El elefante en la habitación

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Capítulo 8 "El elefante en la habitación"

Lo que había visto al abrir la puerta de la habitación me había dejado paralizada de la sorpresa. Cada vez me encontraba con una libertad en el mundo que era demasiado inaudito para mi cerebro educado por monjas.

Y no es que no supiera que esas cosas eran naturales y que no tenían nada de malo, pero adaptarme me costaba un poquito...

La primera imagen que vi fue a Frederick sosteniendo la cara de Lucas entre sus manos mientras le plantaba un gran beso a mi vecino. Lucas tenía los ojos abiertos como platos y había subido las manos un poco en el aire, del impacto. Tardó un segundo en procesar lo que estaba pasando cuando dio dos pasos hacia atrás para alejarse del peliazulado.

Y queriendo escapar de la mirada de Fred, Lucas miró hacia varios lados en la habitación hasta que me encontró en la puerta y nuestras miradas se cruzaron. Lucas no dijo nada, pero parecía que con la mirada me pedía ayuda para salir de ahí.

- Siento interrumpir pero, me siento muy mal ¿Podemos irnos ya? – mencioné y apenas pronuncié "podemos" mi vecino ya estaba en la puerta conmigo.

Bajábamos las escaleras con rapidez sin mirar atrás y no sabía si era yo, pero sentía que la música cada vez estaba más fuerte y retumbaba poderosamente dentro de mi cabeza, a tal punto que comenzó a dolerme

Al cruzar por la sala (o la pista de baile improvisada) vi de reojo a Adam, quien me hacía señas para que me detuviera, pero Lucas me había tomado de la mano y sus grandes zancadas me hacían imposible detenerme (aún si así lo hubiera querido).

Fue hasta que llegamos al auto que por fin me sentí segura y a salvo, aunque mi cabeza me seguía torturando con los pálpitos en mis sienes y el camino a casa estuvo rodeado de un silencio incómodo entre Lucas y yo, como bien dicen "la tensión se podía cortar con un cuchillo". Yo no quería presionar a Lucas para que hablara de lo que había sucedido entre él y su amigo, pues no me imaginaba lo que debía estar sintiendo, así que preferí darle su tiempo para que lo analizara todo hasta que estuviera listo para hablar sobre ello.

Pero cuando llegamos a casa el tan solo abrió la puerta de su departamento y murmuró un "buenas noches" antes de cerrar la puerta detrás de él.

Me quedé parada frente a su puerta, yo no sabía qué hacer para reconfortarlo, además de que, estaba dividida entre sus problemas y los míos, pues no podía dejar de pensar en lo que Adam pudo haberme hecho.

¿En verdad quería drogarme? O tal vez la cápsula era para él. Pero si hubiera sido para él ¿Por qué no se la tomó directamente? ¿Por qué tuvo que diluirla con refresco? Y lo que lo hacía más sospechoso ¿Por qué trataba de ser amable conmigo cuando desde el inicio me trato horrible?

No sé cuantos minutos pasaron, pero yo seguía allí, frente a la puerta de Lucas, por una extraña razón no quería estar en mí departamento, pero sabía que lo último que necesitaba en ese momento era sentirme sola, por lo que me decidí a abrir la puerta del departamento de mi vecino. Tuve la suerte de que no hubiera cerrado con llave por dentro, pues en ese caso no tendría más remedio que irme, sin embargo, pude entrar tan solo girando el picaporte.

Y ahí estaba él, tirado en el sofá con la mirada perdida, tenía los brazos colgando y las piernas extendidas por el mueble, lo que lo hacía parecer como un muñeco de trapo. Yo lo único que quería era abrazarlo, lo necesitaba, a pesar de conocernos en poco tiempo sentía que le podía contar todos mis secretos (y así había sido, en gran parte) y él los resguardaría como todo un guardián. No sabía por qué, pero con Lucas me sentía segura, confiada y a salvo. Algo que nunca antes me había pasado.

Borrón y vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora