Capítulo seis.
Y ahí estaba el mago, mirando un auto a toda velocidad yendo hacia una pobre chica que no sabía si se iba a salvar de ese brutal choque.
Suspiró intentando recordar cómo se había enterrado en ese embrollo de mentiras y estrés justificado.
La memoria de Ramiro lo transportó semanas atrás, en casa de Naomi.
Dormía en el sillón cuando una voz susurrante lo despertó. Sentía frío, mucho frío. Su piel estaba de gallina cuando se levantó de ese sofá. Buscó con la mirada de dónde provenía la voz... Una voz furiosa y triste al mismo tiempo que repetía su nombre una y otra vez haciendolo sentir culpable por actos pasados.
Salió rápido buscando a Naomi, el cielo era índigo y rosa por el pronto amanecer que se acercaba. Caminó por la ciudad hasta llegar al parque donde los jóvenes se reunían. El árbol se veía seco. Sin ninguna hoja.
Las luces de la noche lo hacían ver dorado y negro, como si estuviera dividido a la mitad.-¿Nee nee? -Susurró mirando a la chica sentada dandole la espalda mientras miraba el árbol.
-¿Por qué nunca dijiste nada...? -Murmuró por lo bajo y Ram inclinó la cabeza.- ¿¡Por qué nunca dijiste nada!?
-No sé de qué estás hablando... -Tartamudeó el muchacho y quedó pasmado al ver a Nao haciendo flotar una pequeña piedra en sus manos.- Nee... Vámonos... Hay que regresar, debes dormir...
La cabeza de la de pelo naranja giró despacio mostrando una masa oscura y líquida chorrear por sus ojos, repitiendo una y otra vez la pregunta. Haciéndolo sentir peor que la escoria.
-¿¡NO CREES QUE MERECÍA SABERLO!? ¿¡EH!? -Se levantó acercándose despacio.- ¡CONFIÉ EN TI! ¿¡POR QUÉ SIEMPRE SOY LA ÚLTIMA EN SABER TODO!?
Alexander retrocedió viendo el árbol moverse mientras piedras flotaban. Las ramas se estiraban al rededor de él mientras ella movía su mano con ira. Picos de piedra le cerraron el paso cuando Ram intentó escapar. Se giró a ver a su amiga casi completamente consumida en sombras.
Se miraron mutuamente, los ojos del morocho reflejaban miedo, miedo que se consumía entre arrepentimiento y culpa. Los de la menor solo reflejaban odio. Un odio puro e inconsumible que no se había visto hacía siglos.
-Solo debías ser sincero... -Susurró Naomi en un último aliento antes de lanzar las piedras flotantes contra el mago.
Despertó de golpe ahogando un grito que fue calmado por Nao, la cual estaba despierta y se acercó rápidamente al verlo alterado.
Estaba en el sillón de la casa. Destapado, lo que explicaba el frio que sentía, se quedó mirando a la de ojos verdes y se puso la mano en la cabeza. Se replanteó lo que vió... La manera en que la masa negra caía de los ojos oscurecidos de la joven. Tocó su rostro y suspiró aliviado al solo sentir las mejillas suaves de su amiga.
-Shhh... Estoy aquí... -Dijo ella agarrando su mano y acomodándolo en el sillón. Lo tapó y se quedó junto a él mimando su cabello.
-¿Qué haces aquí...? Deberías estar dormida... -Susurró el mago mirándola aún tratando de asimilar el sueño que había tenido.
-Estaba dormida soñando que estaba de vacaciones y una grieta se abrió... Estabas agonizando, te veías asustado y me preocupé... -susurró mirándolo.- Sabes lo que sucede con nuestros sueños cuando estamos cerca... No pude pasar la brecha, lo siento.
-Descuida... -suspiró.- Debo irme... Tengo que hablar con la Diosa... -Se sentó pero la chica lo frenó.- Nee, por favor... Debo ir...
ESTÁS LEYENDO
El Guión
FantasíaPocos mundanos podemos ver la magia, solo algunos podemos descifrar a las cuatro grandes razas que habitan la tierra junto a nosotros. ¿Qué? ¿Creían que la tierra solo abarcaba el océano y los continentes poblados de humanos poco inteligentes que no...