CAPITULO 8

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Una gran nube de fuego se aproximaba a Gia con fiereza cuando de repente algo golpeó su ventana. Se levantó desorientada, aún era de noche, debía quedar un rato aún para el amanecer, incluso su pájaro parecía querer dormir un rato más pero aún así este había abierto los ojos y la miraba adormilado, entonces algo volvió a sonar, venía de la ventana así que Gia se levantó temblorosa hacia la ventana, no se veía que había tras las cortinas pero Gia ya estaba preparándose y buscando cualquier salida si algo se torcía, el pájaro también estaba tenso.
Abrió rápidamente la cortina preparada para cualquier enfrentamiento y entonces se encontró con una gran sombra que hacía señas a alguien fuera, Gia estuvo a punto de gritar cuando la sombra se giró, era Kenay.
Esta arrugó la mirada tras un largo suspiro de alivio, preguntándose qué hacia allí Kenay.
Abrió la puerta de la ventana y lo miró interrogativa.
- A mí esto me parece una estupidez, probablemente como a tí pero Shira se ha encabezonado, así que vístete y baja - no parecía nada cómodo en aquella situación pero Gia no iba a vestirse ni bajar a ningún lado si no le daba una verdadera explicación.
- Explícate - le pidió Gia, este resopló impaciente.
- Mira, no puedo explicarte nada ¿vale?, Se supone que es una sorpresa y Shira me ha pedido que venga a por ti así que por los dioses vístete y baja, a poder ser, algo que no te importe mojar - señaló serio.
Gia no estaba convencida pero Kenay no parecía mentirle así que fue a buscar algo de ropa y cuando estaba a punto de vestirse se giró.
- ¿Acaso no vas a darte la vuelta? - pregunto Gia tan incómoda como Kenay.
Este dándose cuenta se giró rápidamente, aún así Gia se vistió lo más rápido que pudo.
Una vez lista se preguntó como saldrían de allí sin que sus padres se dieran cuenta.
- Saltaremos por el balcón, hay una enredadera que llega hasta el suelo, es fácil de escalar.
Gia no lo creyó al principio pero cuando vio a este bajando por la enredadera de la que le había hablado se quedó impresionada pues a excepción de sus padres, era Kenay el que siempre le decía que no hiciera estupideces y siempre estuviera acompañada y desde luego, escapar de casa en mitad de la noche era una completa estupidez.
Antes de comenzar aquel descenso, Gia miró la jaula de su pájaro, que la miraba interrogativo, probablemente no estaba entendiendo nada, al igual que ella, entonces decidió abrir la jaula y dejar que volara libre por el reino, fue un impulso pero algo le decía que volvería, después comenzó a bajar, estaba recién levantada así que le costó un poco más bajar por aquella enredadera pero no era la primera vez que escapaba de aquella manera de un edificio.
- Vaya, alguien parece tener experiencia en esto - bromeó Kenay al verla bajar con cierta agilidad.
- Si, muchos años en el instituto Welstec - fue lo único que dijo provocando una media sonrisa en el chico.
Andaron solos unos minutos hasta que unos metros más lejos se encontraron a Shira y Kelz quienes los esperaban.
- Por fin - celebró Shira en un susurro.
- ¿Qué es todo esto? - susurro Gia sin entender nada.
- ¿Pensabas que tú cumpleaños se quedaría así?, Son tus 18 Gia y esta tarde no terminó como debería - respondió Shira.
Gia se disponía a preguntar que tenían pensado cuando Shira volvió a hablar.
- No preguntes a donde vamos, es una sorpresa - Gia apretó los labios pues Shira sabía que Gia se ponía muy nerviosa con las sorpresas y siempre quería descubrirlas cuanto antes.

Andaron hasta llegar al puente que separaba el reino del bosque, Gia estaba muy extrañada pero confiaba en todos ellos, sobre todo sabiendo que Kenay estaba allí y ya lo había visto defendiéndose.
Al cruzar el puente giraron a la izquierda, donde estaba el bosque y siguieron un pequeño camino de tierra que atravesaba el bosque, llegaron, entonces, a un pequeño muro de piedra que se podía atravesar por una pequeña cueva en la que había que agacharse para llegar al otro extremo y entonces llegaron a un lugar hermoso. Se trataba de una poza profunda rodeado por todo aquel muro de piedra, por lo que lo mejor era salir y entrar por aquella cueva pero lo que más llamó la atención de Gia no fueron las grandes flores que rodeaban toda la poza, la cascada que caía por encima de aquel muro de piedra o sus aguas cristalinas sino que el fondo brillaba como si se tratase de luces artificiales con tonos azules y morados.
- Son unas algas las que hacen brillar el fondo pero solo se iluminan por la noche - le explicó Kelz al ver la mirada de maravilla de Gia.
Entonces alguien se acercó por detrás.
- Felicidades Gia - dijo Shira cogiéndola por los hombros y mirándola sonriente.
- Todo el mundo conoce la poza de la luna pero no suele haber mucha gente aquí.
- Si, por eso no deberías venir sola - soltó Kenay provocando que tanto su primo cómo Shira pusieran los ojos en blanco pero Gia lo ignoró, en aquel momento toda su atención estaba únicamente en aquella mágica poza hasta que escuchó un fuerte chapuzón, se trataba de Kelz, quien no había tardado en quitarse la ropa y tirarse al agua, segundos después Shira también estaba en el agua así que Gia no lo pensó mucho más, se quitó la ropa dejándola junto a la de los demás y entonces se zambulló.
Permaneció unos segundos bajo el agua y abrió los ojos, todas aquellas algas la iluminaban por completo mientras se balanceaban debido a la corriente del agua, entonces salió del agua encontrándose con Shira y Kelz nadando juntos. Se unió a ellos comenzando una guerra de agua. Descubrió que Kelz era más fuerte de lo que aparentaba pese a que era bastante alto, su fuerza había estado escondida hasta aquel momento cuando conseguía cogerlas en brazos a ambas y luego tirarlas casi sin esforzarse mucho. Por otro lado Kenay no parecía tener la intención de meterse y desde una roca alta los miraba como si de un perro guardián se tratara hasta que su primo lo atacó por detrás y sin dejar que se desvistiera lo tiró al agua, cuando salió del agua no parecía tener cara de muchos amigos pero entonces un chorro de agua le dio por completo en la cara, de nuevo, había sido su primo. Gia temió que este se cabreara y se marchara pero en su lugar, levantó una ceja y sonrió, se quedó un momento callado hasta que el agua comenzó a moverse y luego a ascender y ascender hasta que una gran columna de agua se colocó frente a ellos y entonces cayó sobre todos menos Kenay. Cuando salieron Gia no comprendía que había pasado hasta que vió que las manos y ojos de Shira brillaban un poco a la vez que otra columna de agua amenazaba con caer sobre Kenay y comprendió que tanto bruja como mago habían comenzado una batalla de agua a otro nivel.
- Así no vale, nosotros no podemos hacer nada contra eso - se quejó Kelz provocando la risa de Gia.
Shira le sonrió y dejó caer la columna de agua sobre Kenay mientras se dirigía a Kelz para abrazarlo, aunque en el último momento Kenay logró parar aquel ataque escondiéndose tras un escudo mágico, era interesante como el chico lograba calmarse con la mera presencia de su primo, como si con el se sintiera lo suficientemente seguro como para ser el.

La dama de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora