Cap.4 El cumpleaños

11 0 0
                                    

Hoy me he despertado al escuchar el timbre de mi teléfono sonar, es un mensaje de mi pareja, se ha despertado temprano para darme una sorpresa. 

Es una canción que me dedica, la escuché y me levanté deprisa para ir al trabajo. Me ha puesto de buen humor ese mensaje, le recuerdo y me dan ganas de que la semana termine rápido para poder verlo, tengo una semana complicada en el trabajo porque han incrementado los proyectos y me han asignado un poquito más de responsabilidades. 

Estos últimos días no me he sentido muy bien con mi trabajo pero sé que puedo mejorar la situación y salir bien de ello, él me ha estado motivando mucho para dar lo mejor de mí, me llama y me tranquiliza cuando más lo necesito, me da consejos e ideas y me ofrece su apoyo para terminar mi trabajo pero me es suficiente saber que está conmigo y que puedo comentarle todo y no me juzga por mi forma de ser, pensar y actuar. En unos días más será su cumpleaños y se me ha ocurrido regalarle algo así que aprovecho la salida del trabajo para ir a comprarle algún obsequio y de paso relajarme un poco, he encontrado una playera que tengo la certeza de que le gustará y sin dudarlo la compro, le quiero colocar esa playera y algo más en una bolsa de regalo. Hay una cosa que siempre que voy a verle hago, le fascinan los chocolatines desde que un día le llevé unos que compré en la central de autobús entonces siempre que voy a verle cargo conmigo unos porque me encanta ver su rostro cuando introduce uno de ellos a su boca, pareciera que nunca los ha comido, pareciera que le saben deliciosos, pareciera que nunca más volverá a comerlos, esto será lo que colocaré en la bolsa de regalo en conjunto con la playera y con una carta que escribí con mucho cariño que por cierto es muy cursi.

Este fin de semana tengo mucho trabajo, él decide venir a verme para que yo no me desplace, me causa emoción que él venga a conocer el lugar en el cuál vivo, agradezco el amor que me muestra y el esfuerzo que realiza para venir a verme. Han pasado los días y tengo ahora aquí frente a mí a quién ya hace días llamo "amor", me ha contado que fue muy padre viajar para estar conmigo, que ahora me toca a mí mostrarle mi pueblo y su esencia. Lo llevo al centro del pueblo y le invito a desayunar porque sé que es lo primero que debe experimentar, la comida de este lugar es deliciosa y muy típica. 

Estamos en una fonda que está dentro del mercado, hemos ordenado algo para comer y estamos felizmente platicando.

De pronto suena su teléfono, él responde y escucho parte de su conversación.

- Hola mamá, ¿Cómo estás? ¿Qué pasa?. Dice él.

- Nada hijo, solo quiero saber ¿Cómo estás? Dice la mujer.

- Estoy bien mamá, ahora estoy con mi novia desayunando y en unas horas más voy para allá y paso a verte. Le responde él.

- De acuerdo mi vida, cuídense mucho por favor. Responde la persona y cuelga el teléfono.

Enseguida él me comenta que la persona que le ha llamado ha sido su madre y le ha llamado porque hace varios días que no va a visitarla. Su rostro muestra tristeza al decirme esto, su tono de voz se escucha como si tuviera un nudo en la garganta. No quiero preguntarle él porque de ello así que solo escucho lo que él quiere compartirme. Poco a poco va contándome que la relación con su madre no es del todo buena y que tienen con frecuencia muchas discusiones pero que él la ama y le duele que ella no sepa aceptar ese amor.

Puedo ver qué es una persona herida en su parte familiar y que ese dolor no puede sanarlo, no le interrogo nada y le abrazo. 

Continuamos conversando con base al lugar, la comida, etc. Nos levantamos de la mesa al terminar y nos vamos para ver los juegos mecánicos que ahora hay porque hace algunos días ha sido la fiesta del pueblo. Hemos pasado por un puesto de cantaritos y le he ofrecido uno, lo ha aceptado y ahora vamos a sentarnos para que lo pueda tomar tranquilamente, lo disfruta mucho, se le ve nuevamente alegre, se le ve entusiasmado y asombrado por cómo se vive aquí, después le tomo algunas fotos cerca de los recintos que él considera importantes, bonitos o agradables y por último paseamos de la mano por todos los lugares cercanos que podemos.

Ha llegado el momento de darle el regalo, lo saco de mi bolso y se lo entrego, se ha quedado asombrado y apenado, me agradece dándome muchos besos y abrazos y me dice que desearía que el día de su cumpleaños estuviera yo con él pero que entiende que esos días yo tengo que trabajar y que ahora desea que al menos su madre pueda pasar un ratito con él. Sus ojos se vuelven cristalinos y me regala una media sonrisa, entiendo perfectamente el dolor con el que carga y para no abrir heridas cambio repentinamente de tema y le prometo ir el próximo fin con él para celebrar su cumpleaños, de pronto se le ocurre una idea y me dice: 

- Cielo, ¿Y si hacemos un viaje tú y yo para celebrarlo?

Me ha fascinado la idea y le digo que si. Nos ponemos a recolectar la información necesaria para ello y decidimos que pensaremos bien el plan para definir la fecha. Mientras tanto él no se cansa de agradecerme el detalle y las atenciones que tuve hoy que vino a verme, yo estoy feliz y confirmo que quiero continuar enamorándome de él y viviendo experiencias increíbles a su lado.

Es hora de su partida de regreso a casa, le acompaño a la terminal de autobuses y nos despedimos efusivamente, no le quiero dejar ir, me gustaría poder detener el tiempo para quedarme ahí por siempre en sus brazos. 

Días después ha llegado el día de su cumpleaños y me llama para contarme que ha podido estar con su mamá y que la ha pasado bien, que las cosas al menos por hoy con ella han ido bien, igual se ha puesto la playera que le regalé y se ha tomado una foto para mostrarmela. Me alegra saberle feliz y que lo comparta conmigo.

Amor a kilómetros y kilómetros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora