Día 7, Mayores de edad/Ancianos. Continuación del día 3.
¿Acaso el amor es complicado?
A veces se lo pregunta, ¿Y si no existiera el odio? ¿la homofobia? Si ese fuera el caso, el amor, su amor, ¿sería acaso tan complicado?
Si hubiera amado a una mujer ¿todo hubiera sido más sencillo?
Tal vez sí, tal vez se hubiera ahorrado las burlas, los golpes, las malas miradas, el odio, no habría pasado por tanto, no habría sufrido tanto.
Pero si hubiera amado a una mujer ¿habría sido tan feliz?
Tal vez no, tal vez nunca hubiera estado tan seguro del amor que profesaban aquellos ojos rojos al verlo, ni del cariño de sus brazos al abrazarlo, o la calidez de su presencia.
Algunas veces logra mirar atrás, allá donde dicen que no debes observar nunca, aquel pasado que se cierne sobre él.
¿Y si nunca hubieran huido de casa?
Lo recuerda, Kirishima llorando en sus brazos, con un corte extendiéndose sangrante sobre su párpado derecho, sollozaba con fuerza, gimoteando entre balbuceos apenas entendibles sobre como su padre lo golpeó entre gritos alegando que su hijo no sería ningún marica, y que si lo era, entonces el mismo se lo quitaría a base de castigos. Sollozó por su madre, que estaba llorando de miedo, pero él la defendió alegando que ella no sabía nada de eso, su padre lo echó de la casa gritando que no volviera hasta que fuera un hombre.
En medio de la noche fría sólo pudo caminar hasta la casa de los Bakugo, donde el rubio lo recibió con los brazos abiertos, no era la persona más empática y cariñosa, a nadie le quedaban dudas de eso, pero con todo su esfuerzo evitó lanzarse a gritar y despotricar contra el bastardo que era su “suegro”, en cambio curó con cariño la herida, para después abrazarlo, mantenerlo cálido, haciéndole sentir querido.
No era la primera vez que lo golpeaban, que los golpeaban a cualquiera de los dos, los chismes corren rápido, sobre todo cuando se trataba de aquellos que rompían la norma.
No importa cuanto intentaron esconderlo, aún cuando su corazón gritaba las ganas de profesar su amor. Cuantas veces sus amigos intentaron ayudarlos saliendo con ellos antes de dejarlos solos en sus citas, por momentos ya que luego debían volver juntos. Cuantas veces fingieron, las veces que Chía lo abrazaba o le besaba las mejillas frente de todos tratando dispersar las dudas que empezaban a formarse sobre ambos, Bakugo siempre le agradecería su ayuda, pero la verdad siempre saldría a la luz.
Sus propios padres lloraron al enterarse, su madre le gritó furiosa, su padre lo vió decepcionado, pero el rubio no cedió, no sería un cobarde, no se arrepentía de aquello que sentía por el pelirrojo, al final lo aceptaron, rogándole que lo escondiera, que se escondiera, más allá que por cobardía, lo hiciera por su bien, por el de ambos, algo tan simple como amar a alguien podía afectar y cerrarle muchas puertas.
Esa noche entre la rabia que ardía en su interior, entre la tristeza de los ojos color granate, huyeron con la oscuridad y las estrellas como única compañía. Ya eran mayores de edad, dieciocho años sonaban como una vida por delante, sonaban como el grito de independencia y realización para velar por sí mismos.
La vida fue dura, estar un par de meses en cada lugar, conseguir trabajos de medio tiempo, costaba, pero valía la pena si podían volver a los brazos del otro.
Sonríe al recordar las aventuras que vivían sus amigos, y las propias que eran contadas en innumerables cartas, ya que ellos eran lo único que los ataba aún a aquel pueblo.
¿Se arrepiente?
“Una vida sin arrepentimientos” Kirishima cree que no hay que arrepentirse de nada, ese es el epítome para ser feliz. A él en particular le parece algo imposible, en su edad actual se arrepiente de algunas cosas, pero tan difusas y sin importancia que apenas las recuerda.
Tal vez de fingir tanto frente a las personas como sí fuera él quien estaba equivocado.
Tal vez de haber faltado a la boda de su mejor amiga, Dios sabe que lo intentó, pero a veces las cosas no salen como quería, al menos fue feliz de ver las fotografías, y de ver como ella lució su vestido de nuevo para Eijirō y él cuando al fin lograron llegar un par de horas tarde.
Tal vez de no haber conocido a los idiotas de Sero, Kaminari y Mina antes, está seguro que su juventud hubiera sido más feliz de tenerlos a su lado, aunque esta agradecido de que el pelirrojo si haya tenido la oportunidad.
Tal vez de no haber tenido el valor de gritarle al mundo cuanto amaba a Eijirō Kirishima desde que él mismo lo notó.
Son cosas tontas, llenas de brumas que su envejecida mente a veces olvida. Esta seguro de que no olvida nada importante.
¿Está orgulloso?
¡Por supuesto que sí!
Esta orgulloso de su yo de 16 años en aquella primavera de los 50's que aunque necesito de mucha motivación y ayuda de su mejor amiga, logró confesar sus sentimientos, y besar al chico que le gustaba, de haber bailado juntos escuchando la suave melodía que soltaba la rockola nueva en aquel entonces.
Esta orgulloso de sí mismo, cuando gritó en frente de un montón de personas cuanto amaba a Eijirō Kirishima, un hombre, y que aquel que tuviera un problema viniera a decírselo a la cara, porque sí era por el de ojos granate lo haría un millón de veces.
Esta orgulloso de Kirishima, y también muy agradecido, de que a pesar de todo lo malo decidiera vivir una vida juntos, enfrentando el miedo, el odio de las personas.
Esta orgulloso de haber pasado una vida a su lado, y aunque ahora sólo estuvieran los dos sentados en silencio bajo la acogedora casa que escogieron como hogar, celebrando su primer aniversario de bodas, poder seguir diciendo:
—Te amo, Eijirō Bakugo y no sabes lo malditamente feliz que me haces al estar conmigo. Feliz aniversario. —Una sonrisa se pinta en su boca, marcando aún más las arrugas de piel pecosa por el tiempo.
—Estas muy viejo para seguir diciendo esas groserías, Blasty. —Eijirō se ríe, la mano callosa por el trabajo de la juventud busca la suya para unirlas y dejar un pequeño beso sobre el anillo plateado que descansa sobre uno de sus dedos. —También te amo, Katsuki Bakugo. Feliz aniversario.
La calidez los recorre por completo, y las sonrisas no abandonan sus rostros, la vida para ellos fue difícil, es cierto, pero también fue feliz, fue divertida, y fue perfecta, cada vez que volvían el uno con el otro.
Y siempre estará agradecido por aquel sentimiento tan extraño allá en 1956, que ahora está seguro que será un sentimiento eterno.
[📆]
Me gusta mi propio AU! del día tres así que ésto es como un resumen de su vida. Así que aquí dos datos:
1)Los sucesos del día tres suceden en 1956 cuando ellos tenían 16 años, y en el continente asiático no fue hasta el año pasado que en Taiwán se legalizó el matrimonio lgbt+. Así que los chicos se casaron a los de 79 años de edad.
2) Kirishima toma el apellido Bakugo porque no quiere seguir usando el apellido del hombre que los hizo sufrir tanto a él y a su madre.
Cualquier otra duda pueden preguntar con confianza, acerca de este AU! o del la historia.
¡Muchas gracias por leer!
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Entre Corazones De Roca Y Flechas Explosivas | •KiriBaku Month 2020•
FanfictionCuando sus ojos se encontraron, se encendió una chispa que nunca antes habían sentido. Y sin darse cuenta el corazón de roca había sido atravesado por una flecha explosiva grabando su nombre a fuego para siempre. O dónde el corazón explosivo fue atr...