Roca Volcánica

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"Tu vida es valiosa y ha sido otorgada por tus padres. Por favor piensa en ellos, en tus hermanos, en tus hijos. Busca ayuda y no atravieses éste lugar sólo".

"Habla con nosotros, no te preocupes por nada; 0555-22-0110".

"Hay más salidas, te lo prometemos".

"¿Es el dinero? Siempre hay otras alternativas, aunque pienses lo contrario".

"En cuanto veas esto te pedimos que te tomes un minuto para meditar lo que vas a hacer. No hay vuelta atrás y de seguro tu familia y amigos se preocuparán por ti".

"Hay personas que te quieren y te esperan en casa, no los abandones así".

"Nuestro número de servicio estará las 24 horas a tu disponibilidad, habla con nosotros, podemos ayudarte".

Aferrado a las orejas de su mochila amarilla caminaba sin rumbo alguno, ignorando olímpicamente los letreros de ayuda que aparecían frente a él cada cuantos metros.

Veía cómo sus botas rojas se llenaban de barro y suciedad mientras más avanzaba, mientras seguía con ese recio pensamiento de perderse entre la frondosidad de ese inmenso bosque y suicidarse violentamente con la soga que llevaba en la mochila.

Siguió caminando, mirando los inútiles carteles con palabras vacías y encontrándose en su camino con montones de hilos de diferentes colores, largos y gruesos, guiando a los desconocidos y algunos guardabosques a sus tumbas; lugares lúgubres y húmedos del bosque, donde las personas se colgaban o intoxicaban para que su cuerpo se pudriera y se cayera en partes, volviendo nuevamente a la tierra.

Paró al lado de un árbol y reposó su mano sobre este, recobrando el aliento perdido.

¿Qué mierda estaba haciendo?

Entonces sus ojos no pudieron evitar soltar algunas lágrimas de tristeza, pensando en todos esos años de humillaciones, de maltratos, de golpes, todo ello proporcionado por sus "compañeros" de clase. ¿Por qué le hacían eso a él? Un alma tan débil y frágil.

Lloró aún más fuerte cuando recordó todo aquello que tuvo que soportar por un vano intento de ser reconocido y aceptado por los demás, ¿pero qué recibió? Nada, absolutamente. Sólo más golpes, que cada día iban siendo más insoportables.

Las cicatrices hechas por acciones o palabras que se encontraban grotescamente marcadas en su alma ya no había forma de borrarlas, existirían ahí para siempre y eso era algo que Izuku sabía con certeza. Entonces, ¿Por qué seguir? Se preguntaba constantemente.

Bien entendía que la carga era pesada ya a sus jóvenes 16 años; con una madre enferma, un padre que jamás conoció, compañeros de escuela agresivos y una vida de mierda...

No, no sería capaz de soportar más peso sobre sus débiles hombros, por ello había decidido eliminar el problema desde la raíz.

 Trató de limpiarse las imparables lágrimas con la manga de su suéter verde mientras seguía sollozando. Maldecía a todos aquellos que lo obligaban a hacer esa mierda, porque la verdad era que él no quería morir, pero la desesperación, el ahogo, la desilusión, el pesimismo, todo ello lo obligaba a tomar esa mierda de decisión, la cual veía ahora como única opción.

Sí, quería vivir, pero no de esa manera.

Siguió caminando aún con un poco de lágrimas atrapadas en sus ojos, dirigiéndose a lo que sería la parte más espesa del bosque, queriendo no saber nada más de nadie y terminar de una vez por todas con su suplicio.

***

D E S A P A R E C I D O

¿Has visto a éste chico?

¿Has visto a éste chico?

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IZUKU MIDORIYA

Edad: 16

Estatura: 1,66 cm

Apariencia: Cabello y ojos de color verde, pecas, cicatrices en el brazo derecho.

Última vez visto con un suéter verde, zapatos rojos y una mochila amarilla, entre la prefectura de Yamanashi y la de Shizuoka, en la roca volcánica Aokigahara.

Si tiene alguna información favor de comunicarse a este número; xxxxxxxxxxx.

D E S A P A R E C I D O

Mar de Árboles [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora