Cap.2 Primera cita

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Sus ojos color esmeralda penetraron en mi alma, su sonrisa coqueta erizó mi piel, se aproximó a mí y me dió un abrazo cálido. No supe que hacer, tenía muchas sensaciones recorriendo mi cuerpo y mi mente no tenía la capacidad para pensar en otra cosa que no fuera en lo que estaba sintiendo.

Nos hemos soltado, su perfume permanece en mí, siento un pequeño revoloteo en el estómago, siento como si a esa persona la conociera desde hace mucho tiempo, me he alegrado tanto de verle, me hace sentir de todo en un solo momento. Decidimos salir de la terminal para desayunar algo, ha tomado mi mano para subir a un autobús que nos lleva al centro del pueblito, ese roce me ha vuelto a provocar que el corazón se me acelere y que aparezca en mi rostro una sonrisa enorme, tiene muchas atenciones conmigo, a lo poco que hasta ahora he visto es un hombre caballeroso, educado, cálido y muy atractivo. 

Llegamos al centro, descendemos del autobús, me ofrece ayuda para cargar mi bolso, he accedido a sus atenciones, caminamos rumbo a un restaurante que él dice es el mejor que conoce de esa zona.

-En ese lugar comerás muy rico, te lo aseguro, supongo tienes mucha hambre porque el trayecto fue largo y te haz levantando muy temprano.

- ¡Claro, me gustaría que hoy me mostraras  muchos lugares bonitos e interesantes! he respondido.

-Te mostraré muchas cosas de mí y de mi "rancho" si tú me lo permites y lo quieres.

Mi rostro se ha sonrojado y respondo solo con una sonrisa, él continúa diciendo:

-Tenía muchas ganas de verte, de convivir contigo, de abrazarte, siento una conexión que nunca antes tuve. 

-También me he alegrado de verte, digo yo. 

Hemos pasado por algunas callecitas que tienen un toque especial, fuentes que emanan agua cristalina, puestos en los que se venden artículos artesanales, locales en los que se prepara la más deliciosa comida típica de la zona, nos acercamos a un restaurante en el que hay gran cantidad de personas y él comienza a saludar a algunas de ellas.

Estamos justo dentro del local, me ha acomodado la silla para que proceda a tomar asiento y ordena rápidamente un café. 

-Un café para la señorita por favor y ahora pedimos lo que vamos a consumir, gracias.

-¿Haz pedido un café para mí? Digo muy sorprendida.

-¡Por supuesto!, sé que te gusta tomarlo y me he atrevido a pedir uno para hacerte feliz, ha dicho bromeando.

Me provoca una carcajada y le agradezco. Hace días que nos hemos comentado muchísimas cosas, entre ellos: gustos, pasatiempos, creencias, obligaciones, sueños, metas, etcétera, por lo tanto me ha mostrado que ha puesto atención a todo ello y no debería sorprenderme que recuerde las cosas dichas.

El café es exquisito o al menos me lo parece a mi, me dispongo a pedir algo para comer y así lo hago, él también pide su platillo. Comenzamos a comer y en el transcurso de ello estamos charlando y bromeando mucho, la conversación se ha vuelto de lo más familiar y me comienza a agradar su compañía. 

Terminamos de desayunar, pedimos la cuenta y él no me deja aportarle parte de la misma, se niega a aceptarlo y lo resuelve de inmediato. Salimos del restaurante rumbo a las callecitas que ya hemos pasado pero ahora me detengo a observar detenidamente cada cosa que hay a mi paso, sin duda me parece un pueblo hermoso, tranquilo, se respira aire limpio y fresco y la gente es sencilla y cordial. 

De pronto nos hemos detenido en una fuente a ver a unos niños jugar, su mirada choca con la mía, no sé hasta dónde ha sido capaz de inundar mi ser de amor con solo mirarme, la atracción que siento por él es intensa, no hemos dejado de coquetear sútilmente y se rompe nuevamente el silencio con él diciendo:

Amor a kilómetros y kilómetros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora