No estamos solos

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Día 3

Fio se levanta de la improvisada cama de Marco, mientras este dormía sobre una roca.

-Fio- Ahora ¿donde estará mi ropa? , mmmm.... creo que esto es una cueva mejor salgo de aquí mejor me llevo el chaleco de Marco.

Fio encuentra su ropa tendida sobre unas piedras ya seca fuera de la cueva ella se quita el chaleco de Marco y se dispone a vestirse, no obstante ella se sentía observada así que regresa rápido adentro para despertar a Marco.

-Fio- ¡Marco! despierta creo que hay alguien afuera.

-Marco- (Desenvainando su cuchillo de bota por el susto) ¡Fio más cuidado casi te apuñalo por el susto!

-Fio- Ya deja eso creo que hay algo afuera.

-Marco- No a de ser nada, pero mejor iré a ver.

Ambos salen de la cueva y no encuentran a nadie en el lugar, el chaleco de Marco esta en el suelo nada más.

-Marco- Mira como dejaste mi chaleco malagradecida.

-Fio- Dime algo que tenemos para defendernos contra lo que haya aquí.

-Marco- Solo tenemos mi cuchillo nada más sin armas, sin conservas ni contacto con los nuestros.

-Fio- (Muy alegre) ¡ya recuerdo puedo llamar a la armada con mi teléfono satélital!

Pero Fio ve horrorizada que su teléfono esta roto 

-Marco- (Agarrando un coco) no recuerdas que lo rompiste cuando te desmayaste, espero que Eri y Tarma hayan tenido mejor suerte.

Fio en estado de shock se pone insterica al saber que nadie vendrá por ellos y empieza correr a la playa viendo los alrededores sin éxito de ver algún barco y en eso cae sobre los pies de Marco tragando un poco de arena.

-Marco- (Con el coco ya partido en dos) jejeje mejor toma esto debes estar deshidratada.

Fio con cara enojada tira el coco y se dirige adentro de la selva.

-Marco- Fio no vayas sola espérame no sabes si hay cocodrilos o serpientes. Mierda no iré por ti.

Pero en ese momento se escucha un grito de Fio, Marco acude a toda velocidad pero es impactado por una bala en su abdomen, el llega a ver a tres rebeldes subiendo a Fio a un bote de remos.

-Fio- Marco ayúdame.

-Fusilero rebelde- calla o te mató además le atine a ese hombre.

-Visor rebelde- Jejeje estos binoculares que detectan el calor corporal es genial, Ahora a matarlo

-Remador rebelde- Muy tarde ya se escapo, pero mejor así de todas formas morirá sin primeros auxilios volvamos a la cabaña antes que anochezca.

Los rebeldes deciden irse, mientras que Marco regresa a la cueva y cueva y saca de un bolsillo un encendedor y una cuchara, con la cuchara se saca la bala y después lo calienta al rojo vivo para cauterizar su herida. Marco sabe que ahora debe ir por Fio, sin importarle mucho su propio estado. Traza un plan con todo lo que dijeron los rebeldes así que se saca su chaleco y su solera para embarrarse de barro paro que no lo vean ni con el detector de calor de esos binoculares, armado de su cuchillo emprende la búsqueda.

La noche del cazador a comenzado. 

La isla de los deseosWhere stories live. Discover now