¿Alguna vez te has preguntado con cuantos demonios cargas? ¿qué te limita a sentir que eres libre?
Para Libi no ha sido fácil enfrentar cada uno de ellos. Son parte de ella, son quienes la han definido, sin saber que hay algo más allá del dolor, ¿Se...
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"Hella por favor haz que paren, por favor, no dejes que estén en casa, no quiero verla, ella fue la culpable de todo. Ella no es nada mío, no existe, solo me llena de coraje y no quiero verla nunca más", eso es lo que le repetía a mi nana cada vez que mi madre aparecía, cada cuantos años pasaban entre una visita y otra, pero siempre era lo mismo, nunca supo de mí, nunca me cuido ni le importé, ni siquiera sabía que cosas me gustaba comer, o en que momento aprendí a leer, mucho menos sabía como fue mi vida durante mi infancia, no era sencillo decir que en 10 horas que tenía junto a ella de visita se pudiera lograr mucho, ¿o si?
Cuando mi padre falleció ella bajó en picada y ya te imaginarás las consecuencias, fue presa por muchos años, eso dejó como consecuencia que mis hermanos y yo hubiéramos sido repartidos como si fuéramos simples objetos, lo que me dejó viviendo con familiares que solo me maltrataban y me hacían vivir en una situación deplorable, enfermé gravemente.
"tranquila mi pequeña, yo no voy a permitir que te sigan lastimando más, desde hoy yo seré quien cuide de ti" por eso mi nana me alejó de ellos y se convirtió en mi madre.
Mi vida en Valley, Montana fue algo diferente, crecí rodeada de granjas, era un pueblo agradable no tan citadino, fue lindo crecer sabiendo que podía caminar por las calles con tranquilidad, incluso hacer mi recorrido a las escuelas sin necesidad de un vehículo propio, mi nana afortunadamente pudo darme esa estabilidad y cariño que cualquier niño necesitaba.
"Por favor hija no me rechaces, yo te quiero y quiero que seamos una familia, vente conmigo a casa" Era el cuento que siempre escuchaba cuando mi madre Mirla hacía sus esporádicas apariciones y solo provocaba mil y un rencores en mí, siempre era pretender ser la madre abnegada y que por causa de mi nana era rechazada, cuando la verdad es que me daba cuenta perfectamente las consecuencias que el ser una drogadicta producía en ella. Su aspecto era esquelético y demacrado y pretendía hacerme creer sus mentiras.
