidades de voltios y de potencia iónica*. Su cuerpo se desconectaba totalmente por algunas horas.

No era tan inmune a la electricidad como todos lo pensaban. La habilidad de Phoenix tenia sus desventajas como cualquier otra.

El cielo se ilumino por segunda vez y Phoenix sintió el cosquilleo ya conocido que recorría su cuerpo. Ajusto su posición con cierta dificultad, la velocidad de la caída aumentaba y la presión en su cuerpo se volvía mayor.

Un enorme estruendo se escuchó por todo el cielo, seguido de un gran rayo que cruzo las masas de aire causando un choque en la superficie. La energía aumento y el campo a su alrededor fue iluminado en su totalidad por un aura azulada. La potencia del impacto produjo una serie de explosiones que terminaron dañando varias partes del edificio.

El sonido de los disparos había disminuido y Phoenix ya no sentía las balas rozando su cuerpo.

La energía continúo por unos segundos mas antes de disiparse por completo.

Sentía su cuerpo totalmente débil.

El impacto fue aun peor. Phoenix pudo sentir como varios de sus huesos se rompían y la tierra debajo de ella de agrietaba levantando una nube de polvo. Sus pulmones luchaban por respirar y su visión pronto se volvió borrosa. El dolor era agonizante, pero al menos había creado la distracción correcta.

El calor a su alrededor creció, el fuego comenzaba a expandirse por los campos. Phoenix al menos esperaba quedar completamente inconsciente antes de que el fuego la alcanzara.

-¡Phoenix!-

Egon

-¡Phoenix!- unas suaves manos alcanzaron su cuerpo, su cuerpo protesto pero nada salió de sus labios- Maldita sea, Phoenix.

Corre idiota.

Phoenix capto la mirada angustiada en el mutante y como sostenía su cuerpo junto al suyo.

-V...vete, imbécil- Phoenix apenas y si podía hablar, pero no podía dejar que se quedara atrás. Era una larga caminata hasta el inicio de la muralla, Phoenix ya no podía sentir su brazo derecho y su cabeza estaba cediendo a la inconsciencia.

Egon maldijo.

-Siempre supe que esa bondad tuya, terminaría por matarte- dijo él con tristeza- Estarás bien, tienes que estarlo.- exclamo, como si deseara convencerse a si mismo.

Su cuerpo se agito mientras Egon corría por el campo, miro hacia los lados y reconoció algunos rostros. Ahora tenían la mirada vacía y el cuerpo inerte, y el único pensamiento que tenia en su mente, es que muchos de ellos eran tan solo unos niños.

Los cuales no merecían esa muerte.

Pero Phoenix sentía la ausencia de cualquier remordimiento o culpa.

-Tenemos que salir rápido- dijo Egon, pero no se dirigía a ella.

Sintiendo otro par de manos en su rostro, reconoció que se trataba de Melissa. Los dos observaban a Phoenix, asustados. El aire se volvió mas pesado y hasta ese momento noto los golpes y tierra que cubrían el cuerpo de su compañera.

-Es hora de irnos, Phoenix- murmuro Melissa- Hemos derribado el muro.

Y con esas palabras, su cabeza termino por caer en la inconsciencia. 

NOTA:

*Celda: Phoenix hace referencia a que nunca sintió como una habitación donde dormía, sino que era mas bien algo así como una prisión. 

*Potencia ionica: Es el potencial mínimo necesario para que un electrón salga de un átomo y este quede ionizado. Esta energía se mide en voltios y no debe confundirse con la tormenta eléctrica. Este tipo de energía es mas peligrosa debido a que causa serios daños al cuerpo humano

Mentes SilenciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora