Recuperación

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Capítulo 22 "Recuperación"

Solo me quedé en la casa de Adam por ese día, pues en la noche le pedí que me llevara a mi casa. Él opuso resistencia, pero le expliqué que no quería causar más molestias, mucho menos con su madre, a quien no me había atrevido de buscar para agradecerle que me dejara quedarme ahí, por lo que Lucrecia me había contado, era una señora prejuiciosa, a quien seguramente yo no le caería bien, sobre todo por mi estatus económico y social.

Adam accedió y me llevó a mi pequeño departamento, no sin antes guardar su contacto en mi nuevo celular y avisarme que me iría a ver todos los días al salir de la escuela. Por lo que pude notar cuando me acompañó hasta mi recámara fue que iba enserio cuando dijo que trataría de llevar la fiesta en paz con Lucas, pues al llegar lo saludó con un movimiento de cabeza y le pidió que lo mantuviera al tanto sobre mi estado. Sonreí para mis adentros, supongo que aporté mi granito de arena para que esos dos ya no se comportaran como perros y gatos.

Adam se despidió con un beso en mi frente.

- Cuida esos nudillos – le dije desde la comodidad de mi cama, antes de que saliera de mi habitación.

- Solo porque tú me lo pides, Camilicious – me guiñó un ojo y sin más se fue.

Al minuto siguiente apareció Lucas con cara de confusión.

- ¿Quién eres y qué le hiciste a mi rival? – preguntó, provocando una sonrisa en mi cara.

- Solo le comenté que ya había pasado mucho tiempo molestándote, que ya te había hecho sufrir demasiado y que debería dejar las cosas en paz entre ustedes dos, sobre todo porque los dos son mis amigos y quieran o no gracias a mí, se verán seguido. – Suspiró.

- No lo sé, Cam... Él me ha hecho la vida imposible desde los diez años, no va a ser fácil estar en buenos términos con él. – comentó mientras se sentaba en la orilla de la cama.

- Lo sé, Luc, pero al menos ya no te va a seguir molestando... Oye, hablando de eso, él me contó su versión de la historia y el por qué comenzó todo este problema entre ustedes.

- ¿Ah si? ¿Y qué te dijo?

No sabía si contarle a Lucas todo lo que me había dicho Adam, pero yo siempre supe detectar cuando alguien me mentía, así que sabré por la reacción de mi roomie si la versión de Adam era verdad.

Al contarle la historia mostró una cara confundida, nunca soltando su ceño fruncido, incluso se quedó pensativo por momentos, supongo que tratando de recordar si eso en verdad había pasado. Al terminar el relato tardó unos minutos para hablar. Después comenzó a negar levemente con la cabeza.

- No... eso es mentira, Cam. Eso nunca pasó, yo nunca me despegaba de Adam en sus eventos o en las visitas a su casa y yo era un niño, lo único en lo que pensaba era en jugar con mi mejor amigo – confesó y pude notar que estaba diciendo la verdad. Me encontraba analizando todo eso cuando Lucas tomó mi mano y mirándome a los ojos me dijo – Te juro, Cam, que yo jamás robé nada, mucho menos a los padres de mi amigo.

- Te creo, Luc, pero no entiendo entonces porqué los padres de Adam pudieron haber inventado algo así ¿qué ganaban con eso?

- Sacarme de la vida de su preciado heredero. Los McGarren siempre han sido muy frívolos y clasistas, supongo que ellos no aprobaban que su hijo se juntara con un pobretón y le metieron ideas en la cabeza.

Era lo más lógico y probablemente también era verdad, eso me hacía sentir enojada ¿en qué les afectaba que su hijo fuera feliz con su amigo? Adam era hijo único hasta donde yo sabía así que ¿qué tenía de malo que su hijo se divirtiera con otro niño de su edad? ¿Por qué inventar tales mentiras y oscurecer la mente de un inocente? No podía creer cómo la gente podía llegar a ser así cruel y por los motivos más absurdos...

Nos quedamos un rato, sin saber qué decir, hasta que le ofrecí ver una película conmigo, él accedió, se acomodó en la cama y me recargué en su hombro mientras veíamos la tele.

~~~~~

En verdad le agradecí a Adam el haber pedido una semana libre para mí en la escuela, pues conforme pasaban los días mis heridas se fueron desinflamando y curando. Para mi último día de descanso mis heridas estaban cubiertas de pequeñas costras y en mi cara el color morado de los golpes se había convertido en amarillo, eso lo podía cubrir con maquillaje. Mis heridas psicológicas ya habían sanado también, durante mis días de descanso me dediqué a salir a la calle, aunque era imposible salir sola, pues tenía a Lucas respirándome en la nuca.

- No puedes seguir haciendo eso – le reclamé cuando regresamos de la tienda, él se había comportado como un perro guardián, mirando hacia todos lados y lanzando miradas asesinas a los hombres que pasaban cerca de mí. Faltó poco para que les gruñera.

- ¿Hacer qué, cuidarte?

- Seguirme para todos lados – respondí desde la cocina mientras acomodaba las compras en la alacena y el refri, Lucas se encontraba del otro lado de la barra – no soy una niña pequeña Lucas, puedo cuidarme sola. Además, no pretendes andar detrás de mí todo el tiempo ¿cierto?

- ¿Por qué no?

- Porque tú tienes tu propia vida, tus cosas que hacer. Tienes ensayo con la banda, tus clases, tus visitas semanales con tu "jefa" – resopló ante eso último – y yo tengo mis cosas también.

- Bueno... podrías acompañarme con la banda y...

- ¿Y con tu jefa también? – reí – No, Lucas. Deja de tratarme como a una inútil, porque no lo soy.

- Yo lo sé, Cam, pero...

- ¡Pero nada! – me volteé hacia él, exaltada, antes de seguir acomodando los últimos jugos en el refrigerador - Si, lo que me pasó fue horrible y pudo haber sido peor, pero no por eso me voy a esconder en mi casa o detrás de ti o de Adam. – Cerré el refrigerador y me le quedé viendo con determinación - Yo no tengo miedo, Luc, lo que menos quiero es que tú también lo tengas.

Después de unos segundos de mirarnos en silencio, suspiró.

- Tienes razón, tengo miedo de que algo malo te pase, tú no sabes lo que sentí esa noche cuando desapareciste por horas sin contestar el teléfono y luego Adam cuando te encontró no me quiso contar nada hasta el siguiente día. ¡Fui hasta su casa esa misma noche, exigiendo que me dejara verte! – se pasó las dos manos por su cabello, frustrado – Si no hubiera sido por su madre que me corrió, te juro que hubiera tumbado la puerta. El siguiente día fue peor, no sabía lo que te había pasado, solo sabía que había sido algo fuerte como para que ni tu quisieras hablarme...

- Luc, yo no... - comencé a explicarme, pero él me interrumpió.

- Lo sé, perdiste tu teléfono y no tenías cabeza para eso en aquel momento, lo entiendo. – me miró fijamente mientras se acercaba a mí - Pero también quiero que tú me entiendas, que sepas porqué estoy así. Sentí una rabia e impotencia el no haber podido hacer nada por ti... me necesitabas y no pude protegerte. Nunca me había sentido así en mi vida, ni siquiera con mi madre.

Se quedó parado, a pocos centímetros de distancia, yo no podía mirarlo a la cara, así que decidí fijar mi vista en sus zapatos. Él tomó mi barbilla y suavemente la alzó para que lo mirara, sentía las lágrimas acumulándose en mis ojos mientras le decía en voz baja;

- Lo siento.

Y la verdad era que con todo lo que había pasado no me había puesto a pensar en lo que Lucas estaba sintiendo, sí, sabía que se había preocupado y que lo único que quería era protegerme, pero nunca pensé que él lo sentiría con tanta intensidad, después de todo solo nos conocíamos por tres meses. No niego que él a mí también me importa, pues lo quiero demasiado, pero no me imagino cómo me sentiría si la situación hubiera sido al revés.

Tal vez se haya preocupado de más porque me considera como una hermana, una pequeña y frágil hermana. Tenía sentido, pues desde que nos conocimos no ha hecho nada más que ayudarme y hacer mi vida más fácil.

Su mirada era tan intensa que me daban ganas de llorar, pero en vez de eso, lo abracé, lo abracé con fuerza a lo que él correspondió. Mi mejilla llegaba a la altura de su corazón, por lo que podía escuchar sus latidos acelerados. 

Borrón y vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora