Día 4: El dúo escarlata.

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Kirishima se encontraba cansado, respiraba de forma pesada al igual que sus compañeros, sin dejar de mantenerse alerta ante cualquier movimiento de sus rivales.

Miró por el reojo a Bakugo que se encontraba rodeado de dos chicos. Impidiendo sus movimientos, tratando de quitarle el balón lanzando barridas.

Kirishima pasó su mirada a su alrededor, Todoroki se encontraba ocupado marcando al mastodonte del otro equipo, un tipo calvo de nombre Inasa, retándose mutuamente, algo de historia tienen esos dos, o al menos eso logró escuchar del heterocromático.

Midoriya intervenía cada movimiento, e intento del más alto por rehuir de su marcado. Shindō solo sonreía tratando de burlar al pecoso, una batalla de miradas y determinación entre ambos que no parecía tener un fin pronto.

Y Kirishima volvía la vista al frente en su puesto como defensa central, tratando de alejar a los que intentarán pasar a su lado de la cancha. Los más fuertes parecían estar ocupados, o eso creyó hasta que logró verlo.

Shishikura el capitán del equipo contrario, se acercaba a paso veloz y precavido por la espalda de Bakugo. Y los engranajes del pelirrojo crujieron al darse cuenta de que ese era el plan, distraer al cenizo para dar el golpe de gracia.

El reloj marcaba pocos minutos para el final del segundo tiempo. Ambos equipos se encontraban empatados, y estos movimientos eran decisivos para determinar el ganador del partido.

Kirishima se preparó mentalmente para los gritos que iba a recibir por parte de su capitán. Que a pesar de ser su novio, no evitaba que recibiera los castigos del mayor cuando creía que cometían una estupidez en el campo. Tal vez tendría que darle diez vueltas a la cancha si todo salía bien y Katsuki era benevolente.

Corrió de su lugar correspondiente interponiendo su cuerpo entre Seiji y Katsuki, el cenizo lo miró por el rabillo del ojo soltando un gruñido al ver a su oponente que intentaba atacarlo por la espalda, y reniega en su mente el hecho de pensar por un segundo que aquel sonaba como un buen plan.

Claro, que a Shishikura le faltó agregar a Kirishima a la ecuación, era un reverendo idiota al no considerarlo, no por nada eran conocidos como el dúo escarlata.

Eijiro y Katsuki quedaron espalda contra espalda, rozando sus codos y chocando sus piernas, cuando el pelirrojo evitaba que su oponente se acerque, o cuando el cenizo hacía una pinta para burlar a los imbéciles que trataban de arrebatarle el balón. El tiempo seguía corriendo, los jugadores estaban agotados, y nadie quería llegar al tiempo extra.

El cenizo mira a sus costados, ve al bastardo de las mitades obstaculizando al mastodonte calvo, a Deku jugando a quien escapa primero con el imbécil de sonrisa malévola, y los demás cada quien intentando marcarse entre sí al encontrarse sin órdenes de sus capitanes. Y Bakugo quiere que está mierda de partido termine de una vez, así que le da un pequeño codazo a Kirishima que lo mira por un segundo, el capitán asiente, para llevar a cabo el plan que habían preparado para esta ocasión.

—¡Kaminari, deja de coquetear! ¡Estamos en medio de un partido! —gritó el pelirrojo, mostrando una sonrisa de disculpa en dirección al rubio del rayo que lo miraba totalmente descolocado y confundido.

Pero funcionó, en cuanto esas palabras fueron dichas y procesadas por el capitán del Shiketsu este volteó enseguida a mirar en dirección a Kaminari.

El cenizo tomó la oportunidad pasando el balón a los pies del chico de dientes filosos que empezó a correr junto con el balón a la portería contraria, con su capitán siguiéndolo de cerca. Escucharon la exclamación confundida de los chicos que trataban de arrebatarle el balón a Bakugo y las maldiciones que empezó a soltar el mayor de cabellos morados al caer en la trampa.

Entre Corazones De Roca Y Flechas Explosivas | •KiriBaku Month 2020•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora