Miraba fijamente la taza llena de palomitas de maíz que eran más caramelo que maíz, sintiendo la pegajosa textura entre sus dedos, mientras pensaba que después de comer tal bazofia excesivamente dulce y empalagosa tendría que cepillar sus dientes con mucha más fuerza que siempre. Y tal vez agregar más ejercicios que de costumbre para bajar la azúcar de su sangre.
Y a pesar de todos los contras que tenía el comer aquel maíz súper endulzado que ni siquiera le gustaba, terminó llevándose un puñado de ellas a la boca, masticando con una clara mueca de asco, tratando de contener las arcadas.
—Blasty, quita esa cara, sólo es un snack, no una tortura. —comentó Kirishima con su estúpida sonrisa que lograba que le dolieran los dientes incluso más que aquel “snack”.
Bakugo gruñó por lo bajo antes de tomar otro puñado, y llevarlo a su boca de nuevo.
En este momento maldecía a Aizawa, y sus pruebas sin sentido que terminaba haciéndolos sufrir solo para "prepararlos" para la vida de héroes.
En este momento se encontraban en medio de una prueba de mierda. En donde tenían prohibido dormir durante 12 horas completas. Algo sobre patrullaje nocturno, y que debían mantenerse despiertos.
No tenían posibilidades de engañar a Aizawa, ya que los había hecho colocarse unos brazaletes que medían sus ritmos cardíacos y sus ondas cerebrales, si ellos se dormían el brazalete emitiría una señal que los dejaba fuera de la prueba.
Todo inició a las seis de la tarde cada quien haciendo mierdas por su lado, sin mayor inconveniente. Cuando dieron las diez de la noche decidieron ver una maratón de películas de perros. Que terminó a las dos de la madrugada con la mitad de la clase llorando a moco tendido, y el rubio cenizo apretando fuertemente a Kirishima, consolándolo, por supuesto.
A Bakugo por supuesto que no le afectaba el hecho de que el condenado perro de la película, terminara muriendo y llegando al cielo para reencontrarse con su dueño. Esas mierdas no lo afectaban, solo escondió su cabeza en el hombro de Kirishima porque el idiota creía que él estaba llorando, obvio que era porque una pelusa había entrado en su ojo.
Como sea, a esas horas el sueño estaba empezando a afectar a más de uno, así que decidieron hacer una batalla de videojuegos que les devolvió el ánimo.
Jugaron Dance Hero, Dance!, Hero Kart, All Might adventure, y otros juegos más hasta que el imbécil de cara plana y la rata eléctrica comenzaron a pelear por quién era el siguiente hasta tropezar y derramar una gaseosa sobre la consola dejándola inservible.
De nuevo quedaron sin nada que hacer, con sueño, y dos horas faltantes para completar el reto. Mina decidió no rendirse y convenció a todos para jugar Yo nunca nunca.
Katsuki no lo había jugado antes pero admite que es súper entretenido al ver las caras de vergüenza de todos al aceptar las cosas que hicieron.
Hasta ahora había descubierto que más de la mitad de la clase bateaba para el otro lado —no es que lo sorprendiera demasiado—, que la cola de caballo tenía un romance secreto con un chico de la clase B, que Iida había robado una vez —un caramelo, pero fue divertido verlo tratando de explicarlo cuando todos la vieron sorprendidos—, y varias cosas más.
En estos momentos le fastidiaba el no poder molestarlos por esto después, pero junto a los demás había dado su palabra de no comentar, ni divulgar nada de lo que fuera dicho.
Volviendo al comienzo ahora se encontraban a media hora de culminar la prueba como un tremendo éxito, y sin ningún caído. Mientras Bakugo comía otro puñado de la bazofia súper endulzada para no quedarse dormido. El café había dejado de funcionar desde las tres de la madrugada, y su estómago aún ardía después de haber ingerido mínimo dos litros.
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Entre Corazones De Roca Y Flechas Explosivas | •KiriBaku Month 2020•
FanfictionCuando sus ojos se encontraron, se encendió una chispa que nunca antes habían sentido. Y sin darse cuenta el corazón de roca había sido atravesado por una flecha explosiva grabando su nombre a fuego para siempre. O dónde el corazón explosivo fue atr...