Capítulo 9

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A nosotros los humanos no nos gusta esperar. Esperar, para nosotros es una tortura, y también es algo demasiado aburrido.

Aun así... Existen excepciones donde estamos dispuestos a hacerlo...

Habían pasado un par de semanas desde que Juliana besó a Valentina, esa mañana, la castaña se encontraba en el balcón admirando la vista tan buena que tenía de la ciudad, mientras disfrutaba de una taza de té y se perdía en sus pensamientos.

Un par de noches a la semana Juliana tenía guardia en el hospital, por lo que en ocasiones no llegaba a casa a dormir, a veces el trabajo la consumía y ella y Valentina se veían una vez que regresaba a descansar.

Los pensamientos de la ojiazul se vieron interrumpidos cuando escuchó la puerta del departamento abrirse, Juliana por fin regresaba del hospital.

-Regresé...Aaah, estoy tan cansada... -La morena dejó sus cosas y caminó con poca energía hacia el sillón. -Hoy tuve una operación de 10 horas... Mis pies me están matando en este momento.-

Los primeros días después de su beso fueron un poco incómodos para las dos, les costaba hablar con normalidad o no podían pasar mucho tiempo viéndose a la cara sin sonrojarse. Poco a poco pasó la incomodidad y la convivencia mejoró. Para su propia sorpresa, Juliana se había acostumbrado muy rápido a la presencia de Valentina.

-Bienvenida a casa, doctora.- Saludó con una hermosa sonrisa. -Casi pensaba que tu fatiga era a causa de tu rutina usual de caza-mujeres.-

-He estado metida en el quirófano durante dos días seguidos, ¿cómo podría tener tiempo para eso? -La morena se sentó en el sillón, no tenía energía suficiente para llegar a su habitación. -Y a parte, siempre termino con los casos de mayor riesgo... Solo quiero dormir YA.-

-Oh, vamos, estarás bien... Después de una o dos lindas mujercitas. -Decía la castaña mientras servía jugo de mandarina en un vaso.

-¡No me importa ninguna linda mujercita en este momento! ¡Solo tomaré una agradable y larga siesta! Justo aquí...-Su voz iba perdiendo fuerza por el cansancio.

-Aquí hay un poco de jugo. Toma, te refrescará. -Valentina le llevó el vaso y se lo dejó en la mesita de la sala.

-Sí... Gracias... -Juliana poco a poco se quedaba dormida sentada.

Valentina veía como la respiración de la morena se volvía más pesada y tranquila a medida que se iba relajando.

Ya que creemos que algunas cosas realmente merecen la pena esperar...

-Doctora... ¿sigues despierta?- Preguntó mientras se inclinaba hacia ella, quedando cerca de su cara. Como no obtuvo respuesta, asumió que ya se encontraba dormida y la admiró por varios segundos. Miró su rostro relajado y las ganas de acariciar sus mejillas le ganaron, estiró la mano poco a poco y se acercó a ella.

-¿Qué demonios crees que estás haciendo?- Preguntó la morena con los ojos cerrados aún, haciendo que Valentina se sobresaltara del susto y deteniendo su mano.

-¿Te quieres librar de mí? Porque eso parece al querer ocasionarme un infarto.- Dijo haciendo un puchero. -Uhm... Tal vez pensaba en estrangularte... como venganza por lo que me hiciste la otra vez.- La ojiazul estaba sonrojada y nerviosa, pero intentó disimular.

Juliana abrió solo un ojo y acto seguido tomó la mano de Valentina y la jaló. Valentina cayó sobre ella sin saber qué estaba haciendo.

-¿Realmente crees que puedes estrangularme?- Preguntó mientras reía y tomaba una de sus manos, mientras con la otra la sujetaba por la cintura, sentándola en sus piernas. -No tienes la fuerza para vencerme. -Dijo en modo juguetón.

Pulse (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora