Deja que el agua se calme y verás la luna...

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Dime... ¿Qué te produce esa sensación de felicidad? ¿Con qué palabras sientes que esa hubiera sido tu historia perfecta? Era la víspera de navidad y nos encontrábamos instalándonos en mi nuevo hogar, se sentía cálido a pesar de la briza invernal que se acercaba, sentí que de los momentos más felices de mi vida, los que viví hoy era uno preciado, junto con el recuerdo del primer día que me decidí a montar un caballo y sentir el viento llevarse todas esas penas que venía cargando, volviendo a mi realidad se sentía casi perfecto, era bueno tener ese nuevo lugar lleno de decoraciones que me hacían sentir que a pesar de los demonios que pintaban mi vida de negro podía encontrar al final un arcoíris.

Escuchar a "wishes of happiness" de sacret spirit me hacía sentir en tranquilidad y me ayudaba a tener una noche libre de recuerdos, sentir esas voces que arrullaban mi alma era algo reconfortante así que me propuse mantener al lado de mi cama un altavoz con el cual reproducirla cada vez que me sintiera agobiada, afortunadamente habían llegado a mis oídos cuando recién llegué a este lugar y desde entonces procuraba apoyarme en ellos para salir de mis crisis emocionales cuando estas se volvían así de abrumadoras.

Nana prometo comer bien y cuidarme, tu mantente tranquila que yo voy a estar bien, fue lo que le prometí a mi nana una vez que era hora de regresar a casa, ya había dejado de lado sus cosas en casa por demasiado tiempo y yo prácticamente no podía ser tan útil compañía ya que mi horario de trabajo era bastante extenso. Ok, ok pero al más mínimo momento que sientas que te hago falta me vuelvo a montar en otro avión y corro hacia ti, no quiero un no por respuesta.

Esta bien nana, lo prometo. Esas fueron mis palabras antes de verla partir- durante todos estos años yo seguía sin poder decir un te amo directamente, pero entre nana y yo no había necesidad de decirlas, ella lo sabía perfectamente.

Desde el momento que yo me alejé de casa la desquiciada de mi madre no volvió a poner un pie ahí, es como si la tierra se la hubiera tragado y con esto sentí que por fin le había dado a nana un momento de paz. Era gratificante saber que podía dormir tranquila sabiendo que nadie iría en medio de la noche a molestar para que le abrieran la puerta o a hacer escándalo a las horas de la madrugada porque simplemente le pedía que se marchara.

Por primera vez en un muy largo tiempo sentí que por fin merecía tener una vida tranquila.... pero como siempre, de nada vale apostar tan alto, cuando siempre terminas perdiendo.

El Diario de LibiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora