Cap.9 Lo inesperado

6 0 0
                                    

Hoy tenemos una misión juntos, él es fan de los automóviles y hace tiempo adquirió un modelo que necesita reparación en unos de sus sensores, hemos comentado que podemos hacer ese trabajo nosotros juntos y que podemos cambiar también la pieza que tiene dañada. Yo no conozco de autos pero sé que soy capaz de repararlo, en dado caso lo único que pudiera suceder es que no funcione lo que haga y tengamos que buscar ayuda. Él ha llegado por mí, me subo al auto y vamos a la casita amarilla para repararlo. Al llegar a la casa él se baja rápidamente del auto y abre la cajuela, yo bajo lentamente y cuando estoy fuera él me extiende su mano con una bolsa y me dice:
- Toma cariño, esto es tuyo.
Tomo la bolsa y no puedo evitar la curiosidad de ver qué hay en ella, él me mira y su rostro se ruboriza inmediatamente, al abrirla encuentro una flor artificial y algunos caramelos junto a una tarjeta, me lanzo rápidamente a sus brazos y le beso.
- Gracias mi amor, le digo.
El rubor de su rostro no se va, yo me siento emocionada y me ha dibujado una gran sonrisa con este detalle. Tras algunos segundos de tontear, vamos a reparar el auto, saco las herramientas de mi bolso y él saca las demás herramientas de su caja que está dentro de la cajuela, nos ponemos manos a la obra y en unas horas logramos reparar los sensores. Tenemos que probar que efectivamente quedaron bien y nos subimos al auto para darle la vuelta y verificar nuestro trabajo, después de dar algunas vueltas nos bajamos del auto para comprar comida.

Estacionamos el auto en un estacionamiento que está ubicado en medio de un jardín, abrimos la comida que ya hemos comprado y comenzamos a comerla dentro del auto mientras ponemos música y observamos a las personas que pasan admirando las flores de ese jardín. Al terminar de comer, nos recostamos en el auto y escuchamos en silencio la música y al mismo tiempo el latir de nuestros corazones, nos quedamos unos minutos en ese momento, en ese sentir.
Le pido que vayamos a un lugar en donde podamos hablar de todo lo que ha sucedido anteriormente y en especial de las discusiones y obstáculos que se nos han presentado, arranca el auto, viajamos un poco y ahora estamos frente a un mirador. Se alcanza a percibir gran parte de la ciudad, el sentimiento que evoca aquello es de gran paz, es maravilloso poder verlo todo desde aquí y más cuando es al lado de alguien que lo disfruta igual que tú. Le volteó a ver y en broma le digo:

- ¿Y ahora, qué hiciste? ¿Por qué ese regalo, por qué tantas sorpresas, qué merece mi perdón?
Ríe y me dice:
- Nada mi amor, quiero que sepas que te amo y que quiero mostrarte y vivir muchas cosas maravillosas a tu lado, cosas como está, que puedas mirar lo que te gusta, que me enseñes y yo te enseñe a sentir, algún día te daré un regalo que sea símbolo de que quiero estar contigo mucho tiempo solo que ahora no tengo el dinero suficiente para adquirirlo.
Esas palabras erizaron mi piel e hicieron vibrar mi corazón y olvidar situaciones que pudieran haberme confundido y pensar en terminar una relación tan hermosa. Él estaba seguro de que quería estar conmigo y formar la familia de la que en algún momento habíamos hablado. Le abrace y mirándole fijamente, con mi rostro un poquito ruborizado le dije:
- Gracias, gracias por todo lo que haz hecho, no quiero terminar con ello, te amo.
En este momento se elimina toda duda de mi cabeza y abro paso al corazón, juntitos miramos la ciudad bromeando de cosas que se nos ocurren o que vamos percibiendo.

Caminamos y caminamos, a lo lejos se ve una senda, elegimos ir a ella, todo está lleno de vegetación, los árboles rodean el camino, todo es silencio, apenas se escucha alguno que otro pájaro cantar y el chillido de los grillos, el viento mueve las hojas que ahora ya están secas, nuestros pasos crujen con las hojas que han caído y nuestros besos retumban en aquel silencio.
Al paso he comenzado a contarle gran parte de mi vida y experiencias amorosas fallidas que he tenido, mis miedos con el amor y mis manías con eso mismo. Me he liberado de una vez por todas al contarle todo esto, he llorado al narrar cada historia y me siento ligera, segura, confiada, él no ha dicho palabra alguna mientras yo he estado hablando, solo me mira atentamente y veo estremecerse al escucharme, cuando he llorado me ha abrazado muy fuerte y ahora que he terminado de contarle lo que he querido él me ha dicho que le gusta que me sienta segura y confiada para comentarle mi vida y qué él conoce bien mis heridas pero que para eso estamos juntos para poder sanarlas y que tenemos una vida juntos para ello.
Estoy en shock por lo que hoy ha sucedido porque entre líneas parece que él quisiera formar algo conmigo para siempre, ha dicho varias cosas que me llevan a deducir eso pero no quiero preguntarle tan de prisa.
Sin esperarlo él me propone vivir juntos y me pide que mude a esa Ciudad, no sé que me ha pasado, no puedo responder nada, quiero hacerlo pero tengo miedo de que no salga como yo pienso y que tarde o temprano tenga que volver a casa decepcionada y rota.

Camino en silencio y él viene detrás de mí, me pregunta que ha sucedido y le digo que no puedo responderle a su propuesta porque tengo miedo de que sea un fracaso, me convence de que en la vida hay triunfos y fracasos y que ambos nos enseñan a vivir, estoy de acuerdo y le pido que dejemos que la relación avance un poco más para elegir acertadamente que hacer, ambos estamos de acuerdo en esto último.
Llegando al auto nos percatamos que los sensores siguen funcionando correctamente y que nuestro trabajo ha valido la pena.

Estoy en casa, en mi cama dando vueltas, la explosión de sentimientos no me deja hoy dormir, las sensaciones e incertidumbre se apoderan de mi mente y mi corazón no quiere cooperar en tranquilizarse para que yo pueda razonar.

Amor a kilómetros y kilómetros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora