Señorita

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Señorita, ¿¡Se ha visto!?  ¿¡Se ha visto usted realmente!? Porque creo que no oí bien, ¿Acaba de llamarse fea a sí misma?

No, no creo que se haya visto bien. 

Dice usted que sus ojos separados y algunas curvas de su cuerpo están demás, que su sonrisa tan grande y su risa tan fuerte la hacen menos agradable. ¡Hasta se atreve a decir que sus ojos negros son tan comunes que no podría enamorar con ellos!

Permítame reírme, señorita. Con todo respeto; usted ante mis ojos es la realidad pura.

No sé sienta ofendida ya que muchas veces la realidad duele, pero usted es de la realidad que me llena de alegría.

Cada detalle que dice que la hace imperfecta, para mí es la prueba de que Dios existe, ya que él y solo él es capaz de crear la perfección tan definidamente.

Ver sus ojos es como comenzar un viaje a través del universo, me pierdo en ellos y no quiero volver a la realidad, a menos que en mi realidad se quede usted.

Quizá no lo note, pero la he detallado tanto que empiezo a creer que la quiero más de lo que se quiere usted a sí misma, no puedo evitarlo, y no quiero.

¡Es que no puedo soportar oír que se desprecia, cuando al mismo tiempo para mí es lo más preciado!.

Véase bien, señorita, antes de todo quiero que entienda su valor, y si usted se viera como la veo yo, no dudaría ni por un minuto de su amor por sí, ni de su amor por mí.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora