Los ojos no sirven de nada si la mente no quiere ver

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¿Te encuentras bien? Esas palabras me hicieron voltear y ver a un chico algo tímido aproximarse, sosteniendo un pañuelo para que pudiera limpiar mis lágrimas, yo no me acordaba de su nombre, no era uno de mis compañeros, mucho menos mi amigo, solo recuerdo que era familiar de mi compañero Gerardo, por lo que creo iba algunos grados más abajo que nosotros. Tratando de verme menos patética y sintiéndome una tonta por permitir que alguien me viera así me compuse lo más que pude y solo le di las gracias. Apenas iba a pedirle que por favor no dijera a nadie como me había visto cuando Marcos apareció de la nada propinándole tremendos golpes sin dejarme siquiera explicar porque ese chico me estaba dirigiendo la palabra.

Se me hizo injusto que ese pobre chico recibiera tantos golpes por solo brindarme un pañuelo, su cara llena de sangre y su labio partido me decían que esos golpes no se curarían pronto. Marcos por favor para, lo vas a matar, por favor no sigas, él solo quiso ayudarme, por favor déjalo ¿que no ves que ni siquiera puede defenderse? Eso solo despertó más su furia, lo siguiente que recuerdo es que marcos me había tirado al suelo de una bofetada y trataba de hacerme reaccionar ya que por el golpe perdí la consciencia por unos minutos.

Basta Libi, no puedes seguir así me repetían Gerardo y Ava, quienes estaban llenos de resentimiento por ver al pobre chico todo desfigurado, ahora se que se llamaba Fabián, ese pobre no merecía tremenda golpiza solo por tratar de ser amable, pero era obvio que yo estaba dentro de una relación donde yo era tratada como una muñeca de trapo sin mente propia, prácticamente marcos intentaba convertirme en otra mujer igual que su mamá.

Basta Libi, no puedes seguir así me repetían Gerardo y Ava, quienes estaban llenos de resentimiento por ver al pobre chico todo desfigurado, ahora se que se llamaba Fabián, ese pobre no merecía tremenda golpiza solo por tratar de ser amable, pero ...

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Después de esa noche yo no sabía que hacer, sentía que me encontraba en medio de dos paredes que poco a poco se cerraban hacía mi y eso solo me provocaba pánico absoluto. Obvio después de todo el caos que sucedido marcos intento mil veces llamarme y pedirme perdón, los primeros días solo quise apagar el teléfono y ocultarme bajo las sabanas. Lo que no me imaginaba en realidad es que como buen macho se dedicara a platicar a sus amigos que me había estado viendo con otro chico a espaldas de él y que por eso no tuvo piedad al golpearlo y que yo me merecía esa bofetada y los golpes que recibí por el simple hecho de tratar de burlarme de él.

Como siempre de nada sirve tratar de aclarar las cosas cuando esa persona no es capaz de reconocer que tiene problemas y que se equivocó al juzgarte antes de tiempo, los últimos seis meses de carrera fueron un infierno entre las burlas y los chismes de pasillo pero nada me importaba ya, solo me quedaba el maldito recuerdo de ese día y esos demonios recordándome que por eso estaban a mi lado, para hacerme ver que no se podía confiar en nadie porque por más que tengas fe en las personas, estas pueden traicionarte, "recuerda libi, nunca puedes creer en las palabras de las personas, porque siempre te van a traicionar". Si tan solo les hubiera hecho caso.

El día que por fin la escuela dejó de ser parte de esas paredes que me oprimían me armé de valor y sin darle oportunidad a mis inseguridades de hacerme dudar, hice mis maletas y salí del lugar que por 15 años había sido mi santuario y a la vez mi cárcel.

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