Cap. 14: Pronus Persica
No puedo dejar de caer, el sentimiento entre las sombras satinadas me absorbe
La sangre sacra, el rito que me deja sin aliento, y sin embargo quiero más
No, tu cuerpo, no eres tú el que ocasiona el sufrimiento irracional
Tan iguales pero no sonreíste hoy como la noche anterior
.*.
El emperador esperando la llegada del castaño, curioseando por doquier, sin resistirse, algo terciopelo llamó su atención, entre las ropas del súbdito, circular y llamativo, colores vivos, entre sus manos aquello que desde el primer momento llamó su atención, ligeramente le limpio, había permanecido tres días entre las ropas del castaño, no había tierra ni polvo que remover, una mueca extraña y su mandíbula se abrió exageradamente, el tacto con la dulce pulpa, un ligero toque ácido todo tan nuevo y maravilloso, inclusive su olor, aquel fruto desprendido era incomparable con ningún otro aroma.
Tan absortos en degustar aquel fruto que ni notó cuando un castaño con el cabello completamente húmedo se adentraba a la habitación.
— ¿Qué haces Ling? — Cuestionó el castaño a su compañero que le daba la espalda, el emperador inmediatamente se viró y le sonrió — Lo había olvidado por completo, seguro esta ahora demasiado maduro.
— ¿No quieres? — ofreció de su hallazgo.
— No cómelo tú, yo antes ya había comido, a mi padre le encantaban.
— No puedo hacer eso, anda, prueba un poco— El brazo estirado, y el tentador aroma le hicieron aceptar. Wei mordió exactamente en el mismo lugar que el emperador una y otra vez, primero Ling, luego Wei, compartiendo el fruto, los dos satisfechos, se sonrieron y de nuevo un beso, el sabor del melocotón invadiendo sus paladares se intensifico, un rito extraño, de pronto sensaciones distintas...
— Wei... te quiero...
— Yo también Ling... tú eres lo que yo más quiero...
Lo que yo más quiero...
.*.
Lo que yo más quiero...
Cuando estaba más que resignado, cuando creyó no volver a verle, cuando se había dejado vencer, cuando todo estaba perdido, Yi sintió esa extraña sensación en el pecho... el lazo con el maldito nunca se debilitaba, nunca se rompía, hasta el día de la muerte, la maldición y el maldito siempre unidos. Yi y Wei por siempre enlazados.
La misma luz celeste de ya algunos días, entre todos los espejos uno tenía un brillo especial imperceptible para otro que no fuera Yi, porque Wei lo había dicho... porque Wei involuntaria mente le estaba llamando, de nuevo su caminar lento y seguro llamó la atención de Qin~he quien, poco a poco fue testigo de cómo el antiguo Yi desaparecía, ahora de nuevo con ese color de piel vivo, con esos ojos negros atrayentes y sobretodo con ese ondulado cabello castaño.
— Encontré el espejo correcto — Ojos llenos de lágrimas, él frente al espejo que reflejaba el beso que le hacía arder en celos, del otro lado Wei y su hermoso emperador — Hasta nunca... Qin~he
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Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|
RomanceUna leyenda de la dinastía Zhou, hacia el año 500, habla de: Un emperador, un súbdito y un melocotón.