A menudo escuchamos la frase "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Es cierto... tendemos a tomar las cosas por sentado y solo vemos realmente cuánto significan para nosotros cuando estamos a punto de perderlos o cuando ya lo hicimos.
Y aunque suene trillado, todos hemos estado, o estaremos en esa situación en algún momento, ya sea que se trate de algo relacionado al amor o la vida.
Valentina observaba con una sonrisa un grupo de chicos que hablaban animadamente en la sala de espera del hospital. Uno de ellos llevaba una férula en el brazo izquierdo. Después del accidente podían reír y bromear sobre la lesión del joven.
La ojiazul apreciaba detalles tan sencillos, apreciaba cosas que para muchos podrían pasar desapercibidos. Y en este caso, admiraba a las personas que a pesar de las circunstancias difíciles en las que se hayan encontrado, al final pueden convertirlo en una anécdota tonta para contar con una sonrisa.
-Señorita Carvajal, el doctor la atenderá, por favor diríjase a la sala B para que la examine- Dijo la enfermera interrumpiendo los pensamientos de la joven.
-Muy bien- respondió Valentina con una ligera sonrisa y una expresión de total calma en su rostro.
Caminaba tranquilamente por los pasillos del hospital para encontrarse con su doctor cuando la vio, tomaba un café muy concentrada en la nada, ahí estaba aquella mujer de hermosos ojos y mirada fría.
Le dedicó una mirada que pasó desapercibida para Juliana ya que se encontraba de espaldas, recargada en un barandal. Estaba dispuesta a seguir su camino, pero había algo en aquella mujer que llamaba la atención de Valentina y el magnetismo que sentía por Juliana la hizo detenerse. Indecisa sobre qué debía hacer, la ojiazul, admiró su espalda y su cabello negro peinado en una coleta.
"Supongo que no tengo nada que perder". Pensó la joven al sentir esas irremediables ganas de hablar con Juliana, tenía una pregunta rondando por su cabeza desde que la vio por primera vez en la mañana y quería saber qué pensaba o sentía la morena para mostrar esa indiferencia en la mirada.
-A parte de su sentido de responsabilidad y deber como doctora... ¿No siente en absoluto empatía con los familiares de sus pacientes, cierto?
Juliana sorprendida giró y se encontró con unos hermosos ojos azules.
-¿Qué? Amm... Lo siento, ¿nos conocemos?- Apenas si morena pudo hablar por la inesperada pregunta de Valentina.
-Oh no, para nada- Dijo la ojiazul de forma muy entusiasta, irradiaba tanta luz, Juliana podía jurar ver destellos alrededor de ella por la hermosa e inocente sonrisa que Valentina le ofreció al responder. -Dio la casualidad que la vi esta mañana y he estado esperando para preguntarle algo, espero no estar molestándola demasiado... uhm, Doctora Juliana Valdés- leyó Valentina en la identificación que colgaba de la bata de la morena mientras se inclinaba hacia ella.
-Jajaja... lo siento- rió tiernamente la castaña.- Es solo que soy corta de vista y hoy olvidé mis lentes.-
"Qué persona tan peculiar". Pensó Juliana, y de verdad podría jurar que esa chica emanaba luz propia.
-Disculpa... ¿Qué fue lo que dijiste hace un momento? No estaba prestando atención realmente.
-Mi nombre es Valentina. He querido preguntarle, ¿cuándo...?- se detuvo la castaña al ser interrumpida por el teléfono de la doctora.
-Por favor discúlpame- intervino Juliana mirando la pantalla de su teléfono. -Tengo un caso urgente que debo atender.-
-Oh...Vale, entonces, adiós. - Valentina rió por la situación mientras veía a Juliana correr. -Debí ver eso venir... estos doctores, son todos iguales.- Se encogió de hombros y tranquilamente reanudó su camino.
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Pulse (Juliantina)
RomanceJuliana Valdés, una cirujana cardiovascular, no cree en el amor. Opina que, junto a la fidelidad, es solo una fachada para tener sexo. Por eso, no busca relaciones serias y se acuesta con cualquier chica que le guste. Esto es así hasta que conoce a...