Cap. 5 Amor en proceso

9 0 0
                                    

¡Vamos que nuevamente estoy en la central esperando por él!

Es un sábado de clima frío, todo está nublado, en el trayecto que hice en el autobús apenas pude distinguir el paisaje hermoso que me fascina de esa zona, poco disfruté ver la naturaleza y me concentré en llegar a mi destino.

He llegado a la central de autobuses y la sala de espera está un poco vacía, no hay muchos taxis formados afuera esperando pasajeros, algunos locales están cerrados y él no aparece.

Hace más de 20 minutos que le envié el mensaje de que estoy esperando por él pero no lo ha leído, hablamos muy temprano por teléfono para ponernos de acuerdo pero su voz se escuchaba adormilada y solo me dijo:

- Hola, ¿Vas a venir, verdad? Te veo en donde siempre, me avisas por favor, cielo.

Es extraño que no haya llegado ya y que no me haya avisado. Entonces decido llamarle y tras unos segundos de que suene el timbre él me responde muy apenado y me comenta que se ha quedado dormido y que apenas se dió cuenta de que es tarde, me pide le esperé unos minutos más y me dice que ya viene por mí.

Estoy un poco molesta y le respondo que mejor otro día nos vemos, que me voy de regreso y que no hay problema alguno. Me siento molesta porque me han enseñado a valorar el tiempo de las personas y me disgusta mucho que no todos lo apliquen, sé que es un grave problema porque tengo que ser paciente, tolerante y empática con las personas pero me cuesta trabajo hacerlo.

Él no accede a mi propuesta y me propone lo siguiente:

- Corazón, por favor no te vayas de regreso, discúlpame, espérame unos minutos ahí por favor ya llego por ti o mira si no quieres estar más ahí, te mando una dirección y vienes aquí, yo te estaré esperando.

- No, no te preocupes de verdad, sigue descansando, tendremos alguna otra oportunidad para vernos. Le respondo.

- Hazme caso por favor, perdóname, estoy en casa de mi madre y me he quedado dormido sin darme cuenta de que ya venías. Ven por favor a la dirección que te daré. Me dice con un tono de voz insistente.

Después de varios minutos discutiendo si viene o voy, permito que se me quite un poco el enfado y le comento que iré a la dirección que me ha dado. Tomo un taxi y le indico que me lleve a la dirección de la casa de su madre, voy aún un poco enfadada y con algún sentimiento de decepción que me ha causado está situación pero estoy intentando controlar estás emociones mientras miro a través del cristal el panorama de acuerdo al desplazamiento que hace el auto.

El chófer me indica que hemos llegado al destino que le indiqué anteriormente, pago el servicio y justo cuando voy a bajar del auto veo que él ya está ahí esperándome, se acerca y me abre la puerta, me bajo y él me abraza y me pide muchas veces disculpas por lo ocurrido. No quiero discutir, accedo a qué me tome de la mano y caminamos a comprar algo en una tienda, estando fuera ya de la tienda me detiene de seguir caminando y me voltea hacia él, me toma fuerte, me da un beso y me dice que de corazón me pide que le disculpe y que no pasará más. Fuí muy dura con él, entonces ahora le miro y le digo que no hay problema, al final estamos juntos y a cualquier persona puede pasarle que el cansancio le venza y que se olvide de las actividades o cosas que tiene por hacer, le devuelvo el beso y ahora estamos sonriendo y la tensión ha desaparecido.

Caminamos unas cuántas cuadras, llegamos a una casa y él llama a la puerta, nos abre una señora y nos invita a pasar, una vez adentro él me presenta con la señora y viceversa, esa señora es su madre, es una persona muy amable, desayunamos juntos y la señora bromea conmigo, me interroga un poco y me cuenta algunas anécdotas de su hijo. Comimos delicioso, hemos estado charlando de varias cosas y hasta ahora he disfrutado bastante de su compañía, mi pareja se ha mostrado muy lindo con ambas y todo parece ir espectacular en esta presentación con su madre. Yo no estoy acostumbrada a ir a casa de los padres de mis parejas, mucho menos presentarlos en mi casa porque tengo la esperanza de que si alguien así lo quiere irá un día por su propia voluntad y probablemente sin anunciarlo, sin embargo hoy la he pasado bien y no me fue incómodo conocer a una parte de su familia.

Salimos de la casa, él me invita a la casita amarilla (la casa en donde está rentando) porque necesita ir a darle de comer a su mascota; un perrito muy hermoso, grande y cariñoso. Tomamos el bus y vamos a la casa, le damos su alimento al perro y nos regresamos para tomar un café en el centro. El café de hoy es de lo más delicioso, su aroma, su calor, su sabor y la compañía en conjunto con los besos espontáneos son de lo mejor que he tomado y tenido en estos años de mi vida

¡Comienzo a creer que con el paso de los días este hombre me hace enamorarme más y más de él!

Amor a kilómetros y kilómetros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora