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Desde que despertó todo iba mal, incluso peor a como estaba antes de ir al bosque.

Desde que despertó había sentido dolor, mucho y en muchas partes, pero en otras no, se sintió nervioso en cuanto lo supo, pero quiso esperar a la opinión de un profesional.

En cuanto llegó evaluó el feo moretón que tenía alrededor de su cuello, después auscultó su corazón y sus pulmones dando el visto bueno. Lo tétrico ocurrió cuando revisó sus extremidades.

—Bien, ahora quiero que toques tu nariz con el dedo índice.

El peliverde levantó el brazo hacia su rostro, pero antes de poder pensar en tocar su nariz había golpeado su cara con su brazo. Tembló, no podía controlar sus brazos de ninguna manera.

—Olvídalo, todavía no es el momento. —El doctor le sonrió amablemente aunque sus ojos manifestaban algo más oscuro. —Intenta tomar este lápiz.

Del bolsillo de su bata el agradable hombre sacó un bolígrafo color vino tinto y se lo extendió con una suave y agradable sonrisa.

Izuku no tenía muchas ganas de sonreír, pero el gesto del doctor calmó un poco sus nervios.

—No creo ser capaz.

El doctor dejó caer sus hombros, pero sin dejar de extender el bolígrafo.

—No lo sabrás si no lo intentas. 

El brazo de Izuku se convulsionó un poco en cuanto lo levantó, pero pudo controlar bien el movimiento. O al menos eso pensó hasta que su brazo dejó de obedecerlo y al tratar de tomar el objeto golpeó la mano del otro hombre con fuerza.

El bolígrafo cayó y con ello la sonrisa del hombre mayor.

—Bueno, supongo que eso es todo.

Izuku, quien miraba su mano como si no fuera parte de él volteó a mirar al otro.

—¿Qué? —Murmuró.

El hombre se levantó de la silla y recogió el lapicero del suelo para guardarlo en su bolsillo de nuevo. Suspiró y volteó a ver a Izuku, ya no había una mirada amable o una sonrisa gentil, sólo había frialdad.

—Es todo. —Se acercó a la mesa adyacente para recoger su maleta y guardar su bata, estetoscopio, termómetro y gafas. 

Izuku parpadeó sin comprender, tosió un poco nervioso y gesticuló una mueca parecida a una sonrisa.

—¿No debería... mandarme ejercicios, tratar de que recupere la habilidad motriz?

El doctor cerró el maletín y lo miró como si estuviera sugiriendo tonterías.

El pecho de Izuku se apretó.

—¿Para qué? —El doctor relamió sus labios y pareció pensar detalladamente lo que estaba a punto de decir. —No es que no quiera ayudarte, quiero. Pero tengo la leve sospecha de que en cuanto estés mejor volverás aquí. —El hombre mayor colgó su maleta sobre su hombro, y al estar en la puerta murmuró. —No quiero... No puedo ayudar a alguien como tú.

Cerró la puerta con suavidad y se fue.

***

Si ven algún tipo de error ortográfico me encantaría que me lo informaran, gracias <3.

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⏰ Última actualización: Oct 16, 2024 ⏰

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