Capitulo 12

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Me acerco a Ana sonriéndole dulcemente y le extiendo la mano, ella toma la mía mientras cierra ligeramente los ojos. Supongo que busca descubrir mis intenciones tras el sencillo gesto.

-Ven, busquemos un sitio más cómodo en el que podamos sentarnos juntos--le aclaro mientras tiro de ella--.Creo que te necesitare cerca--añado.

Creo que mi voz no logra disfrazar el temor que comienza a apoderarse de mí porque Ana envuelve sus brazos en mi cintura y apoya su cabeza en mi pecho. Yo inhalo el olor tranquilizante que es para mí su cabello. ¡Ella es mi perfecta aromaterapia!

-No te preocupes Christian, todo saldrá bien--me dice de pronto mientras aprieta un poco más su agarre. Luego levanta su cabeza para mirarme sin soltarme--.Tienes que hacerlo.

-¿Por qué estás tan segura?--le pregunto en voz baja.

-Será bueno para ti conocer su historia, y como fue tu infancia.

-¿Y cómo sabes que tiene parte de mi infancia?--.Obviamente ella sabe mucho más del contenido de los diarios. Ana me suelta y se muerde el labio de manera nerviosa mientras me mira.

-Solo lo supongo--se limita a contestar. Yo la sujeto de los hombros y la miro fijamente buscando la verdad en sus ojos.

-Ana dímelo, ¿lo leíste?--mi voz suena más fuerte de lo que debería.

-Christian ya te dije que no lo leí, solo vi algunas fotografías--responde algo dolida y se libera. Recuerdo que vi lo que creo eran fotos pegadas a la primera hoja del cuaderno, supongo que por eso se veía más grueso.

-Fotografías.... ¿Tiene fotos mías?--susurro.

Anastasia asiente y me mira cautelosa.

-Tiene fotografías tuyas con tu madre y....un hombre, posiblemente tu padre.

Un frió glacial me recorre el cuerpo, tomo el cuaderno para buscarlas pero Ana me toma el brazo tratando de calmarme.

-Están en el otro diario--susurra.

Suelto un pequeño suspiro mientras miro fijamente el cuaderno en mis manos. Antes sentía una terrible aversión por leerlo, pero extrañamente empieza a nacer en mí la curiosidad. ¿Por qué tantas fotografías, y quienes están en ellas?

-¿Sabes que fotografías tiene esté?--le pregunto sin dejar de observarlo.

-La mayoría son de paisajes, sitos muy hermosos, pero también hay algunas donde esta ella y el hombre.

Levanto la mirada hacia Ana, ella esboza una pequeña sonrisa tratando de aliviar mi tensión. Me toma de la mano y salimos de la biblioteca. La sigo tratando de identificar como me siento ante la posibilidad de descubrir al par de seres humanos que me echaron a este mundo.

Cuando llegamos a la cocina me siento mientras Ana empieza a preparar algo. Nuevamente miro hacia el cuaderno que tengo en mis manos, es como tener la caja de Pandora esperando ser abierta para joder con todas sus porquerías todo lo que tengo en mi vida. Como lo señala la historia sé que lo abriré, no tanto por curiosidad-eso puedo controlarlo-más bien por insistencia de mis grandes amores femeninos, por lo que también espero que contenga esperanza para mí.

Anastasia me aleja de mis pensamientos cuando pone frente a mí un poco de té. No me parece extraño que me ofrezca este tipo de bebida, lo que no entiendo es el vaso que lo contiene.

-¿Un vaso plástico?--le pregunto mientras levanto mi té y le frunzo el ceño. Ni siquiera sabía que los tuviéramos.

-Si, tal vez sientas nuevamente la necesidad de tirar lo que tengas en la mano--contesta en tono burlón. Finalmente una sonrisa se forma en mis labios, Ana es demasiado ingeniosa.

Siluetas de Cincuenta SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora