Capítulo 83: Zira y los frutos de su malvado esfuerzo

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Así pasaron varias Lunas.

Y una noche en la que Taka lloraba amargamente por la pérdida de Elanna, Zira, moviéndose con cautela entre las sombras, se acercó a él. Y se estremeció al escuchar los lamentos de su amado.

—Es esa estúpida profecía, día a día arruinando mi vida. ¡La odio! ¡La odio!, preferiría la muerte antes que seguir viviendo este infierno.

La leona escuchaba el llanto tan lleno de rabia de Taka, y sintió compasión por él.

—No sabes lo mucho que me duele verte así. Daría cualquier cosa por verte feliz.

Scar se volvió hacia ella.

—¡Oh, Zira!, cuando me casé con Elanna yo te hice a un lado sin compasión. Tú siempre has estado ahí para mí de manera incondcional, y yo tan ciego.

—Y podría estar, para siempre—, Le dijo la leona dándole un dulce beso en la boca, un beso que guardaba un vehemente secreto.

Scar narrando:

La noche que Zira se acercó a mí, pude notar amor en su mirar. Un amor profundo y sincero. Yo sentía que lo ocurrido entre nosotros -recordando, por supuesto que nunca había pasado, ya que mis recuerdos relacionados a ella era falsos, producto de la hipnosis hiénica- había sido por mera atracción y por tantos años de amistad que por error habían culminado en un arrebato de pasión, y por primera vez me puse a analizar cada extraño comentario, cada indirecta que me había lanzado. Ahora por fin entendía por qué trataba tan mal a Sarafina cuando vivía con nosotros, y por qué se ponía triste cuando le hablaba de Elanna. En esos momentos comprendí que no era al hijo de Leo, Tuni, a quien ella amaba. Mis ojos se abrían ante la realidad evidente; ella a quien en realidad había amado en secreto, todo ese tiempo... era a mí.

Dos días pasaron de aquel suceso, y basándome en todo lo buena que había sido Zira conmigo, e impulsado por el hechizo hiénico, así como por el deseo infinito de apaciguar un poco mi dolor por la pérdida de Elanna, decidí contraer nupcias con ella. Cuando hice el comunicado, todos en el reino pegaron el grito en el cielo, y como era de esperarse, nadie del pueblo asistió a la ceremonia, tampoco las leonas leales a Mufasa, sólo se presentaron, claro, las leonas del ex ejército de Haki, y las hienas. Al final de la boda, muchos súbditos se reunieron para abuchear a Zira como la primera vez. Exigían a Elanna como su legítima reina. Esto me dolió en el alma, y quise castigarlos, pero me abstuve; no quería arruinar el feliz momento que compartíamos Zira y yo, con audiencias y demás.

Pasaron algunos meses en los que el matrimonio con Zira me había sentado bien, me sentía tranquilo y en paz, y me distraía de mi dolor por la pérdida de Elanna.

Pasaron varias lunas más en las que Zira dio el anuncio de su embarazo a todo el pueblo, el cual, desde luego, no lo tomó a bien, pero no nos importó. La opinión de todos daba igual, finalmente se consumaba nuestro deseo de tener un heredero al trono.

Cuando por fin Zira dio a luz, como era de esperarse, y al igual que como ocurrió en mi boda con Zira, nadie asistió a la presentación del pequeño. No sabría decir si fue por que todos estaban enojados por las nuevas leyes dictaminadas, o por que Zira era reina. Durante el parto, las comadronas fueron Shenzi y Lazy-Eye, y de nueva cuenta, solamente los hiénidos y leonas del ejército de Haki felicitaron a Zira. Las leales a Mufasa, se mostraron indiferentes.

Yo, aún estaba confundido: Mi corazón pertenecía Elanna y pertenecería eternamente, pero (debido al hechizo hiénico) mi ser estaba convencido de que entre Zira y yo había florecido el amor, aunque no fuera tan fuerte. A veces me daba ternura verla, y recordar todo lo que ella a lo largo del tiempo había hecho por mí. Y con estos recuerdos en mi cabeza, me acerqué a ella. Me sorprendía que estuviera tan contenta pese a las circunstancias bajo las que su hijo había llegado al mundo.

—¿Cómo le pondré? —me preguntó—, no se me ocurre ningún nombre.

Pensé por un momento. —¿Qué te parece si le pones un nombre que vaya de acuerdo a su personalidad?, ¿Qué tal 'Nuka' que significa 'apestoso'?

Zira asintió con la cabeza. —¿Nuka?, Mmm... Sí me gusta mucho aunque suena raro

Así se llamará: Nuka.

"La falsa ilusión provocada por un simple hechizo hiénico, día a día comenzaba a hacerse realidad."


El Rey León: LAS MEMORIAS DE SCAR/TAKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora