En el ojo del huracán

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Capítulo 35 "En el ojo del huracán"

Yo nunca había estado en una gala benéfica. Y realmente no sabía si era el destino o casualidad que la beneficencia fuera dirigida hacia una comunidad de niños huérfanos en Irak.

La casa parecía otra con tanta gente elegante que entraba por las puertas tras caminar por una alfombra roja que atravesaba una serie de fotógrafos cuyas luces cegadoras captaban a cada persona que entraba y salía del lugar.

Los adultos gobernaban el espacio del salón, no había ningún otro niño además de Aaron y los jóvenes de mi edad estaban enfrascados en conversaciones terriblemente aburridas sobre negocios, bolsa de valores, economía, etc. En lo personal debían distraerse del trabajo, a fin de cuentas, gala o no, estaban en una fiesta y lo adecuado sería soltarse un poco.

Aunque la música no ayudaba tampoco... Una orquesta en vivo tocaba las sinfonías de Beethoven, Chopin, Vivaldi, entre otros, especialmente las canciones menos enérgicas.

La casa estaba decorada de luces doradas cayendo como estrellas desde el techo y varios floreros con rosas color rosa se encontraban esparcidos por todo el lugar.

Adam y yo bajamos por las escaleras, pero en vez de irnos a sentar a nuestra mesa o saludar a alguien él me condujo hacia el jardín mágico, el cual estaba completamente vacío a excepción de un par de personas que habían salido a fumar un cigarrillo.

Caminábamos sobre un sendero de piedras planas iluminado por lámparas de piso. El aire fresco de la noche nos acarició el rostro al pasar.

- ¿Y bien? ¿Para qué me trajiste aquí? – le pregunté mientras me pegaba más a su brazo en busca de un poco de calor.

- Bueno, lo que pasa es que quería preguntarte algo desde hace mucho tiempo – detuvo su caminar y se paró frente a mí.

Sentí que su calor corporal me abandonaba y el frío me recibía con un gustoso abrazo. Un escalofrío me recorrió y cuando Adam se dio cuenta me pasó su saco por encima de mis hombros, inmediatamente su perfume serpenteó hasta mis fosas nasales.

- Sé que tú y yo tuvimos un mal comienzo y créeme que no hay día en el que no me arrepienta por lo que quise hacerte... - al notar que no podía mirarme a los ojos cada que ese tema salía a relucir no pude evitar colocar una mano en su mejilla a modo de caricia.

- Sabes que eso ya está en el olvido – le dije, él apoyó una mano sobre la mía, la tomó con suavidad y me besó los nudillos con ternura.

- Para mí no, te juro que me arrepiento, aunque estoy completamente seguro que nunca te hubiera hecho daño por más odio que le tuviera a Guerrero... Pero eso no era lo que te quería decir. Desde que entraste a mi vida le diste un giro de 180 grados, antes de ti mi vida era gris y tú la llenaste de colores tan vivos que los problemas que me atormentaban ya ni siquiera tienen importancia para mí. Y vaya que tuviste que darme varios golpes para que mi burbuja de egocentrismo y altanería se reventara eh – sonreí ante eso último y recordé la letanía que le había dado aquella vez en la cafetería frente a la escuela.

>> Has sido la única que ha tenido el valor suficiente para decirme mis verdades en la cara y fue justo esa valentía la que me enamoró.

Sentí un calor expandirse en mi pecho y juré sentir mi corazón detenerse por un segundo al escuchar su confesión.

>> Yo quería preguntarte esto desde hace mucho tiempo, pero quería asegurarme de que no sentías nada por Guerrero, créeme que me alivió mucho cuando me dijiste que lo que sentías por él no era más que un lazo de hermanos – asentí y él sonrió – Perfecto, en ese caso... – tomó mis manos entre las suyas antes de proseguir y mi corazón palpitaba ansioso – Camile Expósito ¿te gustaría ser mi novia?

Borrón y vida nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora