Cuando salgo, al principio no espero gran cosa. Lo que me más sorprende es que Arline ha desaparecido. No es que me queje, porque ha dejado todo limpio, pero lo último que me ha dicho —lo de Alguien ha venido a verte— no sonaba a Adiós, Ker, mañana nos vemos o a Hasta mañana, ¡ya me contarás todo!
Declan está de pie, aún junto a la puerta.
Puedo imaginarme por qué mi amiga parecía tan... no sé. Ella tiene mucho carácter, pero estaba muy rara.
Declan es realmente alto, rubio y de ojos verdes, y siempre va completamente vestido de negro. Es uno de los mejores chicos que conozco, pero eso no cambia que cuando se pone serio, se pone muy serio.
Él me mira , como si esperara que dijera algo. Y yo no tengo ni idea de qué espera que haga o diga. Sencilla me encuentro mareada en este momento.
Quiero preguntarle por Quinlan, pero a la vez no quiero porque sé que si lo hago, es bastante probable que me eche a llorar antes de pronunciar su nombre por completo.
Pero no lo entiendo. ¿Viene aporreando la puerta y no dice nada una vez aquí?
—¿Qué quieres?
—¿Qué quieres tú, Kerrie?
Clava sus ojos en los míos y siento como si pretendiera hacerme daño a través de esa mirada. Porque, de ser así, lo está consiguiendo.
—¿Cómo dices? —No sé si ha podido oírlo, pero me siento completamente incapaz de hablar más fuerte.
Cuando Quinlan está de por medio, simplemente se me nublan todos los sentidos.
—Le he dado la carta a Quinlan, y...
No oigo lo siguiente que dice, mi alma estalla con tan solo oír su nombre.
Vinieron a mi mente esos ojos azules, ese pelo negro, esos labios finos, esos tatuajes adornando su cuerpo.
Aquella noche.
El concierto.
Y... lo de después.
—¿Estás bien? —Declan se acerca a mí, y a cada paso que da hacia mí, yo retrodezco.
—No —sueno ahogada, me siento ahogada—. ¿A qué has venido?
Esta vez, habla más cuidadosamente.
—Le he dado la carta. Me ha pedido que me quedara. Él se ha ido a su habitación y luego ha vuelto. Estaba enfadado conmigo porque él sabía que yo supe quién eras desde el primer momento.
Me cubro la cara con las manos, pero muy a mi pesar, sé que eso no me va a hacer desaparecer.
—Estaba enfadado también por otras cosas...
En un hilo de voz, suelto, muy lentamente:
—¿Cuáles?
Él me quita las manos de la cara y me abraza fuertemente.
Declan es tan grande que en lugar de hacerme sentir mejor, me noto más pequeña, más insignificante.
—Estaba enfadado porque creíste que él no te querría.
Lo dice tan bajo que no estoy segura de si han sigo imaginaciones mías.
—¿Qué?
—Nada.
Declan sale de Smith's. Y yo no puedo parar de llorar.
n/a: Declan en multimedia (sí, he escogido a Jeremy Buenorro Sumpter).
Espero que os esté gustando la historia☺
- Carmen
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Quinlan (1982) ©
Подростковая литератураSegunda parte de la bilogía "1982", es necesario haber leído antes "1982" para entender esta. ❝¿Qué me has hecho, Quinlan?❞ - printruck© - Queda totalmente prohibida la copia parcial o total de esta obra. Todos los derechos reservados.