Capitulo 3

1.1K 33 0
                                    

Me levanto temblando y me dirijo hacia la puerta, oigo que mi madre me llama pero no volteo, no sé si lo que siento es un frío que me está congelando los huesos o un calor que me quema las venas, quizás son ambos. No creo haberme sentido así en mi vida, bueno, tal vez la vez que........ ¡No!, no vuelvas ahí Grey, ellos están bien y están contigo. Ahora son tu familia, la única que necesitas.

Mi madre me alcanza y me toma por el brazo.

-Christian, espera--. Yo me suelto, pero ella insiste.

-Christian, por favor--suplica

-¡No me toques!--doy vuelta y la miro con furia.

Mi madre se lleva la mano a la boca y sus ojos se llenan de lágrimas. Se queda horrorizada en la puerta del estudio mientras me dirijo a la cocina.

-Ana nos vamos ya--trato que mi voz suene moderada pero obviamente fallo por que Ana me mira desconcertada por mi tono y determinación.

-Pero es que quiero repetir postre--dice ella con lo que parece un ligero puchero.Veo a Mia sirviendo su versión de Macarons Haute Couture y colocándolo en un plato para Ana.

-Bien, te espero en el auto--.No quiero estar aquí pero tampoco quiero privarla de ese gusto, aun cuando estoy que exploto no puedo negarle algo, y menos si se trata de comida. Ella lo merece todo.

¡Respira Grey, Respira! Es lo único en lo que puedo, o más bien, quiero pesar mientras estoy en el auto. Justo cuando empiezo a aclarar mi vida, llega esta mierda a ensuciarla de nuevo.

¡Maldita sea! Porque Ana se demora tanto comiendo un postre. ¿Acaso va por su tercera dosis? Decido volver por ella, tanto azúcar puede ser malo para su salud. Pero en ese momento ella sale y se despide de todos con un abrazo demorando más de lo acostumbrado en los brazos de mi madre. Por supuesto Ana debe saber de la discusión en el estudio ya que en el camino opta por esta en silencio mientras mira por la ventana. Es una decisión que agradezco ya que no quiero discutir el tema. Podría salirme de la carretera al perder la razón como lo hice en el estudio con mi madre, pero la dicha no durara porque sé que en el Escala, Ana nuevamente me bombardeara.

Cuando salimos del ascensor me dirijo rápidamente a mi habitación y me cambio para salir a correr. No quiero darle la oportunidad de hablar de lo sucedido. Cuando salgo del armario veo que se recuesta en la cama. Me mira y dice mientras bosteza:

-Tengo muchísimo sueño, pero no me importaría un poco de sexo vainilla, de hecho me ayudaría a dormir mejor--.Me desconcierta que Ana no quiera hablar, tal vez también piensa que es una jodida mierda la aparición de esos malditos cuadernos, o tal vez mi madre no le dijo lo que ocurrió. A la mierda, que importa, mi esposa demanda mi buen servicio y con gusto la complaceré. Me quito la camiseta mientras me acerco a la cama y luego me detengo porque creo que ahora lo entiendo....... ¡Esto es una encerrona! Empezara a preguntar cuando este más relajado como lo hizo antes.

-¿Qué pasa?--pregunta mientras frunce el ceño.

Oh nena, descubrí tu juego y no voy a participar en él. Pero quiero realmente perderme en ella por lo que le tengo que dar vuelta a esta situación.

-Quiero atarte y amordazarte--.Ana levanta las cejas sorprendida.

-¿Amordazarme? Creí que sería un polvo vainilla.

-Lo será, solo piensa que la mordaza puede ser algo así como la cereza en la vainilla--no podrá hablar hasta que no se la quite y mi plan es dejarla prácticamente en coma. Ana rompe a reír.

-Está bien, ve por tus juguetes mientras yo juego a quitarme la ropa.

Salgo disparado hacia el cuarto de juegos. Esta si es una buena forma de terminar el domingo. Recojo la mordaza y unas bridas para cable y regreso al cuarto para ver a mi hermosa mujer desnuda en la cama.

¡Ohhhh sí, es justo lo que necesito!

-Junta las manos--le ordeno cuando me siento a su lado en la cama. Ella inmediatamente lo hace y yo coloco las bridas con cuidado pero cerciorándome que no pueda soltarse. Me inclino para besarla, quiero darle un beso suave, pero cuando intento retirarme Ana atrapa mi labio inferior entre sus dientes. ¡Pequeña niña traviesa!

-¿Alguna cosa que quieras decir antes de colocarte esto?--le digo cuando me libero y le enseño la mordaza.

-Sólo fóllame--su voz es ronca y desesperada. Tomó la mordaza y se la colocó cuidadosamente ya que es su primera vez. La contempló. Es perfecta de esta manera.

Soy un maldito genio, deje a mi Ana tan exhausta que siguió durmiendo derecho hasta que sonó la alarma esta mañana, lo único malo fue que no cenara, pero después del almuerzo con mi madre dudo que lo necesitara.

¡Mi madre!

Fui un imbécil de mierda por la manera en que la traté. Sé que sus intenciones son buenas pero no las correctas. Decido llamarla para disculparme y hacerle entender que no me importa la vida de la puta adicta al crack.

-Hola mamá.

-¡Ohh Christian, querido!-- su voz suena aliviada. Creí que debería estar furiosa o como mínimo muy herida.

-Mamá, yo...... quiero ofrecerte disculpas, no debí tratarte de esa forma. Lo siento mucho.

-No te preocupes cariño, entiendo que debió ser una gran impresión para ti.

-Esa mierda es el pasado, yo ahora solo tengo presente y futuro. Entiéndelo.

-Lo siento cariño pero llevo años esperando un buen momento para decírtelo y creí que justo ahora era el indicado.

-Pues nunca lo será. Quémalos, no los quiero--mi madre guarda silencio y me queda claro que no podría hacerlo.

-Solo empácalos bien, mandare a Taylor por ellos--.Cuando los traiga los quemare.

-Christian.... Ya no los tengo.

¿Se deshizo de ellos?, supongo que mi reacción fue demasiado para ella. Lamento enormemente haberla lastimado de esa manera pero debió entender de una cruel manera que no permitiría esa porquería en mi nueva vida.

-Bien, tengo que irme.

-Christian quiero que sepas que solo deseo lo mejor para ti-- Ella cuelga. Supongo que finalmente si se siente un poco herida.

ANASTASIA

Llego al SIP muy ansiosa, definitivamente fue una buena estrategia distraer ayer a mi caliente esposo con sexo, pero sobre todo increíblemente beneficioso para mí. No tengo la sorprendente capacidad de Christian para mostrarse impasible y realmente me encontraba nerviosa porque descubriera lo que tengo en mente. Pero esta mañana fueron tantos mis nervios que no tuve las náuseas matutinas que a diario tengo que ocultarle a Christian. Se preocuparía demasiado, además en las tardes lo compenso con el increíble apetito que no puedo saciar.

¡Concéntrate Ana! Me gritan mi Diosa y mi subconsciente, debemos estar unidas para llevar a cabo este arriesgado plan.

Siluetas de Cincuenta SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora