Las mañanas siguientes a aquel día, me despertaba mucho más temprano, dadas las horas a las que me había dormido los días anteriores y salía a pasear. A pesar de que todas las mañanas durante la segunda semana había esperado a Miyeon para nuestro paseo, aquellas mañanas necesitaba estar sola. Sabía que, en las clases de piano, vería a la castaña, pero prefería hacerlo directa y exclusivamente en ellas. Sabía que Miyeon se estaba extrañando de mí repentino cambio de actitud, pero debía poner tierra de por medio entre ambas, si no quería repetir los errores que me habían condenado en el pasado.
Después de no poder alargar más el paseo de aquella mañana, regresé a la casa, entrando por la puerta de la cocina. Lo que no me esperaba era encontrarme allí sentada a la castaña que no podía salir de mis pensamientos. En cuando escuchó la puerta, dirigió su mirada hacia mí y se levantó.
- Minnie, ¿dónde estabas? - preguntó, con tono de enfado.
- He salido a dar una vuelta, como todas las mañanas. - intenté pasar por su lado para continuar hacia mi cuarto, pero ella agarró mi brazo cuando estuve a su altura. Yo mantuve mi mirada fija y, ante mi silencio, me arrastró de nuevo hacia la salida. Yo decidí que no iba a replicar porque no habría servido para nada. Miyeon me condujo hasta a unos 500 metros de la casa, alejadas de miradas ajenas, y me soltó para colocarse frente a mí.
- ¿Qué te está pasando? Un día estábamos perfectamente, incluso bromeábamos como dos amigas que se conocen de toda la vida y, ahora, me tratas con lo si no te importara.
- Miyeon, creo que estás siendo un poco dramática... - pero no pude seguir con mi excusa porque me cortó.
- Sé que algo está pasando y no me lo estás contando, lo puedo ver en tus ojos. - yo miré al suelo, no queriéndolo decir lo que realmente estaba pasando. - Por favor, dime qué pasa. - se había acercado demasiado a mí, pero no quería mirarla, así que me levantó el rostro para que pudiéramos conectar nuestros ojos. En aquel momento, podría haber perdido la cabeza y haberla besado, pero tuve que recuperar la poca cordura que me quedaba y apartarme de ella. Me di la vuelta, hasta que me volvió a agarrar del brazo y me acercó hacia ella, más cerca de lo que estábamos antes. - Sé que quieres besarme, porque yo quiero hacer lo mismo contigo. - Miyeon me dejó muy sorprendida y fue lo necesario dar un paso atrás y poder volver a hablar.
- Tienes razón y me gustaría besarte, pero ambas sabemos que no podemos.
- ¿Por qué? ¿Porque hay gente que dice que está mal? Me dan exactamente igual esas personas. Si tú y yo queremos, deberíamos poder besarnos. - le sonreí, melancólicamente.
- Me has recordado exactamente la razón por la que no deberíamos hacer esto.
- Si no me cuentas lo que pasa, no voy a saber por qué no debería cogerte y besarte ahora mismo. - volví a reír ante su comentario y suspiré antes de empezar.
- Debes saber que no eres la primera mujer que me gusta. Realmente, he tenido alguna que otra cosa muy puntual desde hace algún tiempo. Pero la primera es la que sigue teniendo una importancia muy grande en mi vida. Todo comenzó cuando no éramos más que dos niñas. Nos conocimos en una fiesta a la que mis padres invitaron a los suyos y ella y yo nos hicimos muy amigas. Cuando tendríamos unos 15 años, nos empezó a entrar la curiosidad por ciertas cosas y, si te soy completamente sincera, aún no sé cómo acabamos besándonos una noche que ella durmió en mi casa y en mi cama. Me gustó, mucho, y lo seguimos repitiendo bastantes veces, pero como una tontería por un año, más o menos. Pero después, esos besos pasaron a ser cada vez más largos y cada vez más importantes. Necesitábamos más de la otra y acabamos acostándonos. Sabíamos que nadie más entendería lo que estábamos haciendo, porque había dado la casualidad de que un hombre cercano había sido encontrado muerto en un río después de saber que se acostaba con otro hombre. Teníamos miedo de que nos descubrieran, pero no podíamos parar. Nos necesitábamos la una a la otra y no queríamos ser conscientes del peligro que conllevaba seguir con aquello. Decíamos el mismo comentario que has hecho tú antes: si queremos besarnos, deberíamos poder besarnos. Lamentablemente, no todos los finales son felices y, un día, mi padre nos pilló besándonos en mi cuarto. Les hicimos creer a nuestras familias que solo era un beso tonto, que no había pasado nada antes de aquello. Pero, aun así, ambas familias tomaron medidas. No sólo nos separaron, sino que la familia de ella acordó, muy rápidamente, casarla con un hombre bastante poderoso y mayor que ella y mandarla lejos de Seúl. En mi caso, mi padre no tenía planes para casarme con nadie, pero, sabiendo que había tenido ofertas para ir a tocar en el extranjero y que siempre las había rechazado por miedo a lo que me pasara, decidió aceptarlas y mandarme a Osaka. He estado de un lado para otro desde entonces. He tenido alguna cosa, pero nunca me he querido atar porque no quería que me pasara nada como lo que me pasó con Yuqi. Y nosotras deberíamos hacer lo mismo. Por mucho que me encantaría besarte, no podemos hacerlo. Yo me iré en unas semanas y tú te irás para casarte. Te olvidarás rápidamente de mí. ¿Para qué complicar las cosas con algo que ya no recordarás en unos meses? - Miyeon se acercó más a mí.
- Entiendo por lo que has pasado. Yo nunca he tenido ninguna relación con nadie, principalmente porque mis padres siempre me han tenido en una burbuja de la que no podía escapar. Ni he podido escapar nunca. Pero, precisamente porque esto no es para siempre y sabemos que nos olvidaremos, podemos tratar esto como una aventura más de las tuyas. Si has podido en el pasado, ¿por qué no ahora? No tiene porqué enterarse nadie.
- Eres mi amiga y no quiero que tengas problemas por mi culpa. - Miyeon sonrió y acercó su rostro al mío.
- No te preocupes por mí. Nadie va a enterarse de esto. - y, mirando a todos lados para ver que no había nadie, me besó.
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Una mujer en llamas - MIMIN
Fanfic#MIMIN ALTERNATIVE UNIVERSE / FANFIC Kim Minnie es contratada para darle clases de piano a la joven Cho Miyeon, prometida de un noble japonés. Pero, por el camino, no solo se formará una gran amistad, sino un vínculo demasiado especial entre ellas. ...