Epílogo

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Buenos Aires, Argentina

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Buenos Aires, Argentina

Aeroparque Jorge Newbery


Nieves y Eros estaban a punto de embarcarse a un vuelo con destino a Ushuaia para sus vacaciones de invierno que era entre finales de julio y principios de agosto. Eros saludó a los padres de la joven y ella les dio un abrazo y un beso a cada uno de ellos.

―Cualquier cosa nos llamas ―acotó Nieves a su madre.

―Ve tranquila, disfruten de las vacaciones, te encantará y mucho más con el bombón que tienes al lado ―sonrió Morena a su hija―. Luna y Júpiter estarán muy bien en la casa. No te preocupes por ellos.

―De acuerdo.

La pareja con un saludo de manos pasó la puerta de embarque y desaparecieron a través de la mampara donde debían registrarlos y pasar por el escáner sus bolsos de mano y cada uno de ellos. De ahí fueron hacia la manga donde los llevaría directamente a la entrada del avión. Buscaron sus asientos y se sentaron, esperaron casi media hora para que todos los pasajeros estuvieran ubicados y con los cinturones de seguridad puestos. El vuelo había durado tres horas y aterrizaron durante la mañana en el aeropuerto internacional Malvinas Argentinas. Esperaron a que de a poco los demás bajaran del avión y ellos fueron casi los últimos.


•••


Tierra del Fuego, Ushuaia, Argentina

Aeropuerto Internacional Malvinas Argentinas


―Qué frío hace ―declaró Nieves.

―Tú estarás bien con el tiempo aquí, ideal con tu nombre ―se burló de ella.

―Muy gracioso tú ―entrecerró los ojos al tiempo que lo miraba.

Eros le dio la vuelta en un rincón donde ninguno de los dos obstruyera el paso de las otras personas y la puso de frente a las montañas que se veían frente al aeropuerto.

―Bienvenida a Ushuaia, pastelito. Vas a quedar enamorada de todo lo que verás.

―Eso espero porque algo más lindo que tú no sé si veré.

Nieves y Eros caminaron hacia el aeropuerto tomados de la mano para esperar por equipaje y tomar un taxi que los llevaría a la cabaña donde desde hacía tiempo el mecánico había reservado por una semana. El taxista muy amable les fue hablando durante el trayecto hacia el norte de la ciudad de Ushuaia donde se encontraba el complejo hotelero junto a una casita de té en el Glaciar Martial, ubicado en los montes Martial. Cada cosa que Nieves veía era nuevo para ella, sus ojos reflejaban asombro y felicidad al mismo tiempo y se abrazó al brazo de Eros de lo contenta que se encontraba.

La lista del hombre (casi) Perfecto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora