Lección a un patán

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Capítulo 5 "Lección a un patán"

Sentía como si hubiera estado cargando un elefante todo este tiempo, el elefante de la mentira, el cual se pudo bajar de mi hasta que me confesé con Lucas. Y la verdad era que si me sentía ligera, ligera y libre de poder socializar más con mi vecino, el cual al parecer no me guardaba rencor, bueno, el resto del viaje fue un poco incómodo, pero en cuanto llegamos a su casa e hicimos la comida juntos el tenso ambiente comenzó a desvanecerse, mientras comíamos nuestros hotdogs con tocino nos pusimos a ver una película en la sala, Lucas tenía una gran pantalla, tan delgada que parecía que se rompería con tan solo tocarla.

En el orfanato teníamos televisiones que eran tan gruesos como un horno de microondas y parecía que solo funcionaban con golpes, no importaba cuantas veces le pegáramos a la televisión, jamás se descomponía. Aunque esa no es la única diferencia entre la televisión del orfanato y la moderna pantalla de Lucas, pues en la pantalla de la sala de Lucas se veían las cosas como en tercera dimensión ¡Y a color!

Cuando le mencioné esto a Lucas se rio en mi cara

- ¿En serio te hacían ver programas en blanco y negro? Wow – comentó.

Cada minuto que Lucas y yo pasábamos juntos me daba más confianza para contarle mi tiempo en el orfanato, juro que las palabras salían solas de mi boca y a él parecía agradarle eso también, no se ponía incómodo ni mucho menos, sino todo lo contrario y eso me agradaba, porque me había dado cuenta de que ya consideraba a Lucas mi amigo, un amigo de verdad, sin mentiras ni secretos.

- ¿Ya habías visto esta película antes? – me preguntó luego de meterse a algo llamado Netflix, que, según Lucas, era una plataforma con miles de películas y series al alcance de un par de "clicks" al control remoto.

- ¿Titanic? Amm me suena, pero creo que no – respondí mientras trataba de hacer memoria.

- Vaya, y eso que es viejísima, creí que incluso tu ya la habías visto... Me parece que en vez de un orfanato estuviste en una cueva.

Antes de que pudiera contestarle algo fui interrumpida por el sonido que comenzó a producir su celular, le estaba entrando una llamada.

- ¿Si?.. Te dije que tenía cosas que hacer hoy... No, no puedo... Si sigues insistiendo tendré que colgar... Te lo advertí – Y dicho esto último cortó la llamada. - ¿En qué estábamos? Ah, sí, Titanic.

- ¿Quién te llamó? – pregunté – Lo digo porque esa fue una llamada bastante extraña...

- Era mi amigo Fred, quería que fuera a...

Antes de que Lucas pudiera completar su oración la puerta del departamento se abrió, yo grité del susto y enseguida un malhumorado y escandaloso chico vestido de negro con el cabello pintado de azul entró.

- ¡No puedo creer que me hayas colgado! – Gritó el chico al entrar, se detuvo en seco al vernos – oh... - levantó las cejas con sorpresa – ahora entiendo.

Lucas no parecía sorprendido por la interrupción, tan solo se limitó a rodar los ojos.

- Cállate imbécil, no es lo que crees – dijo Lucas

- Ah, ¿no es lo que creo? – respondió el chico delgado alzando las cejas, que luego de unir un poco las piezas puedo decir que se llamaba "Fred" - Pues no lo parece – sin cerrar la puerta, el chico dio un par de zancadas y se paró en frente de nosotros – Nos dejas, a nosotros ¡tus mejores amigos! Por una zo...

- Ni se te ocurra terminar esa frase, Frederick – interrumpió Lucas, levantándose del sofá como si hubiera habido un resorte en él, se puso a centímetros de su amigo mientras le dedicaba una mirada matadora. Fred solo se mofó.

Borrón y vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora