Capítulo 16

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La luz del sol poco a poco se filtraba por la ventana de la habitación, iluminando con sus rayos a las dos mujeres acostadas frente a frente, solo cubiertas por las sábanas. La ojiazul fue la primera en despertar y al abrir los ojos se sorprendió de ver a la morena dormir pegada a ella.

-Doc...- La joven tardó una milésima de segundo en recordar por qué estaban en esa situación y se cubrió la boca con la mano, avergonzada por recordarlo.

Anoche nosotras... Esto es algo emocionante... despertar de esta forma.

Valentina se apoyó sobre sus codos y se levantó poco a poco, mientras admiraba el rostro relajado de Juliana que seguía dormida.

Sí que luce cómoda. Pensó con una sonrisa ligera. Vale, despacio... No te despiertes, no te despiertes, no te despiertes. La ojiazul intentaba salir de la cama con cuidado, cuando por fin estaba en la orilla, sintió una mano en el abdomen.

-¿Vas a algún lado?- Dijo Juliana aún con los ojos cerrados y jalando a Valentina hacia ella, pegándola a su cuerpo.

-¿Te...te desperté? Ya es de día...-La ojiazul estaba nerviosa, sentía el cuerpo desnudo de la morena pegado a su espalda. -Iba a hacernos el desayuno...-

-No irás a ningún lado.- La morena hablaba perezosamente, con los ojos cerrados. -Te quedarás aquí conmigo. Hasta que yo lo diga.-

-Ma-mala.

-Uhmm... tal vez deba agotarte de nuevo solo para asegurarme que te quedes aquí...

Honestamente es refrescante... el ser capaz de girar y verla al otro lado de la cama. Menos espacio para mí, pero no es para nada incómodo. Porque ya no estaré durmiendo sola. Pensó Juliana mientras se pegaba más al cuerpo de la ojiazul.

Valentina sonrió y se acurrucó en los brazos de la morena, se dejó envolver por su calor y sintió como poco a poco su respiración era más pesada y el agarre de su brazo se fue aflojando. Juliana seguía agotada por todo lo que había vivido en los últimos días. La ojiazul también se quedó dormida a los pocos minutos. Estar así, entre sus brazos era muy reconfortante y cálido, nunca imaginó cómo sería despertar con ella, el sentir su calidez la envolviéndola.

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Valentina de nuevo fue la primera en despertar, esta vez Juliana no la detuvo cuando quiso salir de la cama, la morena seguía cansada. La joven tomó una ducha y comenzó a hacer el desayuno para las dos. A los pocos minutos, la doctora se dispuso a levantarse de una vez por todas y tomó una ducha mientras la joven terminaba de cocinar.

-Maldición...- Se quejó entrando a la cocina. -Me duele todo. Voy a tener que pedirte que me ayudes con estos golpes, Val...-

-Vale, lo haremos después de desayunar.- Dijo la joven mientras apagaba la estufa.

-Oh, ¿huevo y jamón?

-Hubiese hecho algo mejor... sino me hubieses tenido en la cama.- Respondió nerviosa.

-Esto está bien, no soy exigente. Lo salado no sacia mi apetito de todos modos.- Juliana la abrazó por la espalda, arrinconándola contra la barra de la cocina. -Prefiero las cosas dulces. ¡Como tú y toda la miel que me diste anoche!- Dijo con los labios pegados a su cuello.

-Ju-Juls...-Harás que tire todo, ¿no puedes esperar?

-Nop. Quédate quieta.

Juliana hizo que la joven girara, quedando cara a cara, la apoyó en la barra y se inclinó para besarla. Valentina correspondió con un beso suave y cálido. Poco a poco el nivel de intensidad fue creciendo, la morena comenzó a besar y lamer el cuello de la ojiazul, mientras con sus manos se apoderaba de sus caderas y la joven enredaba sus brazos alrededor de su cuello. Se estaba dejando llevar por el calor que empezaba a inundar el lugar, cuando escucharon un fuerte ruido proveniente del estómago de la doctora.

Pulse (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora